El domingo 29 de diciembre por la mañana partió desde las afueras del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) la Quinta Marcha del Orgullo Loco, encabezada por una murga disfrazada con calaveras y trompetas que, al son del ritmo, repartía a la gente el siguiente manifiesto de cinco puntos:
- Defendemos nuestros derechos desafiando el estigma, los prejuicios, la discriminación y la violencia institucional hacia quienes somos diferentes.
- Afirmamos que la locura no es algo de lo que tengamos que sanar, porque no es una enfermedad.
- La palabra locura denota nuestra experiencia emocional y con ella nos identificamos.
- La siquiatría no es una ciencia médica, sino que tortura y es servil al sistema para normalizar a la gente.
- Estamos orgullosxs de ser como somos: “locas” y “locos”.
Intrigados, entrevistamos a Rodrigo Fredes, uno de los convocantes:
P: ¿Nos puedes dar más contexto sobre esta marcha tan original?
R: Más que pacientes siquiátricos nos concebimos como personas diferentes, y muchas veces se cruzan los caminos con la siquiatría. O sea, personas que tenemos distintas formas de relacionarnos con la realidad y que en algún momento de nuestras vidas la siquiatría nos agarra, nos etiqueta, nos maltrata, nos encierra… a las mujeres las esteriliza. Entonces, hemos construido una identidad de eso, una identidad “loca”, y nos sentimos orgullosos de eso. Este año es la quinta marcha del “Orgullo Loco” y desde hace 5 años hemos estado construyendo un movimiento a lo largo de todo Chile. En respeto a las personas que somos así, distintas, que hemos pasado por la experiencia de estar encerrados, drogados.
Pensamos que la siquiatría no se hace cargo del malestar social, de la explotación, de la verticalidad, de la injusticia social ni decir de las experiencias traumáticas de las personas. Simplemente actúa desde un modelo vertical, hegemónico, sin sustento científico, sobre la base del diagnóstico y la drogadicción siquiátrica. Todas las personas que siguen ese camino, en el mediano y en el largo plazo tienen dos problemas: los problemas originales, más los problemas que la siquiatría les impone. Reivindicamos el derecho a ser loco, a ser una persona distinta, ni mejor ni peor que los “normales”.
P: Suena similar a lo que plantean las disidencias sexuales…
R: Sí. Así como los compañeros de la diversidad sexual plantearon en un momento “somos el orgullo gay”, nosotros defendemos el “orgullo loco”. Muchos compañeros de la diversidad sexual han sido siquiatrizados por la disforia de género, la angustia que les produce no poder ser ni manifestar su identidad. Podemos decir que la siquiatría es funcional al modelo porque instala un tratamiento casi exclusivamente farmacológico, ¡pero la persona no se recupera! No recupera su proyecto de vida.
P: ¿Y cómo converge esto con el estallido social que estamos viviendo en el país?
R: Básicamente por el respeto a la dignidad. Las personas que somos distintas muchas veces hemos sido encerradas. Tenemos un compañero como José Vergara, de Iquique, que por el hecho de ser pobre y haber sido diagnosticado con esquizofrenia, Carabineros lo hizo desaparecer en el 2015. Entonces la primera dignidad es poder vivir, y vivir de acuerdo a como tú eres. Como tú te identificas, como tú te quieres expresar. Y la locura es eso: una forma distinta de ser, ni mejor ni peor que la normal. Estamos orgullosos de ser locos y usamos el término, reapropiándonos de él tras haber sido usado políticamente para ningunearnos e infantilizarnos.
P: ¿Cómo se pueden en contacto con ustedes las personas que se sientan identificadas con lo que dices?
R: Esta marcha ha sido convocada por el grupo autogestionado Libre-Mente, que se reúne todos los lunes y se puede encontrar en Facebook (Autogestión Libre-Mente). Tenemos una cooperativa de trabajo, hacemos charlas y practicamos lo que llamamos el “humano-shock” o el “afecto-shock”, en contraposición al “electroshock”.