Mientras gente como el presidente Donald Trump, los republicanos de derecha y los funcionarios del Pentágono – además de muchos liberales – jalonaron el Día de Martin Luther King Jr. con citas y mensajes seleccionados, los progresistas apuntaron a desafiar su lavada narrativa del legado del líder de los derechos civiles con recordatorios detallados de la mordaz crítica de King no sólo al racismo sino también al capitalismo, al militarismo y al imperialismo.

«Hagamos más que honrar y recordar al Dr. King. Seamos fieles a su espíritu revolucionario y a su llamado a una «revolución radical de valores»».

-Sen. Bernie Sanders

Entre los que hablaron preparando la festividad del día lunes estuvo el Rev. Dr. William J. Barber II, quien dijo durante el fin de semana que «en este momento histórico, necesitamos recordar especialmente al verdadero Martin Luther King, porque hay muchas semblanzas falsas que se consienten en la opinión pública».

El verdadero Dr.King, explicó Barber, «se encontró a sí mismo teniendo que enfrentarse a una sociedad a la que amaba tanto que tuvo que criticarla, una sociedad a la que diagnosticó apropiadamente como una enfermedad neurótica y un compromiso infectado con el racismo, la pobreza y el militarismo que estaba destruyendo su alma y desgarrando sus promesas morales así como sus posibilidades».

Como dijo King a la junta de la Conferencia de Liderazgo Cristiano del Sur (SCLC) el 30 de marzo de 1967, «Los males del capitalismo son tan reales como los males del militarismo y los males del racismo».

Sólo unos días después, el 4 de abril de 1967, exactamente un año antes de que King fuera asesinado, pronunció un famoso discurso en la Iglesia de Riverside en Nueva York condenando la guerra de Vietnam. Pidió tanto el fin del «conflicto pesadillesco» como que la nación «sufriera una revolución radical de valores», diciendo en parte:

Una verdadera revolución de valores pondrá la mano en el orden mundial y dirá de la guerra: «Esta forma de resolver las diferencias no es justa». Este negocio de quemar seres humanos con napalm, de llenar los hogares de nuestra nación con huérfanos y viudas, de inyectar drogas envenenadas de odio en las venas de pueblos normalmente humanos, de enviar hombres de regreso desde oscuros y sangrientos campos de batalla, físicamente discapacitados y psicológicamente trastornados, no puede ser reconciliado con la sabiduría, la justicia y el amor.

El periodista Glenn Greenwald señaló a «ese extraordinario discurso» y «cuán completamente se ignora la vehemente defensa antibélica [de King] cuando se conmemora su vida (al igual que sus opiniones económicas)» en una columna de 2013 para The Guardian que compartió en Twitter el lunes. En su columna, Greenwald escribió:

Lo que siempre me pareció más impresionante, más poderoso, del discurso del 4 de abril de King es la conexión que repetidamente hizo entre la violencia americana en el mundo y el carácter de la nación. La guerra sin fin no sólo fue destructiva por sí misma, sino que es algo que asegura que el «alma de América se envenenará totalmente», fomenta la «muerte espiritual», perpetúa la «enfermedad dentro del espíritu americano» y eleva «la arrogancia occidental de sentir que tiene todo para enseñar a los demás y nada que aprender de ellos». En resumen, proseguir una guerra sin fin es «adorar al dios del odio» e «inclinarse ante el altar de la represalia».

Este es el punto general que impulsa nuestros debates actuales sobre la guerra y el militarismo en la actualidad. La degradación de la psique nacional, la insensibilidad hacia la matanza continua, la creencia de que los EE.UU. no sólo tienen el derecho sino el deber de llevar la violencia a cualquier lugar del mundo que quiera: eso es lo que se encuentra en el corazón del abrazo continuo de la guerra sin fin. Un alma nacional corrupta permite a los líderes hacer una guerra sin fin, pero la guerra sin fin también corrompe el alma nacional, exactamente como King advirtió. A veces esto parece ser un ineludible ciclo de degradación que se perpetúa a sí mismo.

«En el día de MLK, vale la pena recordar su conmovedora y apasionada condena al militarismo de EE.UU.», escribió Greenwald el lunes, «y sus argumentos acerca de por qué la oposición a éste no puede ser desvinculada del antirracismo o del activismo contra la pobreza».

En un tweet del lunes, el senador Bernie Sanders, uno de los principales candidatos en las primarias presidenciales demócratas, se refirió al discurso de King en Riverside. Sanders declaró: «Hagamos algo más que honrar y recordar al Dr. King. Seamos fieles a su espíritu revolucionario y a su llamado a una «revolución radical de valores»».

Sanders, uno de los varios aspirantes a la Casa Blanca que habló en el «Día de King en el Domo» en Carolina del Sur, añadió que «debemos luchar por llevar a cabo su radical y audaz visión de la justicia racial y económica en América y transformar nuestras prioridades nacionales».

Varias figuras políticas, académicos, activistas y reporteros también utilizaron los medios de comunicación para destacar el verdadero legado de King:

La representante Ilhan Omar (D-Minn.) también se dirigió a través de Twitter el lunes para pedir que se honre a King reconociendo su historial real, señalando que «vió la injusticia racial, la injusticia económica y la guerra como tres de los grandes males del mundo».

Omar compartió una editorial de «lectura obligada» de 2018 de The Charlotte Observer, reeditado la semana pasada, que explicaba que King «no era la adorable criatura que reinventamos cada Día de Martin Luther King para mentirnos a nosotros mismos y a nuestros hijos sobre cómo sólo quería que nos lleváramos bien».

El grupo Public Citizen twiteó el lunes «King era un progresista radical», «No permitas que América encubra su legado».

Otros, incluyendo a este escritor, han usado repetidamente el feriado nacional para combatir las narraciones esterilizadas. En 2016, Zaid Jilani publicó un artículo para The Intercept titulado, «Las celebraciones de Martin Luther King Jr. pasan por alto sus críticas al capitalismo y al militarismo».

Como Candice Benbow escribió para Essence en 2018:

Se sospechaba que era comunista, se le consideraba un provocador de la raza y el FBI lo consideraba el hombre más peligroso de América. Pero las últimas décadas lo han canonizado en santidad y es virtualmente imposible viajar en muchas comunidades sin ver una calle nombrada en su honor.

[….]

La adoración universal del Dr. King sólo puede ser descrita como una decisión deliberada de desdibujar su persona y su trabajo. Separar al Dr. King de su política radical, socialista y de izquierdas es la única manera en que muchos americanos que ahora lo alaban pueden hacerlo con (lo que piensan que es) una conciencia limpia.

Destacando los comentarios e historias revisadas que circulan en este día cada año, Benbow añadió que «encubrir el legado radical del Dr. King para hacerlo más palpable a las masas funciona para aliviar la conciencia de América y vender la mentira de que somos post-raciales. Pero nosotros sabemos la verdad».


Traducción del inglés por Armando Yánez

El artículo original se puede leer aquí