El sábado 25 de enero pasado, en el marco de numerosas actividades en todo el planeta para poner fin a las hostilidaes entre Estados Unidos e irán, la organización Mundo sin Guerras y sin Violencia entregó por mano en Santiago de Chile la siguiente misiva a las respectivas embajadas:
(Descargable y adaptable aquí: CARTA A LOS EMBAJADORES)
Señor
Embajador de los Estados Unidos de Norteamérica en xPaís
Embajador de la República Islámica de Irán en xPaís
Presente
Ilustre Señor Embajador:
Nuestro Movimiento por un Mundo sin Guerras y sin Violencia ha organizado en el tiempo presente la Segunda Marcha Mundial por la Paz y la Noviolencia que partió en Madrid el 2 de Octubre pasado, día internacional de la Noviolencia, y que concluye el próximo 8 de Marzo en la misma ciudad, luego de recorrer los cinco continentes.
Sus principales objetivos son los siguientes:
- Que se ponga término a las guerras como forma de resolución de conflictos, reemplazándolas por un Derecho Internacional robusto en el marco de una Organización de Naciones Unidas democratizada.
- Que se apruebe el Tratado de Prohibición de las armas nucleares para que se eliminen definitivamente y así terminar con esta amenaza que se cierne sobre la humanidad.
- Que se retiren las bases militares de territorios extranjeros y todo tipo de intervención militar de carácter neocolonial o imperialista.
- Que se ponga término a todo tipo de violencia ya sea religiosa, racial, económica, sexual y de género.
La comunidad internacional por su parte a través de más de 500 organizaciones de la sociedad civil en el mundo entero organizaron jornadas de protesta el 25 del presente mes en centenares de ciudades del planeta para expresar su preocupación y condena ante la alta probabilidad de un conflicto armado entre Estados Unidos e Irán.
La peligrosidad de este posible conflicto es tan extrema que pone en riesgo a la población mundial que observa atónita cómo es arrastrada a una apocalíptica situación que pone en riesgo la supervivencia de millones de personas inocentes en todo el mundo.
La humanidad enfrenta una situación muy complicada con el fenómeno del cambio climático, que a pesar de sus devastadores efectos de los cuales todos hemos sido testigos, los países industrializados parecen ignorarlo en forma miope. Agregarle más amenazas como las guerras, como las que ahora amenazan a Oriente Medio y a otras zonas del mundo es una locura que la humanidad toda pagaría muy caro, por lo que no se lo puede permitir.
Urge por tanto hacer prevalecer el Derecho Internacional para solucionar los conflictos existentes en el mundo y que los líderes mundiales se pongan a trabajar en cómo solucionar los urgentes problemas que enfrenta la humanidad y depongan sus posiciones belicistas que conducen a la especia humana a un callejón sin salida.
Los gobernantes se deben a sus electores, y sin duda ellos quieren la paz para sus familias, y tener una vida digna y tranquila. Las personas ya no quieren más guerras, por lo que las políticas confrontacionales no los representan, con lo cual los gobernantes caen en el descrédito frente a la opinión pública.
La gente está cansada en todo el mundo del racismo y la discriminación religiosa y política. Quieren que haya entendimiento entre las naciones, las religiones y las posiciones políticas, para que haya un acuerdo que ponga a los líderes de todas las naciones a trabajar en una misma dirección. Es necesario deponer los egos personales, políticos y estaduales para que ello ocurra. El futuro de la humanidad lo necesita urgentemente.
El mundo tiene suficientes recursos para satisfacer las necesidades básicas de todas las personas, pero no para satisfacer las ambiciones desmedidas de unos pocos que reclaman para sí y para sus pueblos la mayor parte de los recursos del planeta.
El mundo ha cambiado y ahora más que nunca acepta la diversidad racial, religiosa, cultural y de género, sin embargo sus líderes políticos parecen empecinados en excluir a los que no piensan ni sienten como ellos tildándolos de terroristas que conforman el eje del mal, o que vienen a deteriorar sus costumbres o su libertad.
Las sociedades actuales reclaman también una mayor igualdad y relaciones de poder más horizontales, y no que unos pocos acaparen el poder y las riquezas frente a una mayoría precarizada. Lo mismo es válido para las relaciones entre los países.
Ya no habría guerras ni amenaza de ellas si se tratase verdaderamente de entender las otras culturas, conocer más de ellas, intercambiar sus valores culturales, compartir con los pueblos que las sustentan y aceptarlos en su diversidad.
Ya no habría guerras ni amenaza de ellas si se depusiera el profitar de la venta de armas y convirtiéramos esa industria al servicio de la muerte, en empresas al servicio de la vida para asegurar el bienestar de toda la humanidad.
Ya no habría guerras ni amenaza de ellas si no se basara el crecimiento en un consumo desenfrenado que obliga a las empresas a conquistar nuevas fuentes de recursos y nuevos mercados para no estancarse.
Ya no habría guerras ni amenaza de ellas si se pusiera en el centro de nuestras políticas públicas, interiores y exteriores, a la persona y sus necesidades, y no en las utilidades que nos puedan generar en nuestro beneficio.
La amenaza de guerra entre Estados Unidos e Irán se enmarca en este contexto, tal como ha sido con todas las guerras durante toda la vergonzosa historia de la humanidad. Sólo que ahora con los avances tecnológicos de la industria militar, y un planeta ya agotado, las guerras nos están llevando a un punto de no retorno, del cual no podremos escapar.
Es por eso que la sociedad civil de todo el mundo se ha unido este 25 de Enero, para evitar que la opción por la guerra sea una alternativa válida, y que sea abolida definitivamente de las prácticas de las naciones.
Es un asunto de vida o muerte.
Movimiento por un Mundo sin guerras y sin Violencia
País