El edificio de la Escuela de Artes y Oficios de la Universidad de Santiago (USACH) es un notable ejemplo de arquitectura universitaria, inaugurado en 1849, cuando el Estado chileno tenía la misión de fomentar la instrucción pública y gratuita. Desde esa fecha y a lo largo del siglo XX fue formando técnicos en una diversidad de ámbitos para contribuir a la industrialización del país. El golpe de estado de 1973 detuvo abruptamente este rol protagónico del Estado en la educación.
La Universidad Técnica del Estado (como se llamaba hasta la reforma pinochetista de la educación de 1981, que la «desmembró» en varias universidades autónomas) fue hasta entonces un activo centro de participación democrática en que se desarrollaron iconos culturales como Víctor Jara, el grupo Inti Illimani o Isabel Parra, y por ello sufrió una sangrienta represión: desde allí salieron más de 600 funcionarios, Víctor Jara entre ellos, hacia el Estadio Chile, donde fueron sometidos a maltratos, torturas y, en muchos casos, la muerte. El Presidente Salvador Allende tenía planeado convocar ese mismo 11 de septiembre de 1973 y desde este mismo edificio a un plebiscito en que el pueblo decidiera la continuidad de su gobierno. Pero los militares se le adelantaron.
Resulta adecuado, entonces, que casi medio siglo después se celebre allí una convergencia de asambleas vecinales autoconvocadas a través de la CAT (Coordinadora de Asambleas Territoriales) para decidir cómo los habitantes de las comunas de la Región Metropolitana van a abordar el proceso de creación de una nueva Constitución que reemplace a la de 1980, impuesta en la dictadura y validada en los gobiernos de la Concertación por la Democracia que le siguieron, y que ha legitimado el despojo neoliberal que causó el estallido social del 18 de octubre. La idea es también hacerlo en todas las regiones del país.
En esos mismos patios de ladrillos y baldosas ocres y crema, en salas de clases dispuestas en dos pisos alrededor de fuentes de agua, en las que durante el año lectivo van y vienen los estudiantes de la hoy USACH, se realizó el pasado 18 de enero el 1er Encuentro Metropolitano de Asambleas Territoriales. Asistieron más de 1000 personas procedentes de más de 80 asambleas de todo Santiago, en una convocatoria que superó ampliamente las expectativas de los organizadores. El impulso principal es recuperar la soberanía del pueblo y las organizaciones sociales, dejadas al margen por el «Acuerdo por la Paz» acordado por el gobierno y varios partidos políticos a espaldas de la gente el 15 de noviembre, y que marca un proceso constituyente que se iniciaría con un plebiscito el 26 de abril.
Era una tarde calurosa de enero, bajo un intenso sol que atenuaban las sombras de los árboles y los viejos pasillos que rodean el patio principal. Había gente de todas las edades: desde jóvenes estudiantes secundarios hasta curtidos activistas vecinales, y numerosos puestos de libros, publicaciones y productos de las diferentes asambleas. En un momento dado, las mesas de acreditación a la entrada del recinto estaban colapsadas, con dos largas filas de personas esperando sus credenciales y asignación de sala.
Rosita Lux, de la asamblea del barrio Yungay: “Nuestra asamblea está dividida en varias comisiones: de derechos humanos, de vivienda, de salud… Nos reunimos dos veces a la semana: martes y sábado. Es transversal y las directivas van rotando, no hay nadie que se aperne como un político. La idea es apurarnos un poco de modo de estar preparados organizacionalmente para cuando llegue el momento del plebiscito. Estar acá me llena de recuerdos: en esta universidad estudié Construcción Civil gratuitamente en los tiempos aquellos. Yo no pagué ni un peso, salvo matrícula.”
Poco a poco el patio central se fue llenando de personas, y del segundo piso se fueron colgando lienzos de muchas de las asambleas presentes: Yungay, Brasil, Villa Frei, Bellas Artes, Juan Antonio Ríos, Pedro Aguirre Cerda, La Granja, Villa Portales, Pudahuel Sur, por nombrar solo algunas.
Catalina Barrera participa en la asamblea territorial Los Alerces de la comuna de Ñuñoa: “Habíamos estado participando desde hacía varias semanas en las asambleas de la CAT, pero como observadores. Estamos participando en distintas instancias que nos unan con otras asambleas… hay varias otras. Me gustaría que se produjera una conexión mayor entre nuestra asamblea y lo que pasa en la comuna, la región y el país, porque de nuestra asamblea son realmente poquitos los vecinos que van a estar acá. Al comienzo estuvimos 120 en los primeros cabildos, y hoy somos unos 40 los que estamos participando activamente, así es que me encantaría que pudiéramos aunar fuerzas con otros y hacer participar a más vecinos, en el marco del cambio de la Constitución.”
También estuvieron presentes organizaciones sociales como la ACES (estudiantes de secundaria), cuyo vocero Víctor Chanfreau señaló: “Consideramos fundamental, hoy día, que los secundarios estemos organizándonos también con las asambleas territoriales, porque son los espacios que más han dado cara en este proceso. No solo en los procesos de movilización, sino que ir recuperando el control de nuestras vidas, al fin y al cabo. Creo que acá radica el poder, no en las instituciones, no en los shows mediáticos que se hacen en la política institucional. Entonces nada, nos parecía interesante participar de estos espacios, y acá estamos.”
Después de la declaración pública, leída ante toda la concurrencia, se pasó al debate de los temas en las diferentes salas, para definir las posturas comunes de cara al proceso constituyente. Los resultados estarán listos a mediados de febrero.
Fotografías: Rodrigo Valenzuela y Coordinadora de Asambleas Territoriales