Por José Gabriel Feres*

La renuncia de Evo Morales, Presidente de Bolivia y del Vicepresidente Álvaro García Lineras es sin duda un hecho lamentable, no sólo para Bolivia, sino que para todos los procesos democráticos del continente y del mundo. El rechazo internacional ha sido categórico al Golpe de Estado que se ha consumado este lunes 10 de noviembre en nuestro hermano país.

Esto ocurre después de la decisión de Evo Morales y de su gobierno, de llamar a nuevas elecciones como forma de resolver la crisis que se estaba gestando. Una respuesta decidida que no aceptaba cálculos, sino que privilegiaba lo mejor para su pueblo. Una respuesta que surge sin duda de la profunda sensibilidad humanista de Evo Morales, al igual que su forzada renuncia de estos momentos, que responde a evitar el derramamiento de sangre de su pueblo, el cual ya estaba siendo víctima de la persecusión y asesinato de sectores de la policía y de bandas paramilitares impulsadas y financiadas por grupos facistas del oriente boliviano.

Varias de las conductas políticas del Presidente pueden haber sido objeto de discusión, incluso por parte de sus propios adherentes y estar su apoyo sufriendo el desgaste propio de 13 años de gobierno, pero su decisión de llamar a nuevas elecciones sin duda lo engrandecía y sirve como referente ejemplar en cuanto a mostrar que conflictos de esta magnitud sólo se resuelven con más democracia.

El hecho de consumarse el Golpe de Estado, aún después del llamado a nuevas elecciones que había realizado Evo Morales, sólo se explica por la clara intención de terminar con su gobierno y no estar dispuestos a arriesgar poder hacer esto democráticamente. ¡Como no aprovechar el momento para asegurarse su derrocamiento por vía de la fuerza!

Lamentablemente una vez más nos toca vivir en Latinoamérica la violencia de sectores antihumanistas que no están dispuestos a abandonar sus privilegios y a los cuales no les basta procedimientos como la mentira, el boicot, la compra de políticos y dirigentes sociales, la complicidad del poder judicial, etc. y recurren por último a sectores de las Fuerzas Armadas para promover golpes de estado e impedir el avance de la democracia.

Tengo la certeza que estas situaciones, que sin duda tendrán un alto costo en sufrimiento, son los últimos estertores de un sistema moribundo antes de su desaparición total, ya que finalmente los pueblos recobraran su libertad arrebatada y tomarán el destino en sus manos habilitando un futuro mejor para todos.

Por último, es inexplicable la negativa del gobierno de Chile -al igual que la de los gobiernos de Perú, Argentina y Brasil- de no haber permitido el ingreso al espacio aéreo al avión en el que estaban Evo Morales y Alvaro García Lineras (según fuentes periodísticas de Bolivia), ya que al hacerlo han dificultado su derecho a pedir asilo y los han dejado expuestos a la violencia política que expresan hoy sus oponentes golpistas.

 

*Vicepresidente del Partido Humanista