Por Gabriel Bulgach *
Ruben Lo Vuolo es economista, egresado de la Universidad Nacional del Litoral (Argentina) y de la University of Pittsburgh (EEUU). Sus investigaciones y publicaciones se ocupan de temas vinculados con políticas sociales, mercado de empleo, distribución, teoría y política económica. Es presidente de la Red Argentina por el Ingreso Ciudadano y Director Académico del Centro Interdisciplinario para el estudio de Políticas Públicas.
P: Cuáles son los antecedentes de la RB en Argentina?
RLV: El primer avance en la Argentina sobre el Ingreso Ciudadano (IC) o Renta Básica (RB) lo hicimos desde el Centro Interdisciplinario para el Estudio de Políticas Públicas (CIEPP) con la publicación en 1995 del libro “Contra la Exclusión: la propuesta del Ingreso Ciudadano[1]”. Este libro tuvo difusión y repercusión no sólo en cierto ambiente académico, sino también en el medio político. De allí recibimos pedidos para elaborar un proyecto de ley sobre el tema y, dado que considerábamos que el mejor modo de introducir el debate en Argentina era mediante un proyecto que garantice un ingreso ciudadano universal e incondicional para la niñez, las entonces diputadas de la U.C.R. Elisa Carca y Elisa Carrió presentaron el proyecto de ley del “Ingreso Ciudadano para la Niñez” (INCINI). El proyecto nunca fue debatido en la cámara de Diputados pese al apoyo de diputados de distintos bloques. La propuesta del INCINI fue incluida luego dentro de las propuestas del Frente Nacional contra la Pobreza (FRENAPO) impulsado por la CTA y que surgió en los primeros años del 2000.
En el año 2003 se constituyó formalmente la Red Argentina por el Ingreso Ciudadano (RedAIC)[2], que es la filial local del BIEN[3] en Argentina. Lamentablemente nunca logramos tener la “masa crítica” para avanzar en la implementación del INCINI y mucho menos de un ingreso ciudadano o renta básica. No sólo los políticos en general rechazaban la idea, sino que incluso la academia se interesó poco por estas ideas, salvo algunas excepciones.
Cuando unos pocos años más tarde se promulga la ley de Asignación Universal por Hijo (AUH), hubo una asociación entre este proyecto y el del INCINI que veníamos promoviendo desde la segunda mitad de los años noventa. Quiero destacar que conceptualmente hay diferencias entre las dos políticas, por lo que en los últimos tiempos buena parte del esfuerzo de comunicación estuvo orientado a señalar las ventajas de la universalidad e incondicionalidad del ingreso ciudadano sobre las condicionalidades y fragmentación de la AUH.
Hoy podríamos decir que la RedAIC continúa con su principal tarea de difusión de la propuesta. Especialmente por la página web y las redes sociales, y dentro de las posibilidades cada tanto se organiza alguna actividad. Pero la sensación es que RedAIC logró más trascendencia internacional que local.
P: Cómo describiría la situación actual en Argentina?
RLV: En este último tiempo ha crecido el interés en el ámbito académico y observamos un aumento de las producciones en torno al IC o RB. Por supuesto que todos aquellos que estudian la pobreza y la desigualdad conocen el tema. Pero aún no se arma una red académica como pasa en otros países como por ejemplo en Uruguay.
También han aparecido grupos interesados en el tema pero sin mucha coordinación. En los movimientos sociales y en la sociedad en general no se conoce mucho la propuesta y muchas veces se la confunde con la variedad de programas asistenciales existentes. No hay una discusión orgánica y sistemática, sino más bien se observa algunos impulsos individuales. Las convocatorias que periódicamente promueve la red suelen ser acompañadas, pero cuesta mucho para organizar actividades. Hay mucho todavía por hacer en el campo de la difusión.
Sin embargo, si bien en el ámbito local la situación no es muy optimista, la difusión de la propuesta internacionalmente ha crecido muchísimo.
En parte, esto se debe a la falta de recursos institucionales para avanzar con la propuesta. Por ejemplo, para poder realizar un estudio exhaustivo en función de actualizar la propuesta de implementación del IC o RB, requeriríamos de fondos y accesos a diferentes bases de datos, que no tenemos.
Hay actores clave a los que la propuesta del IC o RB no los moviliza, sino por el contrario, tienden a presentar fuerte oposición. Por ejemplo, gran parte de los sindicatos que llamativamente no apoyan propuestas que debería beneficiar a la clase trabajadora. Dentro de los movimientos sociales hay algunos más predispuestos que otros. Tuvo un fuerte arraigo durante la crisis del 2001, pero luego fueron dejando la discusión.
Por otro lado, está el tema de las condicionalidades. Ni la derecha ni el supuesto progresismo quieren entregar algo a cambio de nada y así demuestran, según mi opinión, una incomprensión de los cambios que se están produciendo en nuestras sociedades.
Por otro lado, se ha ido incorporando o aceptando en la sociedad argentina lo que se llaman programas de transferencias monetarias condicionadas, que funcionan como mecanismos de control social y paternalismo estatal. Así, estos programas se alejan de la noción de IC o RB, ya que en esas condicionalidades, y a pesar que en muchos casos tienen efectos positivos, se refleja el rechazo a la promoción de la autonomía de las personas en el uso de recursos y la preferencia por el uso de las necesidades como mecanismo de control social.
En este sentido creo que hemos ganado una batalla en tanto hoy en los programas asistenciales ya casi no se entrega mercadería, sino el dinero para que las familias decidan en qué van a gastar. Pero, por ahora, hemos perdido la batalla en defensa de la universalidad y la de la incondicionalidad en las transferencias monetarias.
P: Qué está pasando en Latinoamérica?
