Junto al sociólogo Emiliano Terán y la periodista Alina Duarte, nos sumergimos en la realidad de dos países que están viviendo la pandemia del coronavirus de maneras opuestas: Venezuela y Estados Unidos. Sin embargo, la COVID-19 afecta a todos por igual, si el destino de estos dos países también se entrecruzan en las disputas geopolíticas. Enormes entrevistados para comprender las desigualdades y las actitudes de ambos gobiernos.
Además, junto a los editores de Pressenza, recorremos el planeta y sus noticias más destacadas, como cada jueves a las 18 hs por Pichincha UNiversal y las repetidoras ALER, Radio Temblor Internacional y Radio Guiniguada.
Recorrido planetario
MUNDO
El tráfico de especies silvestres es una de las causas del contagio del virus covid-19 de animales a humanos. Según cálculos hechos por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, el combate al tráfico ilegal de especies en el planeta recibe un presupuesto y un apoyo muy inferiores a los necesarios. Solo para 2020 serían necesarios dos billones de dólares.
El tráfico ilegal de especies es una actividad compleja, de dimensiones globales que se anidan con redes locales y que afecta a casi todos los puntos del planeta.
Por ejemplo, algunas especies de reptiles son extraídas en el Asia continental, “lavadas” (justo como se lava el dinero) en el Pacífico sur, de ahí exportadas a México para su manufactura y luego llevados a Europa como productos terminados de lujo.
Para combatir el tráfico de especies, China ya estableció una prohibición temporal del tráfico de animales vivos, lo que muy probablemente tendrá también un impacto en las redes de comercio ilegal. Impedir una nueva pandemia implica no solo prohibir sino, sobre todo, invertir tiempo, dinero y esfuerzo en verdaderamente eliminarlo.
AMÉRICA – PERÚ
En Cusco, un grupo de estudiantes creó una máquina que destruye el coronavirus a base de eucalipto. La eliminación del COVID-19 rompiendo su tensión superficial y la capa grasosa que lleva consigo, dejándolo expuesto para ser destruido, es la base del proyecto elaborado por alumnos de la Escuela Profesional de Ingeniería Ambiental de la Universidad Andina del Cusco, quienes ya pusieron en funcionamiento su invención en el Mercado de Ttio, uno de los más concurridos de la ciudad.
Casi todo el aparato se hizo a partir de materiales reciclados, como una bomba que hallaron en un laboratorio, manómetros en desuso, mangueras usadas, etc. Omar Montalván, estudiante que participa del proyecto, mencionó que se prefirió crear un nuevo desinfectante luego de entrar en contacto con la Organización Mundial de la Salud (OMS) que hace poco estableció que el hipoclorito de sodio (cloro), está causando graves daños a la piel y mucosas de las personas en el proceso de desinfección común. Con el eucalipto esto no ocurre, ya que por el contrario las personas fortalecen sus sistema inmunológico al pasar por la desinfección a través de esta sustancia.
Los universitarios estarían planeando también añadir aceite de pino a su mezcla, refieren que el proceso creativo no ha concluido y que su máquina puede ser mejorada constantemente a través de su uso y verificación de su eficacia.
ASIA
La organización Human Rights Watch advierte que las prácticas comerciales con las que grandes marcas de ropa responden a la crisis generada por la covid-19 están dejando sin trabajo a millones de mujeres en Asia.
Las empresas de ropa europeas y norteamericanas han abandonado e incumplido los contratos con millones de mujeres que trabajan en fábricas o desde sus casas para confeccionar los productos de las empresas en países del sureste de Asia, China e India.
Decenas de marcas de ropa han cancelado pedidos a las fábricas sin asumir su responsabilidad financiera, incluso cuando las trabajadoras ya habían terminado de elaborar sus productos, dice la organización de DDHH.
La pandemia hizo caer en picada las ventas de marcas de ropa y minoristas. Human Rights Watch calcula que fueron despedidas o cesadas temporalmente un millón de trabajadoras en Bangladesh, 70. 000 en Myanmar y 200.000 en Camboya. La organización asegura que algunos grupos lo están haciendo “correctamente”, como Inditex propietaria de las tiendas Zara, la estadounidense Target y la sueca H&M.
MUNDO
El acceso a hormonas, salud mental y seguridad son algunos de los retos diferenciales que plantea la cuarentena para hombres y mujeres transgénero EN TODO EL mundo.
Muchas personas trans viven en la incertidumbre de cómo poder acceder a las hormonas que necesitan para seguir con sus tratamientos de transición.
A la preocupación por la salud, se suma la precariedad económica en la que vive un alto porcentaje de este grupo de población en la mayoría de países. La mayoría trabaja en la economía llamada informal o en la prostitución, y sus ingresos se han reducido debido a la pandemia. Parte de la población trans se enfrentan también a la expulsión de sus lugares de residencia.
Organizaciones que representan a población trans advierten de que las cuarentenas, aislamientos o restricciones de salir de casa no pueden convertirse en un retroceso para el proceso de bienestar que necesita la población trans. La garantía de este bienestar pasa por la articulación de las instituciones que velen por su seguridad y su mínimo vital, pero también por la búsqueda de alternativas que garanticen la salud física y mental en el periodo de confinamiento.
ÁFRICA – LIBIA
La amenaza del coronavirus no frena la escalada de violencia en el país.
En diversos escenarios de conflicto en todo el mundo actores armados han acogido el llamamiento del secretario general de la ONU para decretar un cese el fuego que permita concentrar todos los esfuerzos en la contención del coronavirus.
La interpelación de António Guterres ha tenido eco en latitudes tan diversas como Colombia, Tailandia, Filipinas, Yemen o en varios contextos del África subsahariana, pero no en Libia.
Muy por el contrario, en el país norteafricano se ha observado una intensificación de la violencia. Las partes contendientes parecen estar aprovechando que la atención internacional está centrada en la pandemia para avanzar posiciones y objetivos. Las novedades son alarmantes porque no solo apuntan a una persistencia de ataques y enfrentamientos, sino también de acciones que vulneran el derecho internacional humanitario y que afectan las posibilidades de frenar la enfermedad, como ataques a hospitales y cortes en el suministro de agua potable que estarían afectando a dos millones de personas en la capital, Trípoli.