Txema Guijarro ha sido diputado por Podemos y vuelve a presentarse a las elecciones de este 10 de noviembre. De nacionalidad, ecuatoriana, su relación con Sudamérica es permanente.
En esta entrevista, hemos querido conocer su opinión sobre las protestas populares que han tenido lugar en Ecuador y lo que está ocurriendo en Chile.
Sobre el futuro al que aspira, «Ese cambio tendrá que venir de la mano de más democracia, y una conciencia organizada entre los pueblos».
Pressenza.- Sabemos de tu relación con Suramérica ¿Cómo crees que seguirá los procesos de Ecuador y Chile?
Txema Guijarro.– El elemento que une ambas movilizaciones es la resistencia de los pueblos ante el intento de imposición de una agenda neoliberal. Ahora bien, creo que el principal elemento diferenciador es que Ecuador ha sido tradicionalmente resistente a esas tendencias. La historia de Ecuador en los últimos 25 años ha sido la historia de la resistencia a la imposición neoliberal, de ahí que el pueblo ecuatoriano haya derrocado hasta a tres presidentes del país. En este caso, me refiero a una resistencia popular que no duda en enfrentarse a todo programa de ajuste neoliberal, al conocido como Consenso de Washington, que en Ecuador nunca se ha podido implementar del todo. Mientras hemos visto cómo se ha ido imponiendo en los países limítrofes como Colombia, Perú, Brasil, etcétera. Por otro lado, el caso de Chile es diferente, yo diría que es el caso contrario. Chile fue un país “disciplinado” por la terrible dictadura de Pinochet, que fue la que introdujo la agenda neoliberal, acompañada de una brutal represión. Desde entonces se ha venido gestando un fuerte malestar en el pueblo chileno, que entiende que su salida democrática pasa por una nueva constitución. En Chile se han ido combinando esa vieja reivindicación constituyente con la resistencia a ese nuevo paquete neoliberal que Piñera ha intentado imponer.
P.- ¿Los acontecimientos de Ecuador y también de Chile, a su ver, muestran la inoperancia del modelo neoliberal? ¿Son indicadores suficientes para sostener que el problema de raíz es el capitalismo globalizado en el cual vivimos? y de ser así ¿Cómo se sale de este modelo?
T.G.- Yo hablaría más bien de un capitalismo desregulado que, por supuesto, se encuentra en el contexto de una globalización, que se inició hace ya siglos. Lo que yo diría que caracteriza el momento actual, además de esta fase de globalización avanzada, es una fase de “desgobierno” que es la consecuencia de haber implementado tantos años de política neoliberal.
¿Cómo salirse de ahí? Creo que sobre todo reivindicando la soberanía de los pueblos y el valor de los Estados. Al enfrentar un problema de desregulación, creo que hacen falta dos cosas: en primer lugar, Estados que regulen y, en segundo lugar, un nuevo orden mundial bajo una gobernanza más democrática. En este sentido, para que pueda haber una regulación a nivel global tiene que haber un multilateralismo más eficaz, implementado a partir del Sistema de Naciones Unidas. Aquí me gustaría destacar una iniciativa que hemos venido defendiendo, el Tratado Internacional Vinculante de Derechos Humanos y Compañías Transnacionales, que es precisamente un medio para generar regulaciones de ámbito global que aseguren las condiciones de trabajo digno en todo el mundo.
P.- Las poblaciones se movilizan en diferentes partes del planeta, reclamando lo que les corresponde, ¿Crees que serán imprescindibles tales manifestaciones para que los gobernantes cambien sus políticas o habrá políticos que se adelanten a los acontecimientos?
T.G.-Los políticos y la política siempre van por detrás de los movimientos y de lo social. Además, si algo nos ha enseñado la historia es que los derechos no se nos han concedido graciosamente, los derechos siempre han sido conquistados. Por lo tanto, para mí el secreto está en la lucha y, de la mano de ésta, la creatividad. Frente a los desafíos complejos y los nuevos contextos, se requiere de creatividad y audacia en la lucha.
P.- Si, como parece, este tipo de movilizaciones pacíficas y noviolentas se pueden ir multiplicando ¿Crees que sería de interés generar redes de trabajo y apoyo mutuo entre el Norte y el Sur del planeta y construir un movimiento global?
T.G.-A esto mismo me refería antes con la necesidad de ser cada vez más audaces, más creativos. Ciertamente, es el momento de construir una red de redes. Sabemos que las redes ya existen pero, ante una globalización económica como la que vivimos, requerimos de una red de redes que nos ayude a configurar la resistencia a la globalización del capitalismo avanzado.
P.- ¿Cómo es el futuro al que aspiras?
T.G.-Aspiro a lograr un sistema más sostenible, en el que las familias diversas sean lo que está en el centro y no el beneficio de una minoría, y donde la igualdad entre las personas sea una realidad. Ese cambio tendrá que venir de la mano de más democracia, y una conciencia organizada entre los pueblos.