Una parte de las medidas generalizadas para prevenir la propagación de COVID-19 ha sido el cierre temporal de las escuelas. En el Reino Unido, han estado cerradas desde marzo, pero recientemente el gobierno ha anunciado planes para la reapertura gradual de las escuelas en Inglaterra a partir del 1 de junio. Esto ha provocado fuertes críticas por parte de algunas autoridades locales, sindicatos docentes y directores, llevando a estos gobiernos a tomar distintos enfoques: Escocia, Gales e Irlanda del Norte.
Uno de los argumentos del gobierno para reabrir las escuelas es la protección de los niños “vulnerables”. Su preocupación se basa en que si los niños vulnerables están en casa, corren un riesgo mayor de abuso o negligencia infantil. Si están fuera de la escuela, según su argumento, el personal de la escuela tiene poca o nula oportunidad de detectar el abuso e intervenir para tratar de proteger a los niños.
La paradoja de estar en casa
Hay evidencia de que el maltrato infantil podría haber aumentado durante la pandemia. Las llamadas a la línea de ayuda de la Sociedad Nacional para la Prevención de Crueldad contra los Niños han aumentado en casi un 20%, y las llamadas al proveedor de couselling Childline se han multiplicado cinco veces más.
Algún aumento podría ser anticipado, dado que los niños vulnerables ahora pasan más tiempo con sus padres, y los padres son responsables de una proporción sustancial del maltrato infantil. El riesgo puede ser mayor debido a que los padres están bajo estrés adicional, y aquellos padres que ahora tienen sus propios problemas, no pueden estar recibiendo el apoyo social o psicológico que necesitan. Además, los niños pasarán casi inevitablemente más tiempo en internet, lo que puede aumentar su riesgo de sufrir acoso y explotación sexual en línea.
Sin embargo, aunque los padres pueden enfrentar nuevas presiones, también puede ser que los padres se encuentren menos estresados y que sean más capaces de cuidar a sus hijos. Por ejemplo, pueden estar en casa cuidando a sus propios padres. Si hay dos padres en el hogar pueden compartir otras responsabilidades y el cuidado de sus hijos también.
Mientras que los padres menos estresados pueden evitar el abuso y negligencia de los niños, el abuso sexual infantil específicamente ocurrirá con menos frecuencia. Esto ocurre a menudo en el hogar o alrededor de él, y requiere confidencialidad. Ahora que hay más personas en el hogar, los niños estarán bajo una mayor supervisión, por lo que las oportunidades de tener niños vulnerables solo se reducirán significativamente.
Las escuelas también tienen problemas
Debemos reconocer que las escuelas, en contraste con la implicación del argumento del gobierno para su reapertura, no siempre son lugares seguros para los niños. La Encuesta de Delitos para Inglaterra y Gales encontró que el 17% de los niños entre 11 y 15 años habían sido abusados. Los niños que ya son vulnerables son significativamente más propensos a sufrir bullying, lo que significa, que, irónicamente, pueden estar más seguros si pasan más tiempo en casa.
Por supuesto, los niños también corren el riesgo de ser abusados por otros niños y por los adultos que deberían cuidarlos, no solo en las escuelas, sino también en otros lugares como clubes juveniles, organizaciones deportivas e instituciones religiosas, todo lo que está cerrado actualmente. Existe evidencia anecdótica de que otras formas de victimización infantil han disminuido en la pandemia: como la explotación de parte de las pandillas al hacer que los niños trafiquen drogas en áreas rurales y el crimen callejero.
Los adultos también enfrentan riesgos
Si bien la evidencia de un mayor riesgo de abuso infantil durante la cuarentena es equívoca, el otro problema social que se pone de relieve es más grave: la violencia doméstica. Las mujeres que viven con abusadores ahora son mucho más vulnerables. El sitio web de la Línea Nacional de Ayuda contra el Abuso Doméstico ha visto un aumento del tráfico del 156%, mientras que la Policía Metropolitana ha emitido un 24% más de cargos y advertencias por abuso doméstico durante el período de cuarentena. El Comisionado de las Víctimas para Inglaterra y Gales advirtió sobre un “tsunami” de informes de abuso doméstico a la policía cuando la cuarentena finalice.
El abuso doméstico entre parejas también representa una grave amenaza para los niños en la familia, pues se estima que uno de cada siete niños menores de 18 años, que representa un 14%, “habrán vivido con violencia doméstica en algún momento de su infancia”. Ser testigo de tal violencia puede tener efectos devastadores en el desarrollo psicosocial de los niños.
Los riesgos potenciales extensos y graves, y los daños reales que enfrentan las mujeres y los niños vulnerables no pueden ser exagerados. Pero la evidencia demuestra que el argumento para reabrir las escuelas, basado en el abuso infantil, es simplista, y esa línea de pensamiento no nos ayudará si persiste después de que termine el cierre.
Más allá de la crisis actual, aún quedan dos preguntas sin resolver: Si aceptamos que los niños vulnerables están más seguros en la escuela, entonces, ¿qué les sucede fuera del día escolar, durante las tardes o en el fin de semana? Si la vida hogareña de los niños es un lugar de tan alto riesgo, ¿por qué las autoridades y la sociedad permiten más ampliamente que los niños vulnerables permanezcan con sus familias? Para ofrecer una verdadera protección a los niños, debemos responder estas preguntas incómodas, en lugar de ocultarlas debajo de la alfombra.
Escrito por: Stephen Khan
Traducción del inglés por Alanissis Flores