Las fuertes lluvias favorecen la reproducción, por otro lado, se espera una segunda ola de langostas durante la próxima cosecha
El Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), QU Dongyu, dijo hoy que se han logrado importantes avances en la lucha contra el aumento de las plagas de langosta del desierto (Schistocerca gregaria) en África Oriental y Yemen. Sin embargo, subrayó que es necesario tomar más medidas para evitar una crisis de seguridad alimentaria, ya que la actual estación lluviosa no sólo proporciona medios de subsistencia a los agricultores y pastores, sino también condiciones favorables para que las langostas se reproduzcan.
Al dar a conocer el informe de la FAO sobre los progresos realizados en la campaña de lucha contra la langosta en África oriental y Yemen, el Director General señaló que el organismo de las Naciones Unidas había continuado sus operaciones de vigilancia y control a pesar de las limitaciones derivadas de COVID-19 y otros problemas.
Las estimaciones preliminares del organismo de las Naciones Unidas indican que se han ahorrado 720.000 toneladas de cereales, suficientes para alimentar a cinco millones de personas al año en diez países, previniendo la propagación de la langosta del desierto y el daño a muchas más hectáreas. Adicionalmente, unos 350 000 hogares rurales adicionales se han salvado de la angustia.
«Nuestros logros han sido significativos; pero la batalla es larga y aún no ha terminado», dijo Qu. «Más personas corren el riesgo de perder sus medios de vida y de ser víctimas de un empeoramiento en la seguridad alimentaria en los próximos meses».
Si bien las franjas de tierra tratada están ahora relativamente libres de esta voraz plaga, la primera oleada de enjambres se ha reproducido ya y una segunda oleada de langostas pasará de la etapa de jóvenes a la de adultos jóvenes en junio, alzando el vuelo en un momento crítico en que muchos agricultores de África oriental se preparan para cosechar sus cultivos.
Se considera que la langosta del desierto es la plaga migratoria más destructiva del mundo y un solo enjambre que cubra un kilómetro cuadrado puede contener hasta 80 millones de langostas. El llamado que la FAO ha hecho contra la langosta del desierto, lanzado en enero, abarca ahora diez países: Djibouti, Eritrea, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán del Sur, Sudán, Uganda, Tanzania y Yemen.
El actual aumento es particularmente alarmante en la región de África oriental en general, ya que las previsiones publicadas recientemente en el Informe Mundial sobre las Crisis Alimentarias indican que más de 25 millones de personas se enfrentarán a una aguda inseguridad alimentaria en la región, en la segunda mitad del 2020. En Yemen, donde las langostas se han estado reproduciendo en zonas interiores de difícil acceso, alrededor de 17 millones de personas ya padecen una grave inseguridad alimentaria. Pero esas estimaciones se hicieron antes del impacto de la COVID-19 en una región donde la inseguridad alimentaria es aguda.
«Podemos y debemos proteger a la población vulnerable de los efectos que las múltiples crisis traen consigo: conflictos, extremos climáticos, langostas del desierto y COVID-19, que amenazan con causar un nuevo y dramático deterioro de su seguridad alimentaria» dijo Qu. «Para ello, debemos intensificar aún más nuestros esfuerzos y centrarnos no sólo en los controles sino en el apoyo a los medios de subsistencia de los agricultores y pastores para que puedan salir adelante con éxito».
Según el informe, desde que la FAO lanzó su respuesta ante la plaga de la langosta del desierto en enero, su ayuda ha aportado 130 millones de dólares. Sin embargo, su inversión se ha concentrado en actividades de lucha contra la plaga de langostas y aun así se necesita mucho más apoyo para las actividades de apoyo a los medios de subsistencia.
Qu agradeció a los dirigentes políticos de los países afectados por sus esfuerzos para movilizar personal y recursos y por colaborar juntamente con la FAO en el diseño, la supervisión y la ejecución de las operaciones de lucha contra esta plaga.
Si bien las operaciones de control y vigilancia de esta especie están dirigidas por los gobiernos nacionales, la FAO presta un apoyo fundamental en forma de plaguicidas, bioplaguicidas, equipos, aviones y capacitaciones.
En lo que va del año, se han controlado más de 365.000 hectáreas en los diez países abarcados por el aporte de la FAO.
Si bien los gobiernos siguen ampliando sus esfuerzos por controlar el actual repunte con el apoyo de la FAO, las condiciones siguen siendo muy favorables para la reproducción de langostas lo cual requerirá esfuerzos continuos y amplificados geográficamente. Se prevé que en la versión revisada de la ayuda que se lanzará en las próximas semanas, se buscarán también recursos para la República Islámica de Irán y Pakistán, que también se están ocupando de las infestaciones de langostas, y para ampliar las actividades de acondicionamiento en la región del Sahel, que también podría verse afectada.
La vigilancia, la previsión y la lucha contra la langosta del desierto constituyen el núcleo del mandato de la FAO. Su Servicio de Información sobre la Langosta del Desierto ha estado en funcionamiento durante casi 50 años. La presencia bien instalada de la FAO sobre el terreno, su capacidad para vincular a las autoridades de diferentes países y sus conocimientos especializados en materia de gestión y pronóstico de la langosta del desierto la convierten en un agente fundamental para responder a brotes como el que afecta actualmente a África oriental y a la zona del Mar Rojo.
Traducción del inglés por Silene Fuentes