Entre las muchas personas que vienen participando de la Cumbre social por el clima estuvo Laura Zúñiga Cáceres.
“Soy hija de Berta Cáceres y soy de Honduras”, se presentó en la asamblea del miércoles 11 dedicada al ecofeminismo.
Con 26 años, parece todavía una niña cuando se refiere a Berta como “mi mami”, pero enseguida se hace evidente que quien habla es una mujer, una luchadora fuerte que esgrime ideas y gestos muy claros.
“Cuando hablamos del clima muchas veces nos dicen, por ejemplo: ‘reutilicemos, reciclemos… ¡y vamos a reducir los gases de efecto invernadero!’ Pero a mi mami la asesinaron por luchar en contra de una represa, que es energía limpia. Entonces ahí empezamos a cuestionar realmente a qué nos referimos cuando hablamos de capitalismo verde”.
Enfatiza que algunos discursos hablan del clima banalizando el tema, sin darle profundidad. “Culpabilizan a quienes estamos en los territorios y dicen que tenemos que hacernos cargo de reducir… bla, bla, bla, bla, bla, cuando en realidad son las empresas las que están destruyendo este planeta”.
Entonces “yo les digo a veces ‘no me hago cargo del cambio climático’, porque vengo de un lugar en el que estamos poniendo el cuerpo y siendo la primera línea de defensa de la tierra en una guerra; porque nos están matando, porque están utilizando ejércitos, porque están utilizando estructuras criminales, aliándose con el narcotráfico para poder atentar contra nuestro cuerpo y contra nuestras vidas”.
“El golpe de estado del 2009 en Honduras marcó la entrada del extractivismo salvaje en nuestros territorios. También la militarización y la criminalización. Fue una política de las empresas transnacionales para generar despojo que se reproduce en otros países de nuestra América Latina. Hoy, diez años después del golpe de estado, vivimos en una sociedad en la que se legitima la violencia patriarcal masculinizada”. (…) “Y así, bajo este ideal se asesina a mujeres y a todos aquellos que no entran en esto. Por eso cuando hablamos del asesinato de Berta Cáceres, decimos que es un femicidio político, que es un femicidio territorial”.
Clima y feminismo
“…Desde el feminismo hemos tenido grandes aprendizajes. Como entender, por ejemplo, que es el sistema patriarcal el que nos violenta y nos domina, y no simplemente los hombres. También es interesante entender que el capitalismo va de la mano con el sistema patriarcal, que es racista y que es colonial. Y si logramos entender esto, vamos a poder enfrentarnos a la destrucción del planeta de manera más asertiva. Y es difícil, porque es más fácil quedarse en la casa y dividir residuos selectivamente. Es más fácil eso a realmente entender que estamos en una situación más complicada porque hay actores muchísimo más poderosos, más violentos, más virulentos atacándonos.”
Con relación al feminismo, también destaca la acción colectiva de las mujeres en todo el mundo.
“Nos vimos en muchos países, replicando “El violador eres tú”, como vimos el “Ni una menos”, como vimos la lucha contra los femicidios como algo global. En esa red es que podemos también enfrentar el tema de la destrucción del planeta y la destrucción de la vida”.
Y agrega: “El feminismo se construye desde un lugar que muchas veces no es “lo correcto”, y pone como ejemplo que nos acusen de “asesinas” cuando hablamos del aborto.
“Sin embargo salirse de ese lugar que es correcto para la moral y la ética de un estado opresor, racista y violento, también es necesario. Si no, van a decirnos que lo correcto es dialogar con las empresas, aunque las empresas sean asesinas. Que lo correcto es negociar con los bancos, aunque los bancos estén financiando nuestro asesinato. ¡Y es así! En el asesinato de Berta Cáceres había bancos europeos financiando a una empresa que no tenía –para pagar su asesinato– más dinero que ese que ellos le daban. Entonces hay que profundizar.”
No hay tiempo que perder
“Mi mami decía ‘¡Despertemos humanidad, ya no hay tiempo!’ Y es real que ya no hay tiempo. Entonces, tenemos que seguir ese ejemplo de internacionalismo que ya tiene el movimiento feminista. Tenemos que generar redes fuertes que permitan la resistencia de nosotros y nosotras, los pueblos. Y aunque los gobiernos hagan sus cumbres y (a la COP25) venga a hablar gente como el dictador Juan Orlando Hernández, presidente de Honduras –un asesino aliado con el narcotráfico–, aquí nosotros gestamos estrategias propias, que realmente nos saquen de sólo defendernos y resistir”.