Entrevista de Oleg Yasinsky (Pressenza) con la periodista cubana Jessica Dominguez Delgado*

Mientras casi todo el mundo, parte del mismo sistema capitalista, empieza a reconocer una profunda crisis social y su incapacidad orgánica de enfrentar bien la lucha contra el COVID-19, ¿qué pasa en Cuba? ¿Cómo se enfrenta la pandemia desde un modelo de salud tan diferente?

En Cuba el primer caso de Covid-19 se detecta el 11 de marzo, un turista italiano procedente de Lombardía. En ese momento empiezan a activarse todas las alarmas, todavía con cierta cautela.

Como el sistema de salud es público, gratuito y universal pues el gobierno se hace responsable en todos los ámbitos de controlar la pandemia y de garantizar atención médica a la totalidad de los pacientes. Según cifras oficiales, hay disponibles para atender la enfermedad 3.468 camas de hospitalización y 477 camas de terapia intensiva, además se han dispuesto hospitales y centros de aislamiento para personas enfermas y sospechosas. El Ministerio de Salud Pública transmite información oficial diariamente actualizando el número de nuevos casos y fallecidos entre otros elementos, pues el Estado es la única fuente de datos.

Hasta el 24 de mayo se contabilizaba en el país 94.060 pruebas PCR realizadas para un total acumulado de 1.941 casos y 82 fallecidos.

Sin embargo, para enfrentar la pandemia no se puede mirar solo del lado del sistema de salud que ha desarrollado su propio protocolo de tratamiento, es riguroso en la atención de los casos y cuyo personal sanitario en la primera línea hace esfuerzos cotidianos por evitar la propagación. Es importante, para entender la situación actual en el país, un grupo de acciones, en todos los órdenes higiénico-sanitario, social, político, económico e institucional que coadyuvan a controlar la Covid-19.

El día 20 de marzo comparecen las principales autoridades en televisión nacional e informan las primeras medidas generales. Desde entonces se contabilizan casi 180 medidas anunciadas algunas con carácter nacional y otras local. Pero no se ha decretado estado de emergencia ni cuarentena general en el país.

El cierre de fronteras desde el día 24 de marzo, la suspensión de las actividades docentes, culturales, deportivas y religiosas, la protección de núcleos familiares con bajos ingresos; así como la garantía salarial al 100 % durante el primer mes y el 60 % en los meses siguientes para trabajadores estatales que vean interrumpidas sus actividades laborales y exonerar del pago de impuestos a trabajadores por cuenta propia en paro laboral; son algunas de las que mayor impacto social han tenido.

Actores de la sociedad civil han desarrollado iniciativas individuales como confeccionar mascarillas, articulaciones entre emprendedores para distribuir alimentos a personas vulnerables o reinventar pequeños negocios privados.

También se ha reforzado la labor policial en las calles para garantizar el orden público y el cumplimiento de lo establecido; porque si bien en este momento ha habido acciones sociales muy positivas también permanecen las ilegalidades en un contexto de escasez y mayores necesidades.

Entre el 27 de marzo y el 30 de abril fueron sancionadas 503 personas en el país por propagación de epidemias, desobediencia, resistencia, desacato y acaparamiento en 418 juicios dijo recientemente el presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo Popular.

En sentido general, la gestión de la crisis se considera favorable. Ha habido algunas medidas que limitan derechos como la libertad de movimiento, de reunión, de expresión, y también otras que dejan un acumulado social y político. Por ejemplo, en la gestión y coordinación entre gobierno nacional y autoridades locales, en posibles soluciones económicas desde los distintos actores sociales, en nuevas formas de organización del trabajo o en las acciones para impulsar el comercio electrónico. Incluso, algunas de las decisiones corresponden a antiguas demandas de la ciudadanía.

¿Cuáles han sido los principales tratamientos? Se habla mucho de Interferón, el medicamento cubano que parece ser uno de los más eficientes para tratar el coronavirus. Además, fue de los primeros que se utilizaron para enfrentar la reciente pandemia. Luego la prensa casi dejó de mencionarlo. ¿Cual es su historia? ¿Se sigue utilizando en Cuba?

Pareciera, luego de más de 70 días de enfrenamiento a la Covid-19, que la situación está controlada y relativamente cerca el regreso a la “normalidad”. Esta última semana se reporta el menor número de casos desde que comenzara la enfermedad y solo 2 fallecidos. La Habana sigue siendo el territorio más difícil, pero ya hay varias zonas del país que desde hace más de 14 días no tiene nuevos casos.

El Ministerio de Salud Pública estableció un Protocolo de actuación nacional para la Covid-19 que define como prioridad la prevención y el control de la enfermedad.

