Por Praveen S. / Brasil de Fato / Traducción de Pressenza
Cuatro mezquitas saqueadas por grupos extremistas en la capital india; el gobierno comienza a pagar la compensación
Coches quemados, mezquitas saqueadas, casas y tiendas destruidas. Las calles del noreste de Nueva Delhi, la capital de la India, conservan el horror de la semana pasada. Entre el 24 de febrero y el 2 de marzo, 49 personas murieron y más de 270 resultaron heridas en enfrentamientos entre grupos de extrema derecha y opositores al Primer Ministro Narendra Modi.
La palabra utilizada por la prensa local para referirse a los acontecimientos en Delhi es riot, que en inglés significa motín, disturbio. La razón de los conflictos es la Enmienda a la Ley de Ciudadanía (CAA) firmada por Modi en diciembre del año pasado. Los activistas dicen que los cambios discriminan a la población musulmana, mientras que los representantes de la ultraderecha salen a las calles para defender la enmienda.
Según los datos oficiales, 92 casas, 57 tiendas, dos escuelas, cuatro fábricas y cuatro sitios religiosos fueron atacados la semana pasada. El departamento de bomberos recibió 250 llamadas de residentes del noreste de Delhi entre el lunes (24) y el viernes (28). El número de coches quemados superó los 200.
La mayoría de las víctimas fatales son hombres jóvenes. La proporción es de cuatro musulmanes asesinados por un hindú.
Reparación
El gobierno de Delhi dice que hará una transferencia de 5.000 rupias – equivalente a 68 dólares de los EE.UU.–, a todos los residentes a los que se les quemaron sus casas. En el caso de las casas con «pérdida total», la cantidad se eleva a unos 3.200 dólares.
Los funcionarios del gobierno local están visitando las zonas afectadas y distribuyendo formularios de «auxilio inmediato» en casos de emergencia. Hasta ahora, se han rellenado unos 70 formularios, que garantizan una reparación equivalente a 320 dólares por familia, una vez comprobado el daño.
Contexto
Las protestas contra la enmienda en Delhi fueron pacíficas hasta el día 24, cuando un miembro del Partido Popular Indio (BJP) –el partido de Modi–, comenzó a fomentar actos de vandalismo contra los manifestantes.
Los grupos extremistas de apoyo al gobierno lanzaron piedras a los activistas bajo la mirada pasiva de la policía, que sólo usó gas lacrimógeno contra los manifestantes anti-CAA.
La postura de las fuerzas de seguridad indignó a los opositores a la enmienda, que respondieron a los ataques. La muerte del policía Ratan Lal por un pedrazo en la cabeza, se considera la mecha de los disturbios que seguirían.
Delhi es el único estado en el que la policía está subordinada al Primer Ministro y no al gobierno local. Para el analista político Gautam Navlakha, este es un elemento central para comprender el saldo de muertes y depredaciones. Según él, los grupos de extrema derecha que apoyan al gobierno de Modi han actuado durante cinco días sin ningún tipo de represión. Las comunidades musulmanas, como siempre, fueron el principal objetivo de la ultraderecha en la India.
«La institución que debe proteger la vida y la libertad de los ciudadanos se ha convertido en una fuerza que negocia con los miembros del partido gobernante y permite a estos sectores cometer actos vandálicos. Esto es lo que está sucediendo en Delhi», dijo Navlakha. «Los ciudadanos se sienten indefensos. No puedes confiar, no puedes llamar a la policía. Si eres un opositor y decides llamarlos, es posible que inventen un fraude para incriminarte».
De los 49 muertos, 47 son civiles y dos son policías. El gobierno central afirma que 903 personas han sido arrestadas y que «cualquier exceso o desvío» de las fuerzas de seguridad será investigado.
Recomenzando
Aun después de tres días sin confrontaciones, la rutina en los barrios más afectados no ha vuelto a la normalidad. En los refugios improvisados para familias que han visto sus hogares destruidos, las mujeres lloran la pérdida de sus hijos. Los ciudadanos con lesiones graves son tratados en el Hospital Guru Teg Bahadur, uno de los más grandes de la capital, con 2.500 camas.
Las calles siguen bloqueadas para los coches en los alrededores de Khureji, Maujpur, Ashok Nagar, Golakpuri y Mustafabad. Para entrar o salir de las estaciones de metro, es necesario informar dónde se vive y cuál es el propósito de la visita.
En total, cuatro lugares de culto para los seguidores de la fe islámica fueron objeto de vandalismo por parte de los extremistas de derecha: las mezquitas de Maulana Baksh y Chand en Ashok Nagar; Jamia Arabia Madinatul Uloom en Golakpuri; y Faroqiya en Mustafabad. Junto a esta última, la Escuela Secundaria Moderna de Arun, que tiene 1.200 estudiantes, también fue atacada. Los vándalos quemaron libros y destruyeron las aulas. El director de la escuela estima una pérdida de 2 millones de rupias, el equivalente a 27.000 dólares.
Las clases en la Escuela Secundaria Moderna de Arun están suspendidas. En las otras escuelas de la región, el semestre escolar comienza a reanudarse esta semana.
En Jafrabad, una de las zonas más afectadas, hindúes y musulmanes marcharon por la paz el domingo pasado (29) pidiendo el fin de los ataques. El presidente del Comité de Protección Civil, Faheem Baig, que convocó la marcha, dijo que «se creó una conspiración para enfrentar a las dos religiones», sin aclarar si el gobierno o los manifestantes son responsables de los disturbios.
NRC y CAA
Varias calles de la capital han sido bloqueadas desde diciembre por manifestantes anti-CAA. Afirman que esta enmienda, al igual que el nuevo Registro Nacional de Ciudadanos (NRC), discrimina a la población musulmana y pretende relegarlos a la condición de inmigrantes ilegales. Los campos de detención han estado operando desde 2019 en el estado de Assam.
Los actos en defensa de la enmienda de la ley de ciudadanía son liderados por el grupo paramilitar Rashtriya Swayamsevak Sangh (RSS), de extrema derecha. El BJP, el partido de Narendra Modi, es uno de los brazos de esta organización ultranacionalista, que pretende «refundar» la India sobre la base de los valores del hinduismo, la religión predominante en el país.
Con las nuevas normas de ciudadanía firmadas en 2019, los musulmanes que no puedan demostrar que han vivido en el país durante más de 11 años ya no se consideran ciudadanos indios. Al mismo tiempo, las reglas se vuelven más indulgentes para las personas de otras religiones. Alrededor del 14% de los indios son musulmanes, mientras que el 80% siguen el hinduismo.
Uno de los pilares de la Constitución de la India de 1950 es el laicismo, es decir, la libertad de creencia y la separación entre la iglesia y el estado. Aliado internacional de Jair Bolsonaro (sin partido), Modi fue el primer Jefe Ejecutivo de la India en firmar un texto que condiciona la ciudadanía a la religión.
El Tribunal Supremo, compuesto en su mayoría por aliados del Primer Ministro, analizó la nueva ley de ciudadanía y consideró que no hay violaciones de la Constitución.
La violencia contra los musulmanes es uno de los sellos de la carrera política de Narendra Modi. Ex ministro principal del estado de Gujarat (extremo occidental de la India), fue acusado de connivencia con la masacre de 790 musulmanes en el estado entre febrero y marzo de 2002. Diez años después fue absuelto por el Tribunal Supremo, proyectándose como una figura pública y asumiendo el cargo de Primer Ministro de la India en 2014.
Modi, que ha sido miembro de la RSS desde su juventud, ha estado pidiendo a los ciudadanos que «cuiden la armonía» entre las diferentes religiones.