Imagen: Pressenza
Una crisis puede ser una oportunidad para pensar a fondo en el futuro. El futuro que queremos es nuestra guía en la acción y nuestro ánimo depende en buena parte de nuestros proyectos.
Miremos al futuro, más allá de esta crisis. Empecemos ya a imaginar el tipo de vida y de valores que nos inspiran y dan fuerza. Consideremos que la vida misma es una construcción.
Somos muchos los que queremos un mundo más humano, esto es: Igualitario, libre y sin violencia. Pero ese mundo es una realidad posible en la medida de nuestra dirección mental y en consecuencia de nuestras acciones y valores.
Si el futuro está cerrado en nuestra visión, nuestro ánimo decae y nuestra acción se bloquea produciendo sufrimiento. El sufrimiento es la señal de que algo no va bien. Reflexionemos sobre este punto.
Somos seres humanos lanzados a la aventura de la vida para aprender de todo lo que vamos viviendo. Vivimos en un medio humano, una comunidad con la que inter-actuamos permanentemente, nuestra acción la influye como ella a nosotros. En esta influencia mutua, ¿qué queremos?
Si queremos que crezca la vida y sus valores de superación del dolor y el sufrimiento, entonces hemos de tratar a los demás desde esa Intención profunda.
Tenemos una crisis a escala planetaria en muchos aspectos, decimos que el sistema es inhumano y violento. Pero, ¿cómo cambiar este sistema? Empezando en cada uno a vivir de otra manera es un principio posible.
Vivir de otra manera será realizable solo si queremos aprender a hacerlo. Y si queremos hacerlo lo haremos. Todos tenemos dentro la llave de la sabiduría necesaria, la fuerza del Intento, la poesía de la vida.
¡No estamos solos! ¡Somos la luz que alumbra las tinieblas! Todos unidos en lo profundo del corazón podemos realizar una nueva realidad, como siempre hizo el ser humano a lo largo de la Historia: Superando lo viejo por lo nuevo.