Y que determinó los pasos a seguir desde la comunidad, donde se realiza la pesquisa activa para clasificar los casos, dar tratamiento a grupos vulnerables y seguir a los contactos y altas de los casos confirmados.

Se estableció que todas las personas sospechosas o contactos de casos confirmados se trasladen a centros de aislamiento con atención médica creados para este fin. También se decidió emplear Biomodulina T –medicamento cubano con resultados comprobados en el aumento de las defensas– en las personas mayores de 60 años que permanecen en hogares de ancianos; y administrar el medicamento homeopático PrevengHo-Vir a toda la población de forma gratuita.

A todos los sospechosos se le realizan PCR para confirmar el diagnóstico.

Con respecto a los tratamientos utilizados, a los sospechosos se les suministra Interferón alfa 2b, Oseltamivir —inhibidor selectivo de las neurominidasas del virus de la gripe— y Azitromicina. Los pacientes de alto riesgo, además, se tratan con Kaletra –antirretroviral utilizado contra el VIH– y Cloroquina —fármaco de probada efectividad contra la malaria. Además, se utiliza plasma de pacientes recuperados de la Covid–19.

Sobre el Interferón, que tantos cuestionamientos ha generado, es un producto terapéutico para tratar la enfermedad y no una vacuna. Es un medicamento que suple las deficiencias de interferón que ocasiona el Sars-Cov-2 y fortalece el sistema inmunológico. Es un medicamento estrella de la biotecnología cubana cuya primera formulación se obtuvo en el año 1981 y que hoy se produce en varios lugares del mundo.

Sobre este asunto el periodista cubano Enrique Torres explica que: “A inicios de febrero, en medio de la avalancha informativa que acompaña la progresión de la Covid-19, se hizo viral la noticia de que un medicamento cubano se utilizaba en China para “curar” la enfermedad. Esta noción ha generado falsas expectativas. (…) La elección del Interferón Alfa 2b Humano Recombinante —comercializado bajo el nombre de Heberon Alfa R— por parte de la Comisión Nacional de Salud de China responde a la efectividad probada del medicamento ante virus similares al nuevo coronavirus, pero no es una “cura” aclaró el presidente de BioCubaFarma. Además,  Marta Ayala, vicepresidenta del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), de Cubarecordó que, en 2002, durante el brote de SARS (síndrome respiratorio agudo severo), y en 2012 ante el MERS (síndrome respiratorio grave asociado al Medio Oriente), se utilizaron interferones para prevenir el contagio y tratar a las personas infectadas. Los científicos coinciden en que no se trata de una cura, pero que el fármaco podría resultar efectivo en el tratamiento de la Covid-19, sobre todo en fases tempranas de la enfermedad.”

En Cuba, además del Interferón las autoridades han explicado que se emplean 15 productos de producción nacional y tres importados en los pacientes de mayor complejidad.

Los médicos consideran que resulta exitoso tratar a los pacientes, incluso antes de confirmar el diagnóstico para ganar días y fortalecer el sistema inmunológico.

Luego del alta médica las personas deben permanecer en casa por 14 días en aislamiento y con supervisión médica.

Además, se están realizando estudios de población en varias localidades del país a partir de una tecnología (SUMA) de diagnóstico nacional. Este estudio permite detectar casos asintomáticos de la Covid-19.

Es importante decir, que como en todo el mundo, los científicos cubanos también están en la búsqueda de encontrar una vacuna o un tratamiento definitivo a la enfermedad y ya en el país hay dos ensayos clínicos en curso con este objetivo.

Es conocida la labor de las brigadas médicas cubanas. La prensa internacional habla mucho de que en estas semanas salieron a trabajar a varios países afectados. ¿Qué me puedes decir al respecto?

Con una experiencia acumulada en la colaboración médica internacional de manera sostenida y ante situaciones de desastres y epidemias, las autoridades cubanas han expresado la voluntad y disposición de ampliar los servicios médicos en la actual circunstancia internacional.

Hasta el momento ya hay 25 brigadas médicas que son parte del contingente Henry Reeve ante graves epidemias y desastres en todo el mundo, que se suman a las 59 brigadas médicas que ya laboraban en distintos rincones, casi siempre en lugares de difícil acceso y poca asistencia médica.

Fue creado en 2005 por idea de Fidel Castro, luego del azote del huracán Katrina por los territorios de Mississippi, Alabama y Loussiana, en los Estados Unidos, con la intención de ayudar a los damnificados. Nunca llegó pues el gobierno norteamericano no dio su permiso.

En este contexto, la contribución de los médicos, enfermeros y técnicos cubanos en el mundo responde a solicitudes de los países por la tensa situación de sus sistemas de salud y por la experiencia cubana. Quienes parten, dejando a su familia, sin saber la fecha de regreso, aún a riesgo de contraer la enfermedad se merecen el aplauso y el reconocimiento generoso de todas las personas, no solo de las que ayudan a salvar.

