“No basta con hacer el bien: hay que hacerlo bien” Diderot
Como periodista conocí al político Alberto Fernández, al funcionario, al vocero, al armador, al jefe de campañas electorales, al analista político. Pero fue recién después de conocer al músico Daniel López, que me acerqué al lado humano de Alberto. A su sensibilidad, a su manera de ser amigo, de ser padre, de ser hijo.
Daniel López es un amigo incondicional que frente a todas las habladurías que circulan, prefirió ir mostrando pequeños detalles que pintan al actual presidente de un modo más piadoso, atractivo y profundo. Acercarlo a quienes él considera gente de bien, entre los que tuve la suerte de que me considerase.
¿Pero quién es Daniel López? Bostero, matancero, aprendiz, taumaturgo y amante de la filosofía peronista de la búsqueda de la felicidad. Un artista de excelencia y al mismo tiempo, un ejemplo de austeridad. En sentido más personal, me dice “un tipo agradecido”. Y me cita de forma argenta a Diderot “el agradecimiento es una carga y todos tienden a sacársela de encima”. De hecho, su próximo disco llevará el título “Gracias por estar aquí”.
Disco en el que trabaja junto al talentoso productor y compositor Alberto Lucas. “Trabajar con Alberto Lucas es uno de los regalos más hermosos de mi vida”, asegura el cantautor, que sostiene una carrera de 33 años en la que se propuso “dejar un surco y dejar un testimonio”. Sobre esta grabación, que producirá él mismo, López agrega que “es una decisión personal mía incluir dos canciones del hoy presidente, primero porque se enmarcan en el estilo de canción de autor y segundo porque me gusta su estilo”, y tendrá además de composiciones propias, otras de Luis Alberto Spinetta y del uruguayo Rubén Rada. El disco será masterizado en La Habana, Cuba y en Córdoba, Argentina.
El material inédito lo está preparando junto al guitarrista Guillermo Marigliano y la fecha tentativa es para febrero del próximo año. “Es urgente y necesario hacer nuestro aporte. En estos nuevos tiempos en los que debe ir por delante la solidaridad, el pan que podemos ofrecer los artistas es la música. Así que ahí estaremos acompañando las urgencias del país por alimentar a los niños y a los caídos en el pozo de la pobreza, también con arte y poesía”. Y explica, “porque además de llenar sus panzas, construirles un techo y facilitarles trabajo, también debemos nutrir el espíritu, despertar cabezas, abrir corazones”.
Con Fernández los une la música desde hace años. Junto al pianista Oscar Laiguera trabajaron en un disco íntimo que grabó el presidente, acompañando y aportando para que fuera el disco transmitiera lo que Alberto tenía en su corazón de poeta.
Sigamos describiendo a Daniel López: Ex trabajador de la Jefatura de Gabinete, trotaconurbanos, sigue apostando en acercar el arte y la cultura a los sectores carenciados. “La gente que no fue instruida para disfrutar o para escuchar ciertas músicas, también puede vibrar con Spinetta o con el Cuchi Leguizamón. Hay que darles la posibilidad de amplificar sus sentidos, su capacidad de percepción estética”, comenta. Rechazando el rótulo de los elitismos, “la poesía es popular, pero el neoliberalismo nos embrutece y nos quiere alejados de esa fuente de inspiración”, concluye.
Daniel López junto a Cuti Carabajal, Agustín Carabajal y Papucho Funes.
Articulador de alianzas musicales a lo ancho y largo del país, amigo de fenómenos como Diego Arnedo y Ricardo Mollo de Divididos, Alejandro Del Prado o Teresa Parodi, siempre se ha embarcado en emprendimientos solidarios. Como los cuatro discos que realizó para las Abuelas de Plaza de Mayo, las obras realizadas junto al Padre Farinello o el disco que viene tramando para apoyar a la Fundación Isla Maciel con canciones de Cuti Carabajal y Piero.
Promotor cultural y de la comunicación, ha trabajado en hospitales y dispensarios, así como en radios comunitarias. “Porque hay que tener una visión holística. La música forma parte de la sanación de las personas”. Agradecido de haber podido trabajar junto a compositores de la talla de Silvio Rodríguez o Lázaro García, en Cuba, pero también formó parte de la Trova Porteña y compartió escenarios o grabaciones con artistas como Ignacio Copani, Bruno Arias, Guillermo Fernández, Gerardo Gardelín o Miguel Ahumada, como en Córdoba lo hizo con José Luis Fernández, entre otros.
En las charlas con López, aparecen recurrentemente Diderot y Paco Urondo, con quien comparte la certeza de que “la única verdad es la poesía”. Y cuando se refiere a los trovadores citadinos, se apiada y confiesa “que estamos sumidos en el desamor, en el desamparo absoluto” y considera que el Estado debería facilitar su llegada a las universidades para “escuchar e intentar interpretar lo que le pasa al prójimo”.
León Gieco, Daniel López y Silvio Rodríguez.
“La cultura debería hermanarse, participar de todos los ámbitos. Siento que es necesario que se abran las estructuras existentes y sean más permeables a la construcción de una nueva concepción de gobierno”, aporta desde su intención de seguir incidiendo en el desarrollo de políticas públicas en beneficio de las mayorías. “Si esos compartimentos estancos impiden que fluya la comunicación, seguiremos padeciendo el desaire de la incomunicación”.
Se pone a grabar un video para mostrarle a su amigo compositor los acordes en la guitarra, que usa como zurdo. Sobre la mesa los compact discs que estuvo escuchando, unas copas, papel y lápiz. “Siempre hay que tener una copa a mano para quien nos visite”, sobre el papel y el lápiz apunta que muchas veces se trata de poetas, de músicos que en un rapto de inspiración pueden caer en su casa con la necesidad de plasmar algunas ideas en esas hojas blancas.
Hiperactivo, me cuenta de una nueva idea para un programa de radio, del emprendimiento económico de un amigo, me aconseja un buen masajista y me hace cantar y bailar para soltarme, porque me vio muy rígido. Me presenta a su familia y me dice “Alberto siempre ha estado junto a nuestra tribu”, la sonrisa y los ojos brillantes me hablan de su orgullo por esa amistad duradera.
Cantautor, rockero, folclorista, aprendiz de psicomagia, conversador, con sentido del humor, severo y respetuoso, un jugador de toda la cancha: Daniel López.