Por primera vez en la historia nos sentimos tod@s «tocados» y, directa o indirectamente, cada un@ de nosotr@s, por un pequeño virus que no entiende de fronteras, clases sociales o creencias.

Nos encontramos en una encrucijada como especie; no únicamente por este famoso virus sino por los cambios que se vienen produciendo en los últimos tiempos en todos los campos y que la pandemia ha puesto en evidencia.

Tal vez se produzca un “cambio de mirada” tras la pandemia, aunque no sabemos si en la dirección que a algun@s nos gustaría.

¿Giraremos la “mirada” hacia atrás o “miraremos” de un modo nuevo? ¿Seguiremos con la misma forma emocional-mental o abriremos la mente y el corazón a una nueva sensibilidad? ¿Nos haremos conscientes, definitivamente, de que navegamos en un mismo barco?

De lo que no hay duda es que va ganando terreno la percepción de que formamos parte de un gran organismo donde lo que pasa en el otro lado del mundo nos repercute de forma directa y en el que lo más importante es la salud, tanto física como emocional, mental y espiritual. Que es imprescindible la colaboración porque empezamos a ser conscientes, en profundidad, de nuestra dependencia de l@s demás y a sentir como una auténtica necesidad el cuidarnos mutuamente.

Sin embargo, no podemos cerrar los ojos ante la otra gran tendencia: la de buscar chivos expiatorios, fomentar el odio, la cerrazón, echar la culpa al/a l@s otr@s… Propios de personas que no entienden muy bien lo que está pasando a su alrededor y los cambios de toda índole que se están produciendo –y no me refiero sólo a la famosa pandemia- en todos los campos: desde los tecnológicos a las creencias, desde los poblacionales a las relaciones interpersonales… y les invade ese nefasto sentimiento que tantas desgracias ha arrastrado consigo a lo largo de la historia: el miedo.

Como decía Silo*: “En realidad no es el cambio mismo lo que nos preocupa sino la dirección de tales cambios”.

Nos hallamos en un momento crucial para la humanidad.

Antiguamente cuando un Imperio caía otro ocupaba su lugar. Hoy, todo está interconectado y, aunque pareciera que existen modelos diferentes, en realidad sólo hay uno, porque el verdadero poder lo ostenta EL SISTEMA, independientemente de los maquillajes con los que se presentan los supuestos diferentes modelos. Un poder basado en la violencia, competitividad, desigualdad… y que adora al mismo Dios: EL DINERO. Hoy, por lo tanto, no es posible que algo emerja al costado porque formamos parte de un único y mismo Sistema.

Ante este panorama, la encrucijada en la que nos encontramos como especie se agudiza por momentos.

¿Podremos hacer algo más de lo que ya hacemos para ampliar nuestra influencia y para dar un empujón al cambio que tanto necesitamos y deseamos?

¡Ahí nos encontramos!… en la encrucijada.

¿Sabremos optar por el mejor camino?

¡Ojalá sepamos elegir el mejor y más bonito!… para tod@s.

 

*Silo, seudónimo de Mario Luis Rodríguez Cobos -Mendoza (6-1-1938 / 16-9-2010)-, fue un escritor argentino y fundador del Movimiento Humanista y El Mensaje de Silo. Silo.net