RLV: Hace muy poco tiempo, nos llamaron de Chile para organizar un encuentro latinoamericano en Puerto Montt, que finalmente tuvo que suspenderse cuando explotó la situación social en ese país. En Uruguay se creó recientemente una red académica sobre el tema de la RB y tengo entendido que algunas agrupaciones del Frente Amplio están trabajando en un borrador o ya han presentado un proyecto de Ley. En México hay unos pocos interesados en estos temas y Brasil es el país de la región donde históricamente más se ha debatido el tema.
En Brasil, el entonces Senador Eduardo Suplicy promovió y logró la aprobación a principios de la década del ´90, de un proyecto de ley de “Renda Minima”. El proyecto, que tuvo diversas versiones, fue finalmente aprobado en 2003 por el Congreso como ley 10.835 (y el presidente Lula la sancionó en 2004) que instituye la renta básica ciudadana de forma progresiva. Esa ley hoy está vigente, aunque nunca se aplicó como tal. En esa misma época se pone en marcha el programa Bolsa Familia que algunos consideran que es un paso para avanzar hacia la implementación de la RB, mientras que otros pensamos que justamente estos programas constituyen una traba para el avance de la propuesta.
P: Cree que el tema está perdiendo vigencia?
RLV: No. Todo lo contrario. Hay como una suerte de explosión en el mundo que no ha llegado a la Argentina. Muchos piensan que estos temas son para los países desarrollados que tienen altos ingresos. Pero vemos cada vez más “personajes” con acceso mediático, incluso en charlas TED, hablando del tema y vinculándolo con la crisis del empleo, sobre los efectos de la robótica y la inteligencia artificial en el mundo del trabajo y el desplazamiento de los trabajadores. Esta potencial crisis habilita para plantear cada vez con mayor fuerza la alternativa de la RB.
P: Qué está ocurriendo en EEUU?
RLV: En las primarias demócratas, la Senadora y candidata Warren, en sus propuestas ya plantea el impuesto a los super-ricos y mecanismos distributivos.
Por otro lado, desde el lado más “liberal” hay una movida muy fuerte de las empresas y de las fundaciones privadas de Silicon Valley. Justamente, el experimento de garantía de un IC o RB más amplio, que abarca mayor cantidad de población, se está llevando a cabo en Kenia y está financiado por fondos privados de empresas y fundaciones privadas que están vinculadas a la frontera tecnológica. Toda esta gente que viene del campo tecnológico sabe que la cuestión de la robótica y la inteligencia artificial no son para dentro de 100 años, sino que ya está presente. Y que no es un problema de índole meramente técnico sino también de impacto social y político muy fuerte. Y que hay que pensar en otras políticas para regular los impactos de las tecnologías sobre el mundo del empleo. Lamentablemente, todavía mucha gente no lo entiende, no hay conciencia sobre esto. En cierto modo, la falta de comprensión de estos cambios y la necesidad de cambiar las políticas se asimila al debate más desarrollado sobre el cambio climático y sus efectos.
P: Qué opina sobre la posibilidad de que en algún punto de Europa, que parece liderar estas ideas, se pueda implementar la RB en el corto plazo?
RLV: Veo casi inevitable un movimiento en ese sentido. Obviamente no puedo valorar plazos, pero mi impresión es que ya hay demasiada materia gris importante, reconocida, que están avalando estas políticas. Hay también un movimiento social impulsando la propuesta y, al mismo tiempo un conjunto de políticos que promueven la RB. Tampoco puedo valorar la oportunidad, ni tampoco los caminos. Se han intentado varias cosas. El plebiscito en Suiza fue muy importante independiente del resultado. Lo mismo los trabajos experimentales en Finlandia y otros países. La propuesta ha ganado lugar y prestigio y, al mismo tiempo, los problemas que la propuesta dice que puede ayudar a resolver, cada vez se profundizan más.
Si miramos todo ese escenario, podemos ser mucho más optimistas hoy que hace un tiempo atrás que algo de esto va a pasar.
Al mismo tiempo, los promotores más racionales de esta propuesta, consideramos que el IC o RB tiene que formar parte de un conjunto de políticas. No puede pensarse como una política aislada. Algunas de estas políticas complementarias y necesarias han sido desarrolladas, por ejemplo, por Thomas Piketty, quien promueve el impuesto a la riqueza a nivel global y, la discusión sobre el problema de la herencia, entre otras cuestiones imprescindibles para modificar las actuales políticas distributivas.
Hay un consenso cada vez mayor en que se trata de promover un paquete de diversas políticas que incluye el ingreso ciudadano de carácter distributivo, con reformas tributarias y con reformas fiscales. Por ejemplo, en su último libro “Desigualdad: lo que debe hacerse”,Anthony Atkinson parece llevar casi a un extremo este conjunto de propuestas de política pública planteando el IC o RB como parte de un conjunto de políticas que van desde el otorgamiento a todos los ciudadanos, por parte del Estado, de un empleo y un salario mínimo, sino también de un patrimonio básico, hasta la manipulación del desarrollo tecnológico con fines redistributivos, pasando por el consiguiente incremento en los impuestos.
Se ven intentos diversos, en distintos niveles, en los ámbitos públicos, movimientos sociales, actores privados.Incluso el tema de la RB se debatió en Davos.
Hay elementos para pensar que propuestas como la RB tengan en un plazo relativamente corto, la posibilidad de implementarse en algunos puntos.
[1]http://www.ciepp.org.ar/index.php/libros-nuevo/libros-politicas-publicas/135-contra-la-exclusion-la-propuesta-del-ingreso-ciudadano#descargar-pdf
[2]https://ingresociudadano.com.ar/
[3] Basic IncomeEarth Network