En la última encuesta de Pulso Ciudadano publicada recientemente, el diputado Tomás Hirsch irrumpió inesperadamente como presidenciable, entre uno de los 10 nombres que los encuestados mencionaron espontáneamente.
Hace casi 15 años, en medio de un Chile polarizado por el binominal, la figura de Tomás Hirsch sorprendió con su candidatura presidencial. Histórico militante humanista, Hirsch se presentó en esa oportunidad como el candidato único de la izquierda, aglutinada en la coalición que se llamó Juntos Podemos.
Esa candidatura marcó un hito para la izquierda chilena, pues fue la primera vez que un progresista era capaz de debatir en igualdad de condiciones con los candidatos del duopolio. Su discurso moderno pero demoledor – caracterizado por una crítica profunda al modelo, pero comprensible para la gente – mostró que era posible superar los moldes clásicos de la izquierda. Sin duda esta candidatura trazó el sendero por el cual, años después, transitaría el progresismo chileno. En esa oportunidad por primera vez millones de chilenos vieron por televisión proponer una Asamblea Constituyente para redactar una nueva Constitución, terminar con las AFPs y exigir educación gratuita. Todas demandas que años después movilizarían a millones de personas.
El año pasado, el estallido social que comenzó el 18 de octubre, no solo pulverizó las figuras tradicionales de la política sino también al naciente y hasta entonces atractivo Frente Amplio, coalición que se había transformado en la esperanza de lo nuevo y que en las últimas elecciones parlamentarias eligiera una veintena de parlamentarios, entre ellos al parlamentario humanista.
Cuando se produce el desborde social y millones de personas salen a las calles y plazas exigiendo una nueva institucionalidad, el Frente Amplio se encuentra totalmente cooptado y casi manipulado por el duopolio. Así fue como el apoyo ciudadano que tenían los jóvenes líderes de Frente Amplio prácticamente se desplomó, aunque hubo algunos diputados y partidos que se resistieron a seguir ese juego y sin cálculo terminaron renunciando al Frente Amplio, entre los cuales estaba el diputado humanista.
Tomás Hirsch se ha caracterizado por un estilo parlamentario de mucho trabajo y responsabilidad, alejado de esa perniciosa farándula política capaz de hacer cualquier bobería con tal de ganar un segundo de televisión. En sus dos años de ejercicio legislativo ha mostrado la continuidad histórica del proyecto humanista que alguna vez encabezó la fallecida Diputada Laura Rodríguez, con más de una cincuentena los proyectos de ley que ha presentado o patrocinado, fundamentalmente en el área del empoderamiento ciudadano, políticas para los sin casa y las libertades cívicas. Por otro lado, su labor fiscalizadora es impresionante, ha sido protagonista de recursos judiciales y acusaciones constitucionales en contra del Presidente de la República, la Corte Suprema, el Fiscal Nacional y varios Ministros de Estado. Sus discursos en el hemiciclo son esperados y circulan viralmente por redes sociales, pues develan con fina, pero caustica ironía, todas las contradicciones de la clase gobernante.
Quizás lo más singular de esta diputación humanista, es que fue electa en un distrito que representa el bastión de la derecha más dura. Hay cinco parlamentarios piñeristas, ninguno de la Nueva Mayoría y… Hirsch. En este distrito, la diputación ciudadana, como al equipo humanista le gusta llamarse, ha mostrado un sostenido e incansable trabajo territorial que va desde la defensa de pobladores desalojados, al apoyo a los comités de viviendas, la denuncia de los voraces megaproyectos inmobiliarios que perjudican a la clase media, la lucha por los Derechos Humanos y la Memoria, los conflictos ambientales, que son solo algunos ejemplos de la presencia permanente que mantiene el parlamentario en los conflictos locales.
En un momento de gran incertidumbre, en el que la política tradicional se agotó y quiénes ofrecían una nueva alternativa decepcionaron, la larga trayectoria de coherencia de Tomás Hirsch, su estilo sobrio y responsable para ejercer su labor legislativa y un trabajo territorial sostenido en el tiempo, pareciera estar mostrando una luz en la oscuridad para quienes buscan una nueva política desde la izquierda y el progresismo. “… No es el momento de hablar de elecciones, ahora estamos legislando para garantizar los derechos fundamentales y que todas las personas tengan lo necesario para poder sobrevivir de buena manera a esta pandemia”, ha dicho Hirsch a varios medios de prensa que le han consultado por esta sorpresiva irrupción en las encuestas sobre la carrera presidencial.
Y tales palabras lo reflejan muy bien. Está mirando hacia dónde se encamina el proceso social y sabe que los próximos meses están llenos de incertidumbre y, peor aún, de mucho sufrimiento humano. Y es cierto porque nadie puede anticipar lo que viene. Estamos en medio de una pandemia que está cambiando el planeta y, de paso, también está modificando el mapa político chileno.