Con motivo del 40 aniversario de la aprobación de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa, la Universidad de las Islas Baleares ha organizado un ciclo de conferencias documentadas audiovisualmente.
La gestión de la diversidad requiere tener en consideración que la religión es un fenómeno social, colectivo y organizacional además de un asunto de conciencia individual, por lo que no puede ser relegada solamente a la esfera privada.
El principio de neutralidad del Estado, llamado también Estado secular, Estado aconfesional o Estado con laicidad positiva, pareciera ser el más apropiado para el momento presente, para que el Estado no tenga una relación de privilegios de unas religiones sobre otras, pero igualando los derechos de las religiones por arriba, porque a veces dicho principio se ha interpretado como quitar los privilegios a todas.
España se fundamenta en un principio de cooperación en relación con las confesiones, eso significa que el Estado intenta cooperar con las confesiones religiosas, por lo que se han institucionalizado algunos mecanismos para esa relación. Esta institucionalización ha ayudado a que la religión participe en la esfera pública, pero al mismo tiempo es limitante, porque circunscribe el número de temas que se tratan con las religiones a asuntos estrictamente religiosos, y esa perspectiva pierde de vista que la religión además de tener una dimensión espiritual, mística, tiene una dimensión social y económica que se puede aprovechar para mejorar la vida de la sociedad.
En el 2020 se cumplirán 40 años de la aprobación de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa de 1980, la primera ley que se promulgó en España por unanimidad tras la aprobación de la Constitución. Con ese motivo, el Ministerio de Justicia, la Fundación Pluralismo y Convivencia y la Universidad de las Islas Baleares bajo la dirección del Departamento de Derecho Privado y la Cátedra de Derecho Eclesiástico, realizaron durante el mes de noviembre un ciclo de conferencias que han sido documentadas audiovisualmente.
En la primera conferencia se pudo conocer de primera mano la compleja tarea que lleva a cabo la administración pública gestionando el hecho religioso a través de la Dirección General de Cooperación Jurídica Internacional, Relaciones con las Confesiones y Derechos Humanos del ministerio de Justicia; la Subdirección General de las Relaciones con las Confesiones; la Comisión Asesora de Libertad Religiosa; el Registro de Entidades Religiosas, y la Fundación Pluralismo y Convivencia.
«Tenemos que estar atentos al auge de determinados discursos que tratan de instrumentalizar la identidad religiosa como parte de un discurso intolerante y extremista», señaló Ana Gallego, directora general de Cooperación Jurídica Internacional, Relaciones con las Confesiones y Derechos Humanos del ministerio de Justicia, durante la primera conferencia. «Es un reto al que se enfrentan todas las sociedades, que solo se puede frenar insistiendo en la gestión pública del hecho religioso, la igualdad entre las confesiones, la neutralidad del Estado y la diversidad social desde el punto de vista de la religión».
En la segunda conferencia, la Oficina de Asuntos Públicos de la Comunidad Bahá’í de España participó compartiendo algunas reflexiones sobre la situación de la mayoría de las entidades religiosas que se encuentran inscritas en el Registro de Entidades Religiosas, teniendo en cuenta que la Fe bahá’í fue la primera confesión en registrarse en 1968, aunque estaba presente en el país desde 1948.
Sergio García, director de la Oficina de Asuntos Públicos de la Comunidad Bahá’í, señalaba durante la segunda conferencia que actualmente es importante que las confesiones estén oficialmente registradas. No obstante, indicaba que la Ley de Libertad Religiosa podría refinarse a fin de promover una discriminación positiva de las minorías religiosas, o al menos de tratarlas en condiciones de igualdad ya que, como tales, se encuentran en situación de desventaja.
«El potencial que tienen las comunidades religiosas para abordar cuestiones económicas y sociales es muy grande, entonces sería natural que hoy día cuando los desafíos que enfrenta la humanidad son tan graves y los mecanismos con los que estamos intentando resolverlos no son efectivos, las insertemos con naturalidad en el debate público para contribuir al bien social», mencionaba también aludiendo a la función social de las religiones. «Los poderes públicos pueden generar condiciones para aprovechar el poder que hay condensado en esos sistemas, liberarlo y ponerlo al servicio de la transformación social y del bien común».
Las conferencias ya están disponibles en el canal de televisión de la Universidad de las Islas Baleares. En el siguiente enlace puede ver la entrevista sobre la comunidad bahá’í.