Por Luis Eduardo Manotas
Para efectos de este manuscrito se elaboraron varios indicadores epidemiológicos con datos estadísticos oficiales que reposan en los dominios https://www.datos.gov.co/login del gobierno nacional de Colombia y https://coronavirus.jhu.edu/us-map de la Universidad de Johns Hopkins, disponibles para el público. Estos indicadores nos permiten inferir sobre la capacidad de respuesta de la población general, del Sistema Sanitario, y de la institucionalidad de los diferentes países, y por ende no debe sorprender cualquier interpretación distinta a la del gobierno nacional.
Al día de hoy se escucha decir “se aplano la curva”, lo cual dista del verdadero comportamiento del SARS-CoV-2/COVID-19 en Colombia por las siguientes razones: en primer lugar la curva referida por el gobierno nacional es producto de un modelo matemático que amerita insumos propios de la región para que se puedan transpolar en esta, insumos que no teníamos al inicio de la pandemia; ahora podemos decir que ya tenemos insumos pese a las deficiencias existentes del Sistema Sanitario Colombiano, principalmente en cuanto a la identificación de los portadores asintomáticos del SARS-CoV-2 en el país y la capacitación del manejo terapéutico de los casos de COVID-19.
Al día 27 de abril del 2020 teníamos tasa de letalidad del 4,77 % (Figura1) por encima de Costa Rica 0,86%, Chile 1,41%, Uruguay 2,47%, Ecuador 2,53%, Perú 2,64%, El salvador 2,68%, Panama 2,85%, Guatemala 3,0%, Venezuela 3,07%, Paraguay 3,94, Cuba 3,94 y República Dominicana 4,25%.
Estos datos nos permiten inferir que los países que al parecer controlan mejor la pandemia son Costa Rica, Chile y Uruguay. De hecho, que si tomamos en su conjunto la mortalidad del COVID-19 en América Latina resulta ligeramente inferior que la de China y Estados Unidos, que curiosamente presentan tasas muy similares. En otro contexto si analizamos los casos acumulados del COVID-19 en Colombia se evidencia un incremento sostenido del número de casos reportados, lo cual dista del referido aplanamiento de la curva por el gobierno nacional (Figura 2). No obstante, si analizamos los fallecidos, versus el factor de riesgo de contagio y tasa de letalidad, el panorama epidemiológico es otro, de conformidad a los resultados de las medidas adoptadas por el gobierno nacional se logró disminuir en más del 65% el riesgo de contagioso, lo que significa retrasar y contener el ciclo de transmisión de la enfermedad, independientemente de la constancia de los casos nuevos y la mortalidad.
La exposición y la probabilidad de contagio del SARS-CoV-2 en Colombia sin discusión alguna como se refirió anteriormente se redujo significativamente de la cifra oficial de contagio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2,5 a 0,8 (Figura 3), lo que se traducirá en menos casos nuevos; de hecho, que aunado al esfuerzo de la comunidad general de seguir las medidas sanitarias, distanciamiento social y confinamiento, que en una pequeña proporción están infringiendo lo dispuesto en el Plan Nacional de Control (PNC) COVID-19.
El indicador de la tasa de letalidad y número de fallecidos refleja entre otras una deficiencia del Sistema Sanitario dado que la tasa de letalidad sigue en aumento y el número de fallecidos se mantiene; lo cual amerita una reflexión profunda de los protocolos terapéuticos de los pacientes críticos, con el propósito de generar un consenso general de manejo del paciente crítico con COVID-19; si bien no todos superaran esta fase crítica, el objetivo es evitar la siniestralidad de la enfermedad y mantener una tasa de letalidad por debajo de las cifras estándares.
No se pueden desescalar las medidas para reducir significativamente el riesgo de contagio adoptados por el gobierno nacional sin dirigir los esfuerzos al ámbito de la atención curativa y rehabilitadora, por lo cual es necesario aislar los casos sospechosos y confirmados de COVID-19, conocer su trazabilidad, testear a la población general con las pruebas rápidas, fortalecer el sistema de vigilancia epidemiológica, fomentar un proceso de gestión de la información resultante, educación permanente del personal de salud, control de fronteras y programar el des escalonamiento de la Cuarentena de manera estratégica, de tal manera que el sano, regrese sano a su vivienda; so pena de vivir una recrudescencia del ciclo de transmisión del SARS-CoV-2/COVID-19.