La monologuista española Pamela Palenciano es perseguida por denunciar la violencia contra la mujer y, a través de ello, la violencia de un sistema construido sobre la desigualdad. De fondo, éste es el motivo que la ha puesto en el ojo de mira de la extrema derecha de VOX.
La solidaridad no se ha hecho esperar. De todo ello, nos habla la propia Pamela en esta entrevista.
Pamela Palenciano es una monologuista, activista y feminista española que lleva 16 años recorriendo escuelas, institutos, universidades, teatros, etc. denunciando la violencia de género contra la mujer con su monólogo “No solo duelen los golpes”. Y lo hace apoyándose en su propia biografía, después de haber sufrido violencia machista por parte de su primera pareja.
Pamela se ha convertido en noticia después de que el partido de extrema derecha VOX justificara la implantación del veto parental [pin parental] en la enseñanza -en distintas comunidades autónomas donde son gobierno o están apoyando a gobiernos de derechas- por el papel que personas como ella cumplen en la educación sobre violencia contra la mujer.
Todas las críticas hacia la educación sobre igualdad y violencia de género en las aulas por parte de la ultraderecha se han concentrado en las últimas semanas en una figura, en una mujer: Pamela Palenciano.
Ante esta situación, la solidaridad de partidos como Unidas Podemos, el Movimiento Feminista o vecinos de su barrio, Vallecas (Madrid), donde se ha llevado a cabo un acto de apoyo, están siendo fundamentales para la monologuista. Pero mejor, saberlo directamente por ella
Pressenza.- ¿Nos cuentas qué ha pasado?
Pamela Palenciano.– La semana pasada me convirtieron en arma arrojadiza los partidos políticos que quieren implantar el pin parental para que no se trabaje en los institutos la igualdad ni la violencia de género. Ante esto, la formación Unidas Podemos decidió apoyarme y para ello propuso un acto simbólico en la Asamblea de Madrid, y hacer el monólogo para demostrar que el mismo no busca el adoctrinamiento. Ante esta propuesta, los partidos de la derecha [Partido Popular, Ciudadanos y Vox] han denegado la actuación alegando que no se pueden hacer actos teatrales dentro de la Asamblea [parlamento regional de Madrid].
P.- Pero finalmente lo has hecho…
PP.– Sí, lo he hecho en la calle, donde está la lucha, donde está la gente, donde está el cuerpo, aunque no había condiciones para poderlo hacer entero. Ha sido un acto protesta por lo que ha pasado, y he sentido un arrope enorme del movimiento feminista, he sentido mucho calor, mucho amor de gente que me apoya.
…Cuando el patriarcado se casa con el capitalismo, se produce la desigualdad más aberrante
P.- Tu discurso es como el hilo de Ariadna, comienzas hablando de la violencia machista para seguir tirando del hilo y seguir hablando de la violencia en general, y terminar denunciando el sistema…
PP.– Sí, mi relación con mi ex maltratador es el pretexto –como decimos en teatro– para poder analizar el sistema: un sistema patriarcal, capitalista, colonialista y racista, y hablo de todas las desigualdades que hay. La primera desigualdad que se impuso en el patriarcado fue la desigualdad entre los cuerpos, el cuerpo fuerte –como el masculino– y el cuerpo débil –como el femenino–, y a partir de ahí hablo de todas las desigualdades. Cuando el patriarcado se casa con el capitalismo, se produce la desigualdad más aberrante, más grande.
P.-Tu reflexión –a partir de la propia experiencia de haber sufrido malos tratos como mujer– ¿te ha llevado a comprender que, en realidad, los dos sois víctimas del propio sistema?
PP.– Eso es, reconocerle que es víctima de un sistema, pero por supuesto no es lo mismo la parte del patriarcado que jode a los hombres que la que nos mata a las mujeres, no es lo mismo… y es lo que trato de explicar.
Lo que hago es abrir la posibilidad de entendimiento, de diálogo entre hombres y mujeres…
P.- No se trata de justificar, pero ¿no te parece que el reconocimiento de una parte y de la otra puede abrir caminos a soluciones, a la posibilidad de reconciliar?
PP.– Así es. Yo planteo un discurso, que no sé por qué lo han vetado, porque lo que yo hago es abrir la posibilidad de entendimiento, de diálogo entre hombres y mujeres, de llevar una vida más sana y menos desigual.
EL discurso de la extrema derecha es el mismo en todo el mundo
P.- ¿Cómo ha influido la aparición en la escena política de la extrema derecha, fenómeno que no es sólo de este país?
PP.– La extrema derecha está en todo el mundo, son los mismos discursos. La gente que ha asesorado a Trump es la misma que ha asesorado a VOX y lo que hacen es implantar una ideología común, tratan de que retrocedan en todo el mundo todos los derechos que hemos conseguido las feministas en los últimos diez años. Dicen que esto es ideología de género, de odio de las mujeres hacia los hombres… Es el mismo discurso que utilizan en Brasil, en España, etc.
P.- Vas por institutos, universidades, distintos ámbitos… ¿Cómo reacciona la gente y especialmente los jóvenes?
PP.– Las chicas se identifican muchísimo, lloran, me dicen que les he salvado la vida, que han visto su vida con su maltratador a través de mi monólogo; otras cortan con el maltratador justo después… Hay muchos chicos que, de repente, se reconocen como machistas y quieren cambiar porque se ven en un espejo que no les gusta… Las respuestas dicen mucho.
P.- ¿Cuál es la esencia del discurso que lanzas?
PP.– Que hay una desigualdad brutal desde hace mucho tiempo y que esa desigualdad nos ha llevado a generar relaciones de violencia.
P.- Dada la situación que hay y cómo avanza la extrema derecha, como decías, en EEUU, Brasil… ¿qué puede hacer la gente de a pie?
PP.– Tomar las calles de nuevo para no permitir que esto siga pasando. Revolución para exigir lo que era nuestro, para que no nos lo quiten, exigir derechos, libertad, amor y, sobre todo, justicia.
… Cuando la humanidad toca un suelo muy oscuro, siempre resurge para superar el odio
P.- Pareciera que está habiendo un retroceso. ¿Ves posible dar un giro de nuevo?
PP.- Bueno, va a costar porque esta gente tiene herramientas duras de adoctrinamiento especialmente hacia la gente más joven, pero no lo veo imposible. Va a ser difícil porque lo que estamos planteando es que la gente que tiene poder no lo tenga pero ¡vamos, vamos…!
P.- ¿Eres optimista?
PP.– Sí, lo que veo en las aulas me ayuda. Ayer, por ejemplo, de 100 alumnos, vinieron 91 a mi monólogo. Los otros 9 no vinieron porque los padres y las madres les dijeron que no podían venir a verme porque yo era una adoctrinadora, pero de 100 que solo falten 9, me parece positivo. Ahora bien, vivimos un momento difícil, una crisis global muy grande, el cambio climático, la Madre Tierra muriéndose, guerras, violencia, racismo… pero, dentro de todo ello, a veces pasa que la Humanidad, cuando tocamos un suelo muy oscuro, siempre resurge para superar el odio.
El amor de verdad no duele… está lleno de respeto, escucha, confianza y libertad
P.- ¿Tu mensaje es un mensaje de amor frente al odio?
PP.– Efectivamente, y que el amor de verdad no duele y que el amor más importante es el que está lleno de respeto, de escucha, de confianza y de libertad, en cualquier relación, ya sea familiar, de pareja, de amistad…
Agradecemos a VallecasVA por las imágenes