Conociendo la compleja situación con el combustible, los alimentos, productos de aseo y medicamentos en la isla ¿cómo se maneja el tema ahora?

Cuba, antes de la Covid-19, ya estaba en una crisis económica. El acceso al combustible, los alimentos, productos de aseo y medicamentos de forma general era muy difícil. Ahora es muchas veces peor.

Con los centros comerciales más grandes cerrados para evitar la concentración de personas, los mercados que comercializaban productos en moneda nacional a precios más accesibles también cerraron y en las tiendas abiertas solo funcionan los departamentos de aseo y mercado de modo que conseguir cualquier producto es una verdadera odisea, comparable con el regreso a Ítaca, donde se necesitan unas tres o cuatro horas de promedio en una cola para poder entrar a acceder a algún producto necesario.

A partir de la “libreta de abastecimiento” se puede acceder a un mínimo de productos necesarios: arroz, azúcar, aceite, sal, huevos y alguna proteína, distribuidos equitativamente a las familias. Mecanismo vigente en Cuba desde hace muchos años y que en este contexto sirve para que llegue a la gran mayoría los alimentos básicos. Pero que no se ha empelado más extensamente porque según ha explicado el presidente, no hay insumos suficientes de algunos productos para repartir a toda la población.

Entonces, Cuba ante la Covid-19, es el país de las colas. Cuando el aislamiento social está decretado para todos, este parece ser el único espacio de socialización, vida social y necesidad permitido para ocupar los días, aún a riesgo de la salud.

Supongo que las nuevas medidas del bloqueo económico norteamericano perjudican más a la gente común en Cuba ante esta situación. ¿Podrías poner algunos ejemplos de cómo les afecta?

El bloqueo norteamericano existe, y durante la administración de Donald Trump ha aumentado su intensidad contra Cuba. En los últimos meses ha dificultado la llegada de combustible, sobre todo al impedir la entrada de buques en puertos nacionales, impide el acceso a productos de fabricación norteamericana en el mundo y dificulta particularmente el acceso a medicamentos.

Recientemente, puedo poner como ejemplo los obstáculos puestos a la empresa China Alibaba, que transportaba una donación de medicinas de ese país a Cuba y que tuvo que buscar soluciones creativas para llegar al país.

También ha restringido los envíos de dineros desde otros países a Cuba. La empresa Wester Union sólo puede operar desde Estados Unidos y canceló sus operaciones a Cuba desde otras naciones, lo que dificulta mucho la economía familiar pues muchas familias dependen de ayudas del exterior

El tema del bloqueo es un tema nuestro de siempre, no sólo de la época de Covid que nos afecta en lo cotidiano, a todos. Pero tampoco es causa de todos los problemas de Cuba. La realidad es más compleja. También se usa mucho como excusa para justificar la ineficiencia o mala gestión. Y también es algo que siempre incentivó la creatividad colectiva como nuestra manera de resistir.

¿Con la pandemia en qué cambió la vida cotidiana de los cubanos y qué cosas siguen igual? Una importantísima parte de la vida de los cubanos transcurre normalmente puertas afuera, en una constante sociabilización con los vecinos, compañeros y transeúntes casuales. Cuesta mucho imaginar La Habana vacía. ¿Cómo podrías describir el ambiente y los ánimos en Cuba en estos tiempos raros? ¿En qué cambió la vida cotidiana de los cubanos y qué cosas siguen igual?

En Cuba, como en muchos lugares del mundo, las avenidas se ven desoladas, vacías, ya no circula ningún turista en la calle, ni se ven niños jugando en las aceras, ni se oyen los gritos de los tradicionales juegos de dominó en las calles. El concurrido malecón habanero lleva más de dos meses desierto y la vida en general ha pasado a una dimensión virtual, en la medida de lo posible, porque el acceso a Internet es limitado y caro.

Todo ello con excepción de las colas: en los alrededores de las tiendas, bancos y puestos de comercio agrícola pareciera que no hay coronavirus en la isla. Las imágenes descontextualizadas pudieran dar la impresión de una marcha revolucionaria, pero esta vez el agente movilizador es un pedazo de pollo o un paquete de detergente.

Solo la mascarilla (también llamada nasobuco), un accesorio que promete perdurar en la escena mundial y un tanto anacrónico para el calor caribeño, delata que se trata de Cuba, después de la Covid-19. Por lo demás, pareciera que la vida continúa igual.

 

*Jessica Dominguez Delgado es graduada de la Universidad de La Habana en 2014, ha colaborado con varios medios de comunicación y actualmente es editora de el Toque, una revista independiente que lleva un servicio de información sobre la COVID-19. Sus principales temas de análisis son sobre política nacional y se especializa en periodismo de datos.