Los últimos acontecimientos ocurridos en Chile muestran un incremento significativo a la vez que alarmante en los casos de violación de los derechos humanos. Si alguien creyó que el cambio de Gabinete iría a servir de muro de contención a la violenta escalada desatada por el Gobierno en contra de los manifestantes, los hechos ocurridos muestran, por el contrario, que tal cambio se hizo precisamente para hacerlos recrudecer.
No vamos a hacer una enumeración de los casos en que los derechos humanos han sido violados, tarea que excede con creces cualquier cálculo estimativo, sino nos referiremos tan sólo a dos de los mismos: uno es el espantoso caso de Gustavo Gatica; el otro, la invasión del Hospital Dr. Gustavo Fricke de Viña del Mar. Atrás quedarán el asesinato de José Miguel Uribe en Curicó, de la carabinera Yasna Ramírez que fue apaleada por sus compañeros del GOPE, el ‘suicidio’ de César Mallea González, en Peñaflor, y el caso de torturas en Antofagasta, por mostrar tan sólo algunos ejemplos. Tampoco lo haremos con otros, como
“Los desnudamientos, violaciones y abusos sexuales que se han reportado (y) nos devela un peligroso patrón que emerge cuando se dirige la violencia por agentes estatales contra mujeres, e incluso niñas y niños”i.
Una información emanada de testigos presenciales del hecho señala que el día viernes 8 del presente
“Gustavo Adolfo Gatica Villarroel de 21 años, RUT 19.818.672-4, estudiante de historia (de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano), se encontraba en Plaza Italia junto a un millón de personas manifestándose. Alrededor de las 18:00 hrs. en la esquina de Vicuña Mackenna con Alameda, Gustavo recibió proyectiles en el rostro”ii.
Los balines que lo impactaron, disparados por efectivos policiales que se encontraban en el lugar, destruyeron sus glóbulos oculares. Fue inútil que se le internara en la Clínica Santa María para practicarle una compleja cirugía en el vano intento de salvar uno de sus ojos. El joven había perdido irremediablemente la vista.
“Desafortunadamente, las lesiones oculares provocadas por los balines de Carabineros fueron tan severas, que los médicos no lograron revertir el daño causado, diagnosticando así la pérdida total de la visión del universitario”iii.
A las 19 hrs. de ese mismo día, la policía ingresó al Hospital Dr. Gustavo Fricke de Viña del Mar, atropellando a enfermeras y pacientes y disparando balines y bombas lacrimógenas al interior del recinto al extremo que la ASENF, FEDEPRUS y FENATS Unitaria se vieron obligadas a emitir un comunicado en el que, repudiando los hechos, expresan, entre otras cosas:
“Condenamos el uso de gases tóxicos en el interior de un centro asistencial, más aun encontrándose con la plena concurrencia de la población vulnerable, de niñas y niños, adultos mayores, embarazadas y personas con capacidades diferentes o notorios problemas de salud […]“iv
¿Qué está sucediendo en nuestro país? ¿En manos de qué desalmados está la fuerza pública? ¿Quién dio la orden de mutilar visualmente al pueblo chileno y hacer de esta nación un país de ciegos y tuertos a fin de mantener los privilegios de unos pocos? ¿Quién ordena ingresar a la fuerza pública a los recintos asistenciales como si se tratara de una batalla contra el más feroz de los enemigos? ¿Qué clase de uniformados se están formando en nuestros institutos armados, financiados por nosotros mismos, capaces de hacer semejantes barbaridades? ¿Qué clase de degenerados son aquellos que violan a los jóvenes, en las comisarías, como es el caso de L.R., cuyas iniciales usamos aquí para no herir su dignidad? ¿Qué monstruos no sólo toleran todo ello sino persisten y porfían en su manía de intentar gobernar el país de esa manera? En el caso del asesinato del joven José Miguel Uribe, su victimario Juan Carlos Reyes, soldado perteneciente al Regimiento Bellavista de Santiago, tenía orden de detención por el delito de robo con intimidación y era considerado un peligro público para la sociedad v. ¿Dónde, entonces, se encuentran los delincuentes y vándalos si no en esos institutos y en quienes les dan tan bárbaras órdenes?
En el caso del joven Gustavo Gatica, cuando sus compañeros, el día 09 de noviembre quisieron hacer una ‘cadena’ en apoyo suyo a fin de infundirle valor, fueron dispersados por las Fuerzas Especiales de Carabineros que, al igual a como lo hicieran en Viña, llegaron hasta el recinto hospitalario arrojando bombas lacrimógenas y con un carro lanza aguas. ¿Cómo es posible todo ello? ¿Cuál es el motivo de semejante odio contra un joven hoy en día ciego?
El Comité de Defensa de los Derechos Humanos y Sindicales CODEHS, ante estos hechos, reitera su llamado en orden a exigir la inmediata resignación al cargo del presidente Sebastián Piñera y de todos sus ministros, además del Director General de Carabineros y de todos aquellos que se encuentran, de una u otra manera, vinculados a estos graves hechos. No creemos que con una simple reforma a la Constitución pinochetista ni con la dictación de una nueva a cargo de un ‘Congreso constituyente’ o con migajas arrojadas desde las instituciones gubernamentales sobre la población nacional se vayan a calmar los grandes anhelos de cambio y de justicia de los manifestantes, que ya ingresaron a su cuarta semana de movilizaciones.
Por el Comité de Defensa de los Derechos Humanos y Sindicales CODEHS
Raul Elgueta González Manuel Acuña Asenjo
Presidente Secretario General
iLjubetic, Yerko y Millaleo, Salvador: “Violaciones graves a los derechos humanos: sombras del ayer que resucitan en el mañana”, CIPER, 09 de noviembre de 2019. Con negrita en el original.
ii Santa Cruz, Yanny: “Denuncia”, PiensaChile, 09 de noviembre de 2019
iii Santa Cruz, Yanny: Id. (2).
iv Redacción: “Hospital Gustavo Fricke: Trabajadores rechazan uso de lacrimógenas y violencia de Carabineros dentro del recinto”, ‘El Desconcierto’, 09 de noviembre de 2019.
vMoerales Amaya, Jaime: “Ex fiscal Gajardo presentó querella por la muerte de joven José Miguel Uribe en Curicó”, Radio Cooperativa, 30 de octubre de 2019.