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Mario Rodríguez, académico y activista, nos alerta sobre la posibilidad de que el gobierno boliviano caiga. “Salvo que acontezca algún movimiento inesperado, las horas del gobierno de Evo Morales y el MAS podrían estar contadas. El informe de la OEA se debería emitir el miércoles en la mañana, pero hasta entonces, parece mucho tiempo”, vaticina con escepticismo.
“En cualquier caso, si ese informe propusiese segunda vuelta electoral, los liderazgos de los Comités Cívicos ya han dejado claro que su posición es la renuncia de Evo y convocatoria a nuevas elecciones con nuevo órgano electoral”, nos explica. Para luego agregar que “Con la ofensiva lanzada y la movilización que han conseguido, no parece que vayan a negociar un retroceso en estos pedidos. Es más, la oposición electoral (Comunidad Ciudadana principalmente), ha tenido que ponerse detrás del liderazgo “cívico” para intentar no perder el carro de un mínimo de apoyo, ha perdido toda iniciativa y recibe cada vez más desplantes de los líderes cívicos”.
Ese panorama que deja de ser de disputa política, para convertirse en enfrentamiento cultural, sociológico incluso. Envalentonados por el fuerte impacto de sus movilizaciones, la profundización de la manipulación a través de los medios masivos de comunicación y el dinero contante y sonante con el que pueden sostener los bloqueos, los “cívicos” bolivianos sienten que tienen en sus manos “el destino próximo del país”.
Mario describe a las caras visibles de este movimiento. “Estos liderazgos “cívicos” se expresan en Fernando Camacho del Comité Cívico de Santa Cruz y Marco Pumari de Potosí que, desde mi perspectiva, expresan claramente una mirada del país señorial, colonial, patriarcal, con discurso religioso neoconservador y con capacidad de organización de choque como nunca vimos de la derecha, con ribetes de un fascismo señorial. Incluso Pumari, de procedencia claramente indígena andina, ha reproducido estos discursos apelando a lo religioso cristiano conservador”.
“La movilización social contra el supuesto “fraude” ha desbordado sectores medios y ha incorporado, sin duda, a sectores populares y a organizaciones del campo popular enfrentadas al gobierno de Evo Morales desde hace rato y a otras que se han ido incorporando en el camino. Organizaciones como el sector cocalero de los Yungas, la nación Qhara Qhara o la población urbana de Achacachi, enfrentadas desde hace años con el gobierno, han adherido a esta movilización, ya con dimensiones de estallido social”, explica el integrante del colectivo Wayna Tambo Red de la Diversidad de Bolivia.
Rodríguez muestra su preocupación ante la posibilidad de que Morales se vea obligado a sacar el ejército para proteger a las poblaciones originarias que son atacadas por turbas violentas y para evitar enfrentamientos entre quienes se movilizan para defender el gobierno y quienes exigen la renuncia de Evo. Hasta el momento, Evo no ha sacado a los militares.
“Hay un ala del MAS que está planteando la retoma de la calle, ya que la iniciativa de movilización ha estado en manos de la derecha. De momento esta línea ha sido contenida y parece que no es la mayoritaria, pero hoy puede darse un desborde y la confrontación violenta entre los bandos, lo que nos llevaría a un escenario catastrófico. Hay otros sectores del MAS, en el gabinete, que sostienen que el camino es una salida negociada, escribió en el chat de WhatsApp Mario Rodríguez.
Pese a la fortaleza de las movilizaciones opositoras y su heterogeneidad, Rodríguez advierte que “quienes han concentrado el liderazgo de la oposición en la calle son una expresión muy contundente de la extrema derecha” y “las muestras de racismo y señorialidad han desbordado el momento”.
“Podría contarles cientos de ejemplos que viví, vi, escuché y leí estos días. Les podría contar muchos testimonios que me llegaron que muestran que además de una salida espontánea y legitima de la gente contra el gobierno, hay una estructura y una estrategia de movilización de actores muy contrarios a los sectores populares, por eso sigo señalando que lo que podría venir es un señorialismo muy próximo al fascismo”, indicaba Rodríguez como una perspectiva de mayor alcance del poder de la extrema derecha ultrareligiosa.
Pensado desde un punto de vista más cultural, Rodríguez advierte que detrás de estas movilizaciones aparece el rechazo del goce del otro, en este caso, el avance de los pueblos sojuzgados. La plurinacionalidad se ha vuelto inaceptable, en tanto que igualatoria.
El activista compartía este texto:
¿QUÉ ES LO INSOPORTABLE PARA ESTA ‘CLASE’ MOVILIZADA?
La “falta de democracia” evidentemente no lo es, pues en dictadura jamás podrían haber hecho todo lo que hicieron en estos días. Lo insoportable es el goce del Otro, de ese otro históricamente subalternizado que empezó a gozar abierta y libremente…
“El psicoanálisis nos enseña que siempre subyace en la comunidad humana el rechazo de un goce inasimilable (el goce del otro) y que es resorte de toda barbarie.” (Antonio Bello Quiroz. Psicoanalista)
Por su parte, desde Santa Cruz de la Sierra, la comunicadora indígena Sandra Cossío nos aportaba una mirada de pie de calle. “Nosotros seguiremos resistiendo. No nos van a hacer tener miedo”, aseguraba y contaba que los pueblos originarios estaban dispuestos a defender con la vida al gobierno de Evo Morales. Afectada por las agresiones sufridas por sus hermanos y hermanas, algunos heridos de mucha gravedad y otros asesinados por los insurrectos, advertía sobre las poderosas armas que exhiben los opositores en sus movilizaciones y detallaba cómo eran pagadas muchas personas para participar de los bloqueos. “Allí van las pastores evangélicos y cantan alabanzas a Dios. Nos están colonizando nuevamente, como hace 500 años”, expresaba.
Bolivia necesita que cuidemos a su gente y su proceso emancipatorio.