La presidenta de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN), Monica Katz, una organización histórica y aliada (muy estrechamente) a las empresas del agronegocio, ha salido a presionar con apercibimiento de acciones penales a la periodista Soledad Barruti, autora de investigaciones periodísticas (en Malcomidos y Mala Leche), que han servido para concientizar a la población sobre los efectos nocivos a la salud humana de la industrialización alimentaria.
El acceso a la información es un derecho humano fundamental en una sociedad democrática y el rol de la prensa independiente en la búsqueda y difusión de la información tiene una protección especial. Por ello repudiamos el proceder antidemocrático de la presidenta de la SAN, Monica Katz por pretender poner, en concreto, un bozal legal a la periodista Soledad Barruti, con una clara intención de amedrentar y ejercer censura previa. (Descargo de la Periodista Soledad Barruti al final de esta nota. Toda la solidaridad con ella)
En su proceder como presidenta de la SAN, la Sra Mónica Katz es una persona expuesta públicamente y las opiniones vertidas sobre su persona, se relacionan a un asunto de interés público como lo es la alimentación adecuada, los impactos de la industria de la alimentación y el rol de la Sociedad Argentina de Nutrición que preside, en el marco de una sociedad libre y democrática. No sobre su vida privada.
Por nuestro lado, también repudiamos a la SAN misma como asociación sin fines de lucro por emular un fin loable como sería el de procurar que la sociedad civil sea resguardada y debidamente informada de la voracidad de la industria de la alimentación y del agronegocio, y que en el caso concreto de los cultivos transgénicos y el uso de agrotóxicos (lo sabemos en detalles), violentan abiertamente el derecho a la alimentación adecuada, tema sobre el cual la SAN ha tenido un papel lamentable y vergonzoso.
Sobre ello, ya hemos dado cuenta de la SAN ante el juicio en la justicia federal sobre la soja transgénica de Monsanto, donde se pone de manifiesto cómo operan algunas organizaciones de profesionales y/o sin fines de lucro (como la SAN) que se enmascaran como espacios científicos con criterios objetivos pero en realidad son verdaderos entes corporativos pseudocientíficos, que funcionan como legitimadores de sistemas productivos de alimentos y con ello «ayudan» a consolidar y dar garantía de seguridad al negocio de las corporaciones alimentarias, soslayando y ocultando los verdaderos impactos en la salud humana, tal como es el caso de los transgénicos y el uso de agrotóxicos en el proceso agroalimentario.
En tal sentido, la SAN cuenta con un prontuario nefasto de alianzas y aquelarres asociativos con las empresas y organizaciones (como ILSI, CISAN y Argenbio) del agronegocio y funcionarios públicos funcionales para rendirle pleitesías a los transgénicos (y guardar silencio absoluto respecto a los residuos de agrotóxicos en frutas y verduras), a través de pasquines inundados de datos burdos, con tergiversación de fuentes, inclusive información falsa o sesgada sobre la inocuidad alimentaria de aquellos. Y lo más grave, en algunos casos se citan autores y organizaciones que presentan serios conflictos de intereses al tener financiamiento de las propias empresas productoras de transgénicos.
Lee la posición pública, planfetaria y burda de la SAN sobre los transgénicos (ver aquí). El panfleto linkeado muestra claramente que la SAN no cumple con su propósito de «Desarrollar y difundir la ciencia de la nutrición para una mejor alimentación y calidad de vida de la población» (sic).
Nuestra solidaridad con la periodista Soledad Barruti.
Repudio por el proceder de Mónica Katz, Presidenta de la Sociedad Argentina de de Nutrición.
La libertad de información es un derecho humano.
Si tiene agrotóxicos, no es alimento.
Los cultivos transgénicos son un negocio de las corporaciones
Y un riesgo para la salud y contaminan el ambiente.
Fuera el agronegocio de nuestro plato.
Firma: Naturaleza de derechos
CARTA DOCUMENTOHoy recibí una carta documento de Monica Katz en la que me exige no nombrarla nunca más ni por su nombre ni por su cargo bajo la amenaza de iniciarme acciones penales. Un pedido de censura previa con el que debería encarar mi trabajo de acá en más, o el famoso bozal legal que tanto circula en otros ámbitos. Igual, tranquiles que si hay algo que estoy dispuesta a defender es el derecho a la información, que no es mío sino de ustedes. Acá mi respuesta.
Gepostet von Malcomidos am Mittwoch, 15. Januar 2020