El fastidio del pueblo
Por Dolores Pizarro Vidal
A propósito de la noticia aparecida en Yahoo, que denunciaba a la ex alcaldesa de Madrid y su forma de vivir: una “izquierdista no austera”, un concepto bien arraigado en el consciente colectivo de los españoles, pero que dado el momento que vive el mundo aplica para todos, pareciera que Chile vive una constante “demasiado” parecida. Es sabido, que la derecha además de gustar del caviar es absolutamente devota, llegando a declararse históricamente “pechoños” (que se golpean el pecho en misa) y la izquierda que declara “representar al pueblo”, muy por el contrario, ha lucrado con el pueblo.
(Esto no lo digo yo, basta revisar los archivos que avalan el financiamiento de uno y los otros partidos).
Ni los unos, ni los otros son necesarios, así lo entiende la gente, el pueblo, los ciudadanos en nuestro país. Las encuestas lo señalan muy claro, los ciudadanos no se sienten representados por partidos políticos en general. Los ciudadanos quieren ser escuchados, respetados, quieren la verdad y la justicia. Quieren vivir en paz, ganar lo justo, y todas las demandas de la agenda tan corta en preceptos y larga en tiempo de espera, como una sala de urgencias chilena.
Nuestra casta política, aplica perfecto al concepto del título. Y como siempre, considerando la regla, si hay excepciones pero son mínimas.
De cualquier forma, los pensamientos de los partidos de derecha, izquierda incluso los de centro, si comparten ideas en común: el egocentrismo, liderazgo, indiferencia e insensibilidad, capacidades histriónicas, y todo lo que hemos visto. Toda vez que no han cambiado leyes, no han solucionado la agenda social, no han respondido a las demandas colectivas, no han hecho nada… salvo esperar el próximo 30 de noviembre para cobrar su desmedido sueldo, por el cual éste mes en particular, han admitido que han trabajado en demasía.
Pero sin embargo, sí se han preocupado de salvaguardar sus honorarios. Buscaron la mejor forma y fórmulas para hacer de la asignación no sólo una rebaja de dinero si no de hacer sentir a la ciudadanía (menos consiente) que esto significaría un riesgo para la gestión desde las regiones representadas, algo así como fomentar el “terror de las buenas prácticas”.
Quisiera hacer una breve analogía con los Alcaldes. Considerando que ellos están –se supone- más cerca de las bases. En el caso de Maipú, donde resido, yo no voté. Mi fundamento es que no me sentía ¡para nada! representada. Y como podría sentirlo, si el peso y legado que plasmaron los antiguos alcaldes, se ha convertido en una vara muy alta desde los años 80. Y es el sentir de muchos vecinos de la comuna, que recuerdan con cariño y respeto a sus antiguos ediles, quienes además de residir en la zona, se iban caminando a la Alcaldía, eran vecinos respetuosos (de quienes los habían elegido), escuchaban sus demandas y solicitudes, las que luego llevaban a cabo. Algunos de ellos, la convirtieron en comuna como tal, otros marcaron el progreso de Maipú gestionando desde las RR.PP. con el Cordón Industrial en el Camino de Melipilla. También mejoras progresistas en la calidad de vida de los Maipucinos con la creación de una preciosa Avda. Pajaritos. Alcaldes en sintonía con su gente como el aún recordado, Dr. Ferrada, entre otros.
Pero la decadencia llegó. Y he sido testigo del deterioro de la comuna con los cuatro últimos alcaldes elegidos, de diferentes tendencias políticas, en ambos lados de la balanza. Con ninguno se logró avanzar en forma clara y transparente como con los de antaño. Con suerte han residido en la comuna, o simulan hacerlo. Sin consultar a la comunidad han realizado obras viales para el currículo y poder optar a nuevos cargos como Ministro y luego Senador, tal es el caso del trébol (obra vial) que está sobre el cruce antiguo del Camino de Melipilla. Allí, donde se mostraba el máximo ícono de religiosidad y punto de encuentro de la antigua estación de tren en su trayecto a Cartagena y la comuna. Actualmente botado, sucio, lleno de basura, escombros. Sólo los devotos siguen a la Virgen con sus flores y oraciones. Por el frente, con suerte una plaza que gracias al buen jardinero se mantiene agradable a la vista. Así como la creación de un mural en el Liceo Nacional de Maipú, con el fin de retratar próceres y aportes culturales nacionales, en donde la figura de la alcaldesa forma parte de los retratos, plasmada en el mural como si fuera parte de estos íconos de la historia… ¡qué nivel de egocentrismo!.
Soy testigo de las cartas de los vecinos, enviadas a la Alcaldía solicitando hermosear el sector, sacar la basura, etc. Así como de vecinos que han solicitado audiencia a los cuatro últimos alcaldes sin obtener siquiera una respuesta, de ninguno de ellos. ¡Que vergüenza!
Esa es la humildad que falta, la vocación de servicio, las puertas abiertas para quien les dio el voto y confió en ellos. Muy por el contrario, en nuestra comuna no falta el “pan y circo” en una plaza con un tremendo aviso que dice “Boulevard” de carros sucios, que llenan el espacio de tránsito al metro. Y docenas de carpas que venden de todo… colectivos en esquinas no autorizadas, perros callejeros de los cuales nadie responde, vendedores ambulantes, cables de luz atochados y que con el peso caen al piso… todo esto es un desorden que desborda y molesta. Todo muy bien velado, con muchas fiestas y paseos, ferias, chabacano, mientras tampoco se escucha al Consejo y sus solicitudes para mejoras en otras áreas de la comuna, como educación por ejemplo.
Si los alcaldes “no conceden audiencias” a los vecinos, para escuchar las demandas para lo que fueron elegidos, imagínense el grado de pedantería que tienen los parlamentarios. Y a mayor autoridad o grado, mayor número de personas no escuchadas ni atendidas, todo de acuerdo a la representación geográfica.
Por esto y por más aún, es que está “fastidiado” el pueblo, como dirían nuestros hermanos de la Península.