Tiene mucho en común con la forma en que funcionó el movimiento español 15M y evocan mucho nuestros recuerdos griegos del 2011 y 2012, aunque en sus primeras etapas, las personas de los vecindarios van a su plaza más cercana diariamente y comienzan a reunirse temáticamente a las 7 p.m. para que un poco más tarde lo haga un grupo mayor. En su reunión conjunta anuncian las decisiones tomadas por los grupos específicos y luego se comunican con otras asambleas que sesionan en otros barrios. De ese modo, el movimiento que quiere dignidad se está organizando en los barrios de todo Chile.
La tarde de ayer estuvimos en el barrio Yungay, junto con amigos de Pressenza de diferentes equipos editoriales, y participamos en sus discusiones. Jóvenes y personas de todas las edades, familias con sus hijos y parejas del mismo sexo, inmigrantes e indígenas, dijeron que no solo estaban interesados en su reclamo «seco» de que renuncie Piñera. Están interesados en al menos dos cosas más serias:
- responsabilizar tanto a él como a quienes cometieron los asesinatos y lesiones graves a tantos miles de personas.
- hacerse cargo de una importante parte en la planificación del futuro.
Frustrados por el sistema político actual y las distintas políticas sectoriales implementadas con las que se ha abusado de la democracia, están listos y decididos a recuperar su futuro.
Docenas de asambleas de barrio auto-organizadas están en marcha en Chile en estos días.