El 25 de diciembre de 2019, a la edad de 72 años, Tania Fischerova dejó este tiempo y este espacio. Su recuerdo es intenso en nuestros pensamientos y corazones. Actriz, diputada, presidenta de un partido político, madre y mujer fuerte, inteligente y de gran corazón, Tania era esto y mucho, mucho más.
Protagonista de la revolución de 1989 que marcó el fin del régimen comunista en la entonces Checoslovaquia, nos mostró a todos que la verdadera fuerza no es la arrogancia y la violencia, sino que proviene de la profunda fe en uno mismo y en la vida, así como de la convicción en las propias ideas. Como dijo Silo: «…es la suavidad del agua contra la dureza de la roca».
Como humanistas tuvimos una relación de gran comprensión con ella, respeto mutuo y profunda empatía. Muchas veces nuestros caminos se cruzaron. Muchas veces recurrimos a ella en busca de sugerencias e inspiración y muchas veces compartimos actividades. Como cuando apoyó la huelga de hambre de Jan Bednar y Jan Tamas del Partido Humanista contra el intento de Estados Unidos de establecer una base militar en la República Checa, o cuando se unió a la Marcha Mundial por la Paz y la No-Violencia en 2009. En 2015 compartió nuestra preocupación por la famosa Cabalgata del Dragón, cuando las tropas estadounidenses armadas con pesados tanques circularon con su mensaje de violencia y terror por el territorio checo. Cuando Tania se presentó como candidata a la presidencia de la República, vivimos una experiencia intensa y profunda. Como Movimiento Humanista apoyamos su candidatura sin reservas, reconociendo en su programa y en su persona nuestros principios fundamentales. En esas elecciones, lamentablemente, el pueblo optó por apoyar la arrogancia, la superficialidad y el machismo y actualmente estamos pagando las consecuencias de esa desafortunada elección.
Los intentos de Tania por hacer este mundo mejor, han fracasado desde un cierto punto de vista, pero es mil veces mejor fracasar en el intento que proyectar los valores de la paz y la no violencia, que el éxito efímero de tantas personas que envenenan la atmósfera social y obstaculizan el desarrollo de la humanidad! Vivimos en tiempos favorables para los personajes que son grandes por fuera y vacíos por dentro; Tania, por el contrario, era pequeña por fuera, pero muy grande por dentro.
Parafraseando a un personaje de una película de Coppola: hay luces y oscuridad en el mundo. ¡Tania Fischerova era una luz entre las luces! Una de esas personas que dejan un signo positivo en su paso por esta Tierra y que tocan profundamente los corazones de los demás.
Fue un gran ejemplo también porque en su vida supo conjugar una profunda búsqueda espiritual con un activo compromiso social y político, superando la fragmentación que desgraciadamente todos sufrimos.
Estamos conmovidos y muy agradecidos a Tania por todo lo hecho; sin duda echaremos de menos su sonrisa, sus observaciones, su fuerza, pero también tenemos la certeza de que todo continúa y nada podrá detener las acciones que puso en marcha.
Sentimos que Tania vive en nosotros. Gracias Tania!
Tania Fischerova en la presentación realizada en Praga del libro «Silo, el maestro de nuestro tiempo» de Pia Figueroa.