Israel Alegre es referente de la comunidad Nam Qom de Formosa. El pasado domingo 19, cuando comenzaba la Semana de los Pueblos Indígenas, hizo circular entre sus hermanos un breve mensaje de audio, en que les proponía reflexionar sobre sus derechos.
En una charla posterior amplió los conceptos que compartimos aquí.
“Cuando analizamos los 526 años pasados, no ha cambiado prácticamente nada”, comienza.
En una enumeración rápida recorre la historia. Los primeros años de exterminio, la constitución del Estado argentino, las campañas del desierto de Rosas y de Roca, la permanente apropiación de las tierras y más tarde, la sanción de diversas leyes y las reformas constitucionales.
«Todos los cambios que conseguimos fueron gracias a nuestros líderes, que luchaban para que se sancionaran leyes que reconocieran nuestros derechos. En eso Formosa fue una de las provincias pioneras. En 1984, en la vuelta de la democracia, se crea la Ley Integral del Aborigen. Y gracias a esa ley, en el artículo 18 se crea el Instituto de Comunidades Aborígenes (ICA) para apoyar el desarrollo de los pueblos indígenas en todas las áreas: educación, tierra, agricultura, ganadería, trabajo, vivienda. Pero hoy, a 35 años de su vigencia, nos damos cuenta de que en lugar de que nosotros seamos los beneficiarios, son otros los que salieron beneficiados con esa ley.»
Las leyes nacionales
«En el año 89 fue sancionada la 23302¹ y a través de ella se crea el INAI. Ya tiene 31 años de vigencia y todavía no disfrutamos la fuerza de esa ley, que también los hermanos lucharon para que se sancionara. Y después en el 94, gracias a nuestros líderes que trabajaron como constituyentes de pasillo en Santa Fe, se logró consagrar los derechos de los pueblos indígenas en la Constitución. Ahí, en el artículo. 75, inciso 17 “se reconoce la preexistencia de los pueblos indígenas”. Pero todavía hoy, no podemos disfrutar del fruto de esta palabra.
Es como si te instalan una cañería de agua en tu casa pero el grifo está cerrado y vos no sabés si el agua es dulce o salada, si es limpia o sucia. Igual pasa con nuestros derechos. ¿Por qué hasta el día de la fecha nosotros no podemos disfrutar la fuerza de nuestros derechos?
Por eso el 19 quise hablar a mis hermanos, porque el viernes vinieron las máquinas a mi comunidad e hicieron limpieza, apertura de calles, y me indignó porque nos igualan con un niño. Cuando un niño está llorando le das un chupetín, un caramelo y se olvida de eso que le pasa. Es igual con nosotros. Ellos vienen a hacer eso o vienen a cocinar para nosotros y es para que nos olvidemos y no reclamemos nuestros derechos. Esa es la realidad.»
–¿Por qué decís que otros se han beneficiado con la ley?
«Claro porque el presidente del INAI, por ejemplo, es designado por el Poder Ejecutivo. Entonces después puede decir ‘A mí no me interesa lo que ustedes digan. A mí me designó el presidente, ustedes no me designaron’. Si nosotros cuestionamos, nos pueden decir eso. Esa es una de las realidades, pero si nosotros lo elegimos, posiblemente el Poder Ejecutivo refrendaría nuestra elección, la decisión de los pueblos indígenas. Y si es designado por nosotros, tiene que trabajar por nuestros pueblos.»
Reclamos y derechos
«Durante mucho tiempo nuestra lucha apuntaba al relevamiento, o a la ley de propiedad comunitaria, por ejemplo, pero dejamos de reflexionar sobre nuestros derechos. Tenemos que analizar qué es lo que está pasando. ¿Por qué en estos 25 años desde la reforma del 94 todavía seguimos así? Fijate, por ejemplo. El INAI creó el Registro de comunidades indígenas (Renaci) a través de la resolución 4811, la misma por la que son reconocidas nuestras autoridades. Sin embargo ese registro de nuestras organizaciones y autoridades no está reconocido como ley ¡y nosotros sabemos que una ley tiene más fuerza que una resolución! Entonces tenemos las personerías jurídicas comunitarias por una resolución nacional, pero a los gobernadores de cada provincia que entienden de estas cosas, eso no les importa porque no está establecido por ley.
Necesitamos que las leyes se reglamenten y se cumplan. Si la ley se respetara, nosotros no íbamos a estar cortando rutas, porque íbamos a tener educación, por ejemplo, porque nuestros centros de salud iban a tener sus insumos, médicos las 24 horas, ambulancia. No necesitaríamos cortar rutas para pedir nada de eso. Y así con todo.
Si una ordenanza municipal dice que hay que usar casco y llevar el registro para andar en moto, si no cumplís te ponen una multa o te sacan la moto. ¿Y por qué una ley de los pueblos indígenas nunca se cumple? Si uno grita en la calle le hacen un acta de infracción por disturbio, y sin embargo no pasa nada de eso con el artículo 75 inciso 17 de la Constitución, ni con el convenio 169 que Argentina ratificó, o la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas que el gobierno firmó en el 2007, ni con la Declaración de los Estados Americanos sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas…
Yo no soy profesional en la materia, pero la lucha por la causa de mi pueblo me hace ver estas cosas. No se están cumpliendo nuestros derechos.»
Presente y futuro
«Cumplí ya 60 años. Este es mi presente, aquí estoy. Lo que yo no se es mi futuro. No se a cuántos años voy a llegar, no se cuántos años me van a dar, si llego a los 70. No se hasta cuándo voy a vivir, porque yo se que estamos de paso en este mundo donde aprendemos todas estas cosas, pero ¿después?
Yo no reclamo para mí, si no estaría reclamando un trabajo, por ejemplo. Lo que quiero es para las nuevas generaciones, para mis nietos y los hijos de mis nietos.»
*Ley nacional sobre Política Indígena y apoyo a las Comunidades Aborígenes