ReHuNo Salud pone en marcha una serie de artículos para divulgar prácticas simples que se pueden hacer en casa. El propósito es avanzar en el estudio de uno mismo en esta situación excepcional que estamos viviendo. Los ejercicios, basados en la psicología del Nuevo Humanismo, están pensados para que las personas que los practican puedan experimentar bienestar y paz.
Si hay algo en lo que podemos ponernos de acuerdo respecto al coronavirus es que él nos acerca a algunas situaciones bastante interesantes y desafiadoras. En todas las corrientes meditativas se sugiere buscar el silencio, la calma, el vacío de acciones y vivir el presente para poder empezar un camino de autoconocimiento.
El distanciamiento social nos pone en presencia de ese desafío, estar más tiempo con nosotros mismos, con poca actividad hacia fuera y no menos importante, el enfrentamiento a los temas más difíciles para el ser humano: el temor a la enfermedad, a la soledad y a la muerte.
Como en toda crisis hay siempre una oportunidad, queremos invitarles a experimentar prácticas que pueden ayudar a producir cambios favorables a pesar de las condiciones aparentemente desfavorables.
Iremos publicando pequeños ejercicios que sirven para sentirse de otra manera, tomar contacto con tu interior de forma más positiva y aprender a superar el sufrimiento que viene de nuestros pensamiento y sentimientos.
El primer ejercicio es una relajación completa que se puede practicar a diario solo o con personas de tu familia y/o conectados por internet.
Prácticas de Relajación
Las prácticas de relajación llevan a la disminución de las tensiones musculares externas, internas y mentales. Como consecuencia de esto, permiten el alivio de la fatiga y el aumento de la concentración y facilitan el rendimiento en las actividades cotidianas.
Relax físico externo
Les proponemos estudiar las formas de relajar el cuerpo. Antes de comenzar con esta práctica, que es la base de todas las otras, es necesario conocer los puntos de mayor tensión del cuerpo.
¿Qué puntos tiene usted ahora en tensión? Observe su cuerpo y descubra esos puntos tensos. ¿Tal vez el cuello? ¿Tal vez los hombros? ¿Algunos músculos del pecho, o del vientre? Para aflojar esos puntos de permanente tensión debe, antes que nada, comenzar a observarlos.
Observe ahora su pecho, observe su vientre, observe su nuca, observe también sus hombros, y allí donde encuentre tensión muscular, no intente aflojarla, sino, auméntela. Es decir, tense aún más los músculos que están tensos.
Ponga más fuerza en el cuello, más fuerza en los hombros, más fuerza en los músculos del pecho, del vientre. Allí donde encuentre tensión, comience por aumentarla fuertemente; pasados unos pocos segundos, afloje súbitamente la tensión que excedió.
Pruebe una, dos, tres veces. Tense fuertemente los puntos de tensión y al cabo de un breve tiempo, aflójelos súbitamente. Ha aprendido con esto, la forma de relajar los músculos más tensos, y lo ha logrado haciendo algo contrario a lo que suponía, es decir, tensando aún más para luego aflojar. Una vez que domine esta técnica, usted continúa por sentir simétricamente las partes de su cuerpo. Comienza a sentir su cabeza, el cuero cabelludo, los músculos faciales, la mandíbula. Luego va sintiendo los dos ojos al mismo tiempo, las dos partes de su nariz.
Luego atiende a la comisura de los labios, a sus dos mejillas, y baja, mentalmente, por ambos lados de su cuello y al mismo tiempo. Se va fijando en sus dos hombros; después, poco a poco, va descendiendo por sus brazos, los antebrazos y las manos, hasta que todas estas partes vayan quedando completamente flojas, bien relajadas.
Vuelva a su cabeza y realice el mismo ejercicio. Pero ahora va a bajar por delante de su cuerpo, por sus dos músculos pectorales. Luego hacia el abdomen, va bajando simétricamente por delante como siguiendo dos líneas imaginarias. Llega al bajo vientre y ahí donde termina el tronco de su cuerpo, ahí debe dejar todo completamente bien relajado.
Ahora retrocede de nuevo. Sube a su cabeza mentalmente, pero esta vez comienza a bajar por la nuca. Ahora va bajando por dos líneas de la nuca, simétricamente. Al mismo tiempo, desciende por dos líneas de su espalda, por su omóplato hacia abajo, cubriendo toda su espalda, llegando a las partes últimas de su cuerpo. Sigue por sus dos piernas, a lo largo de ellas, llegando hasta la punta de los pies.
Al finalizar este ejercicio y cuando lo tenga dominado, deberá experimentar una buena relajación muscular externa.
Relax físico interno
Nuevamente toma usted su cabeza como referencia. Ahora siente sus ojos, siente fuertemente los globos oculares, los músculos que rodean ambos ojos. Ahora está sintiendo sus dos ojos por dentro al mismo tiempo. Va experimentando la sensación interna y simétrica de ambos ojos, yendo hacia el interior de ellos, relajándolos, relajándolos totalmente. Ahora cae hacia dentro de su cabeza… se deja deslizar al interior y va relajando completamente. Sigue como cayendo por un tubo hacia los pulmones, va sintiendo simétricamente los pulmones por dentro y los va relajando. Luego sigue bajando internamente por su abdomen, relajando todas sus tensiones; sigue bajando internamente, aflojando por dentro, por su bajo vientre en profundidad, hasta la terminación de su tronco, dejando todo en perfecto relax.
Relax mental
Practique nuevamente la lección número dos y preocúpese por no detenerse en un punto más que en otro. Repita, tratando de dar más velocidad a los desplazamientos internos, sin perder profundidad. Si cree dominar los ejercicios, dispóngase a avanzar.
En esta lección número tres trabajaremos el relax mental.
Sienta nuevamente su cabeza. Ahí está el cuero cabelludo, más abajo el cráneo.
Comience por sentir su cerebro por dentro.
Sienta su cerebro como si estuviera tenso. Vaya aflojando esa tensión hacia adentro de su cerebro y hacia abajo, como si fuera descendiendo la relajación.
Concéntrese. Vaya bajando la tensión, como si la parte superior de su cerebro se fuera haciendo cada vez más suave, agradable. Siempre bajando, bajando hacia el centro de su cerebro, más abajo del centro, mucho más abajo, cada vez algo más algodonoso, más suave, más tibio.
Repita este ejercicio varias veces hasta comprender que progresivamente lo va dominando.
Extraído del libro Autoliberación de Luis Alberto Ammann.
Video sobre el relax externo, interno y mental.