por Daniel Ferreyra*
Al menos un tercio de la población mundial está aislándose para intentar contener el contagio del coronavirus. Eso significa que miles de millones de personas tuvimos que cambiar en las últimas semanas nuestros hábitos de una manera, más o menos drástica. Y muchos nos hacemos la misma pregunta: ¿Hasta cuándo estaremos así?
Vamos a hablar de tres posibles vías de salida para esta pandemia, y de cuánto tiempo podría pasar antes de volver a la normalidad. Según los expertos consultados por la BBC, esencialmente hay 3 vías para salir de este lío: encontrar una vacuna, desarrollar inmunidad colectiva de manera natural, o cambiar permanente como sociedad para convivir con el virus. Estas 3 vías que no son excluyentes entre sí, reducirían la capacidad de propagación de la COVID-19. Pero, como vamos a ver, ninguna es inmediata. Vamos con la primera:
Encontrar una vacuna
Conseguir una vacuna sería la manera más rápida de inmunizar a la mayoría de la población. A largo plazo, el objetivo de las vacunas es conseguir, de una manera, digamos que, artificial, lo que se conoce como inmunidad colectiva o inmunidad de rebaño. Cuando esto sucede, no es que el virus desaparezca, sino que ya no puede causar brotes masivos porque las personas vacunadas funcionan como cortafuego, e impiden que el virus llegue a quienes no están protegidos.
Ahora, aquí vienen los desafíos del coronavirus; si bien es cierto que la investigación de una vacuna se está desarrollando a una velocidad sin precedentes, es un virus todavía muy nuevo y muy desconocido. Los cálculos más optimistas estiman que se tardarán entre 12 y 18 meses en tener lista una vacuna, o sea, no antes del 2021. Y después, habría que hacer una inmunización masiva a escala mundial, así que esto no va a suceder de la noche a la mañana.
Vamos ahora con el segundo escenario; si no hay vacunas, podría buscarse esa inmunidad de grupo de una manera natural
Inmunidad natural
La idea en este caso sería gestionar el contagio de la enfermedad para que suceda paulatinamente. Sin colapsar los servicios de salud, y siempre protegiendo a la población más vulnerable, como los ancianos y los enfermos crónicos. Esta es la estrategia que Reino Unido consideró al principio de la crisis, pero luego abandonó, esencialmente porque no es algo que se consiga a corto plazo. En medio de una epidemia cuando los hospitales están desbordados y no hay suficientes camas de cuidados intensivos, el costo en vidas de una estrategia así es altísimo. Pero según los expertos consultados por la BBC, este seguiría siendo un escenario viable a largo plazo.
Una vez que la aparición de nuevos casos de coronavirus se ralentiza pasado el pico de la epidemia, se pueden levantar parcialmente las restricciones por un tiempo, hasta que los casos vuelvan a aumentar, y se necesite otra ronda de medidas de aislamiento más estrictas. Así varias veces. Con la esperanza que con el tiempo haya tanta gente que ya se contagió y se recuperó de la enfermedad, que el virus tendría dificultades para encontrar personas susceptibles a las que infectar. Y así se cortaría la transmisión. Pero claro, esto también tiene sus problemas: 1) Lograrlo llevaría como mínimo dos años, o sea que ya nos ponemos como muy pronto a mediados del 2022. Y otro es que todavía no está claro cuánto tiempo podría durar esa inmunidad. Por ejemplo, otros coronavirus que nos causan síntomas parecidos a los del resfriado común, generan en nuestro cuerpo una respuesta inmunológica muy débil. Así que, la gente puede contagiarse con el mismo virus varias veces durante su vida. Vamos ahora con la tercera estrategia que es cambiar para convivir con la transmisión del coronavirus.
Cambios sociales permanentes
Implica que como sociedad adoptemos cambios permanentes en nuestro comportamiento, que nos permitan mantener un nivel bajo de transmisión. Estos cambios podrían ser: mantener algunas de las normas de distanciamiento social que ya hemos adoptado, y tomar medidas rigurosas de detección temprana y de aislamiento de pacientes infectados para poder identificar a la mínima, cualquier brote posible. Así los países tendrían capacidad para lidiar con cierto nivel bajo de contagios, antes de tener que declarar la alerta, o reintroducir medidas drásticas como la cuarentena. Por otra parte, desarrollar medicamentos que puedan tratar con éxito una infección por COVID-19 ayudaría en cualquiera de los escenarios que ya comentamos, porque así la enfermedad sería menos mortal, y se reduciría la presión sobre las unidades de cuidados intensivos.
Está claro que la estrategia actual de aislamiento que tantos países han puesto en marcha no es sostenible a largo plazo, porque el daño social y económico será catastrófico. Pero claro, si se levantan las medidas de distanciamiento social antes de tiempo, podrían volver a dispararse los casos.
Se vienen tiempos donde seguramente todos revisaremos nuestras vidas, lo mejor que podemos hacer es, en primer lugar, intentar mantener la calma, si bien para varios sectores que están sumergidos en la pobreza, no es una tarea fácil. Porque también los tiempos económicos serán nuevos, y la Argentina no está libre de los Mercados.
* Daniel Ferreyra es miembro de la Asociación de Empleados de Farmacia e integra el Partido Humanista de Vicente López en la Provincia de Buenos Aires.