Por Claudia Aranda
Se presume que Evo, como todo asilado, debe restringir su accionar en el marco regulatorio de su nueva condición. El ex presidente de Bolivia, junto con “agradecer al pueblo y al gobierno por permitirnos estar cerca de mi querida Bolivia», subrayó sobre este punto que “entiendo mi responsabilidad como refugiado en Argentina y cumpliré lo que dicen las normas”, añadiendo que el pasado domingo se reunió con Alberto Fernández y con Cristina Kirchner, quienes le enfatizaron “algunas recomendaciones”.
No cabía un alfiler en la primera conferencia exclusivamente de prensa de Evo Morales como refugiado político en tierra Argentina.
Con todo, Evo Morales fue tajante la mañana de este martes 17 de diciembre en las dependencias del Centro Cultural de la Cooperación en ciudad de Buenos Aires, al advertir que “en la ONU no se puede confiar”, que “otro mundo es posible sin el FMI” y que la actual mandataria de Bolivia autoproclamada como tal a raíz del golpe de Estado, Jeanine Áñez, es una “usurpadora”.
Evo hizo un segmentado análisis de la coyuntura de su país, y entre sus declaraciones lamentó haber otorgado más poder a las Fuerzas Armadas. En esa línea, expresó además que “lamentablemente ni la inteligencia de la Policía o las Fuerzas Armadas nos advirtieron que se venía el golpe. Una mujer me llamó para advertirme de las reuniones que se hicieron antes del golpe de estado, y que ocurriría después de las elecciones”.
Entre gestos risueños e irónicos que expresaban un “es el colmo”, Evo Morales relató que la próspera economía de la que en los últimos años hizo gala Bolivia, se está comenzando a ir al tacho de la basura toda vez que la nueva dictadura está contrayendo deudas innecesarias y vendiéndose a las lógicas del capital.
Evo expresó que lo que a él no le perdonaron fue demostrar que económicamente un país latinoamericano puede, se la puede sin venderse. Que no le perdonaron nacionalizar sus recursos naturales. Que no le perdonaron ser indio. Que no le perdonaron la dignidad de su pueblo.
“No fue un golpe de Estado, fue un golpe al litio”, aseguró.
Tajante, el ex presidente orgullosamente indígena cuestionó que “¿hasta cuándo nos van a gobernar de arriba y de afuera? No estamos en la colonia para decidir al presidente desde arriba o desde afuera”, enmarcando el hecho de que siempre fue blanco del ataque del imperio al no ser un presidente lacayo del imperio.
Evo insistió en que ganaron “en primera vuelta constitucionalmente”, acusando que “para la OEA, ganar por más del 70% es fraude. La OEA es golpista”.
Alarmado por la escalada de violaciones a los derechos humanos en Bolivia a partir del golpe de Estado, y junto con denunciar con dolor las muertes a bala y la persecución de su pueblo al punto de quebrarse en lágrimas en medio de la testera, Evo habló de paz para Bolivia y aseguró que esta no será posible “si no hay justicia social” y que tampoco se garantiza “con controles militares”.
“Estoy convencido que el derecho a la vida es más importante que cualquier derecho, hemos soportado tantas cosas. En nuestra gestión no hubo ningún muerto a bala, hoy ya son 36”, lamentó Morales. En ese marco destacó que llegó a ser presidente “con la lucha sindical, pensando en la patria no pensando en la plata”, aclarando que “no soy enemigo de los ricos, soy amigo de los pobres”.
El dirigente, que estuvo acompañado por su ex canciller y que fue animado, aplaudido y reforzado con vítores tanto por algunos personeros de la prensa en los momentos en que relataba dramáticos pasajes de este proceso que hoy lo tiene en el exilio, aseveró que “superé todo el trauma que hemos enfrentado y mientras tenga la vida haré política”.
«Si plantean elecciones libres que acabe la persecución política y me dejen entrar a Bolivia, tengo derecho a hacer política», enfatiza. Sin embargo, y junto con asegurar que no será «candidato» en las próximas elecciones bolivianas, Evo Morales dice estar “convencido que vamos a ganar nuevamente las elecciones nacionales y vamos a recuperar democráticamente el poder de los pueblos indígenas en Bolivia”, subrayando que lo que él espera es que “hayan elecciones libres, sanas y transparentes pero para eso no pueden haber perseguidos políticos, ni detenidos políticos”.
A su salida, la cual fue rauda luego de responder a penas cinco preguntas de medios de prensa previamente pactadas, se amontonó un grupo de personas, bolivianos, bolivianas, periodistas y transeúntes que a su favor y en favor de una Bolivia libre, gritaron y cantaron consignas entre las que a todo pulmón destacó “La Whipala se respeta, carajo!”
Las fotos son de Paula Acunzo
El vídeo es de Claudia Aranda: