Por Cristiano Lucchi
«RBUI, nuestro derecho a vivir» es el título del documental sobre la renta básica, universal e incondicional recién traducido al italiano y disponible en los canales de Pressenza. Resultado del trabajo colectivo y voluntario del director Álvaro Orús, el músico David Bazo y muchas personas que han diseñado, filmado, editado, traducido y difundido, la película, que se muestra aquí y al final del artículo, ilustra de manera simple y directa por qué deberíamos considerar seriamente una de las ideas políticas más revolucionarias del momento, una propuesta que trae al centro, gracias a una tributación más justa, la redistribución de la riqueza. La centralidad, lamentablemente eliminada con demasiada frecuencia del debate público a pesar del artículo 53 de la Constitución italiana, prescribe un sistema tributario «regido por criterios de progresividad» capaz de reducir la brecha entre ricos y pobres.
La renta básica universal e incondicional consiste en una asignación mensual distribuida a todos, trabajadores o desempleados, y que se puede combinar con otros ingresos (del trabajo, negocios, rentas), independientemente del género, las creencias religiosas y la posición social.
Para llegar al corazón de esta propuesta, comprender su génesis, sus raíces históricas, profundizar en los experimentos y las ventajas prometidas, pero también conocer sus críticas y potencial, llegamos a una de las personas que han contribuido con el documental en Madrid, la periodista y codirectora de Juana Pérez Montero, quien en los últimos meses ha presentado el documental en Argentina, Chile, Bolivia, Brasil, Perú, Costa Rica, Estados Unidos, España, Italia, Países Bajos, Alemania y Grecia.
Juana Pérez Montero durante la promoción del documental en Sudamérica
¿Cuál es la definición de renta básica?
La renta básica es una medida revolucionaria y, al mismo tiempo, esencial en este momento histórico en el que las condiciones de vida de las personas se pisotean sin límites. Es una cantidad que todo ciudadano recibiría por el solo hecho de existir. Es universal, es decir, destinada a todos, desde los más pobres hasta los más ricos. Es incondicional, no importa si tiene otro ingreso o no, no importa si tiene un trabajo o si está dispuesto a trabajar o no, no hay condiciones. También es un ingreso individual que se otorga a cada persona, a diferencia de otras ayudas que se dan a las unidades familiares. Y ha de ser suficiente para poder subsistir.
¿Por qué deberíamos introducirlo en nuestros sistemas de bienestar? En Italia ya tenemos el Ingreso de Ciudadanía que para Di Maio «abolió la pobreza».
Por diferentes razones. La renta básica terminaría inmediatamente con la pobreza, es fácil de entender. La medida del ingreso de ciudadanía italiano, tal como se concibe, no tiene nada que ver con la renta básica.
El sistema económico actual «garantiza» nuestro sustento a través de un salario derivado del empleo, un fenómeno que creemos que necesariamente debe ser cuestionado. Adoptar la renta básica de hecho significa redistribuir la riqueza existente, que es el resultado del trabajo de miles de generaciones en la historia y de la contribución, en formas muy diferentes, de toda la población actual del planeta. Hoy, por otro lado, estos inmensos recursos se están acumulando cada vez más en manos de unos pocos, aumentando las desigualdades.
Universal, sin embargo, significa que también se les da a los ricos…
Defendemos el hecho de que se convierte en un derecho universal, el primero de todos los derechos, el derecho a la subsistencia, el derecho de una persona, de todo ser humano, a poder seguir viviendo. Para que sea un derecho universal, debe ser reconocido a toda la población. Esto no significa que sea una medida ‘injusta’. Todas las personas deberían recibirlo, pero no todas las personas se beneficiarían de él porque, de una forma u otra, las personas más ricas tendrían que pagar más impuestos, como lo exige vuestra Constitución. Parte de esos impuestos se utilizarían para pagar ese ingreso básico universal e incondicional.
¿Qué cifra podría ser suficiente para lograr los objetivos?
La cantidad de la que estamos hablando es lo que una persona necesita para tener condiciones mínimas de vida dignas. En España, las propuestas presentadas oscilan entre 650 y 700 euros al mes. En los Estados Unidos, los promotores de este derecho proponen alrededor de 1.000 $ por mes. Por supuesto, debemos considerar las condiciones económicas existentes en cada país y producir los mecanismos fiscales más adecuados para poder contar con los recursos que permitan garantizar una renta básica universal, sin depender, en particular para los países más pobres, de proyectos provenientes del norte de planeta en forma de ayuda. Este es un tema sobre el que se están realizando investigaciones y análisis, pero que aún no se ha resuelto; de hecho, la enorme desigualdad entre los ingresos de diferentes países no se ha resuelto. Partiendo de la renta básica, enfrentamos desafíos muy interesantes por resolver, capaces de cuestionar otros elementos del pensamiento único, que aún no hemos tenido suficientemente en cuenta a nivel global.
Juana Pérez Montero entrevistada en la radio
¿Cómo se puede financiar en la era de la austeridad y los recortes del gasto público?
Hay varias propuestas, el debate está abierto. Desde la imposición a las grandes fortunas, a grandes empresas, la imposición de un impuesto sobre todas las transacciones financieras hasta un impuesto que, por ejemplo, afecte a los robots que eliminan empleos. La mayoría de las propuestas están destinadas a aumentar los impuestos para aquéllos que tienen más, y esto sería una medida de justicia social, si comenzáramos a redistribuir las ganancias que pocos acaparan gracias a la contribución de todos.
¿Puedes darnos ejemplos?
Algunos candidatos demócratas en las próximas elecciones estadounidenses, como Andrew Yang, que está lanzando el llamado «dividendo de la libertad», o James Felton Keith entre otros, están proponiendo la cobertura de una renta básica con impuestos a grandes corporaciones como Apple, Facebook, Google para garantizar $ 1,000 por mes para cada estadounidense. Esto considerando el «trabajo» gratuito que cada usuario de estas plataformas «entrega» a sus propietarios, garantizándoles enormes ganancias. Las posibilidades son muchas, solo se trata de voluntad política. Todos los defensores están de acuerdo en que ésta es una medida que nos permitiría ganar enormemente en libertad. En Europa existe una propuesta de financiación muy exhaustiva, con datos y análisis detallados. Tres economistas españoles lo han hecho, Daniel Raventós, Jordi Arcarons y Lluis Torrens basados en la remodelación de la tasa impositiva sobre las personas físicas. Es gracias a esto, que hacen la propuesta de que a cada ciudadano se le entregue una suma entre 650 y 700 euros por mes.
¿Cuáles son las diferencias con respecto al ingreso mínimo garantizado?
Ese ingreso mínimo garantizado es un ingreso solo para los pobres. Y aunque en España, por ejemplo, muchos actores sociales, especialmente políticos, economistas y medios de comunicación, hablan sobre renta básica cuando se refieren verdaderamente al ingreso mínimo, las dos medidas no tienen nada que ver entre sí. El ingreso mínimo se basa en la caridad y no en el derecho de subsistencia del destinatario. Los estudios han demostrado que no solo no ayuda a salir de la pobreza, sino que cronifican el problema. Aquéllos que lo reciben también son estigmatizados por la sociedad, generando así una especie de círculo vicioso del cual es muy difícil, cada vez más difícil, salir.
¿Cuáles son los orígenes del ingreso básico, cuál es su historia?
La renta básica universal e incondicional tiene antecedentes que vienen de hace siglos. Evidentemente, es una propuesta radical de cambio del modelo imperante que aparentemente no conoce y no quiere redistribuir la riqueza producida con la contribución de todos los seres humanos. No es casualidad, de hecho, si el 1% más rico de la humanidad posee más riqueza neta que el resto del planeta o si las ocho personas más ricas poseen tanto como la mitad más pobre de la población mundial. Hay muchos pensadores que han tratado este tema en el tiempo, aquí hay algunos.
Tomás Moro
Thomas Paine en Agrarian Justice (1797) propone una asignación universal al alcanzar la mayoría de edad (21 años) y una pensión de vejez (50 años), como compensación por la distribución injusta de la propiedad de la tierra considerada un patrimonio común de la especie humana.
El filósofo Charles Fourier afirma en la primera mitad del siglo XIX la necesidad de una compensación por la privación del derecho natural a la caza, la pesca, la cosecha y el pastoreo para obtener alimentos. Tomás Moro Tomás Moro escribe en su Utopía: «Necesitamos crear alguna fuente de sustento para que nadie tenga la cruel necesidad de robar primero y luego morir […]»
En El derecho a la pereza (París, 1880) Paul Lafargue dice: «Un ciudadano que ofrece su trabajo a cambio de dinero se degrada al rango de esclavo. Si la clase trabajadora se levantara, no reclamar los derechos humanos, que no son más que los derechos de explotación capitalista, no reclamar el derecho al trabajo, que no es más que el derecho a la pobreza, vería un nuevo «universo«.
Gandhi en Política de No Violencia explica: «En una sociedad bien ordenada, garantizar el sustento de todos debería ser lo más fácil del mundo […] La prueba de la buena organización de un país no es la cantidad de millonarios que posee, sino la ausencia de hambre en su población […] »
Y el pensador Mario Luis Rodríguez (Silo), en el discurso ¡Que trabajen las máquinas! (1996) dice, anticipándose a la situación que hoy vivimos “Y en cuanto a que la gente va a estar desocupada en actividades tan primarias no parece ser ningún pecado bíblico. No parece ser ningún problema, parece una cosa interesante que trabajen las máquinas. .. Hoy la computadora reemplaza diez mil operarios y ojalá remplazara un millón. Bueno, ¿pero entonces, quedan desocupados? Sí y qué, si ese no es el problema, el problema es que vivan, que coman, que tengan salud, educación, que puedan protegerse de las inclemencias de todo tipo, que puedan proyectar a futuro”.
Una ciudadana de Alaska recibiendo el cheque anual.
¿Hay algún experimento concreto?
Todas las pruebas que se han llevado a cabo han tenido éxito. Desde el realizado por el primer ministro canadiense Pierre Trudeau entre 1975 y 1979 hasta los experimentos realizados en India, Finlandia, Uganda… hasta llegar a los actuales en Kenia o Barcelona. De estos últimos, tenemos suficientes indicadores para pensar que tendrán muy buenos resultados. Las pruebas anteriores están suficientemente documentadas y siempre han tenido consecuencias positivas para aquéllos que han recibido una renta básica y para la comunidad en la que se proporcionó, algo a tener en cuenta. Una experiencia muy interesante es la de Alaska, donde el estado proporciona a los ciudadanos parte de los dividendos obtenidos de la extracción de petróleo, un recurso no renovable y que es propiedad de toda la población y no solo de las multinacionales que lo extraen. La idea está cada vez más presente en varios países de América e incluso en Europa está avanzando, en algunos países asiáticos, algunos colectivos están comenzando a difundirla en África.
¿Quién se opone a la renta básica?
Hay oponentes desde la derecha a la izquierda, incluso paradójicamente entre los que podrían beneficiarse más. Estamos tocando uno de los elementos centrales del sistema de creencias que sustenta nuestra sociedad. Muchos se oponen por un tema “moral”: el dinero que va a alguien que no se lo ha ganado, que no lo merece. Otros se oponen porque piensan que la pereza se va a propagar, pero el ejemplo de Alaska nos dice lo contrario, o que de esta manera el sistema capitalista se perpetuaría. Hay quienes piensan que no se debe dar nada a quienes no trabajan exactamente como él, etc.
¿En perspectiva?
La gente, cuanto más informada está, es más favorable al planteamiento.
¿Qué efectos tiene en la explotación de los trabajadores, en el trabajo no declarado o voluntario, en la flexibilidad, en el trabajo precario?
Tener una cantidad suficiente de dinero para vivir en condiciones dignas de vida da una enorme libertad que se manifiesta en la capacidad de elegir o no el tipo de trabajo, negociar las condiciones, etc. En cambio, el sistema actual está llevando nuevo el mundo del trabajo a condiciones de semi-esclavitud, si no la esclavitud propiamente dicha. Solo mira cómo están en los cultivos agrícolas. Vivimos en un sistema basado en el concepto peligroso y mal representado de la meritocracia, un valor que no se aplica, por ejemplo, a los que nacen ricos o los que –con su trabajo- perjudican a la sociedad. Con la renta básica, para muchas personas sería más fácil optar por empleos más interesantes y quizás a tiempo parcial, para poder ocuparse de su familia u otras actividades.
Estás introduciendo la distinción entre «empleo» y «trabajo»
Exactamente, el primero es algo por lo que se te paga, mientras que el segundo tiene un significado mucho más amplio. Se puede pagar o no. Aquí es donde entran en juego esos trabajos, tan fundamentales para nuestra sociedad y que no se valoran: voluntariado, trabajo de cuidado, trabajo artístico, etc. Si supiéramos que tenemos garantizada la subsistencia, podríamos tener el tiempo y la energía para poder dedicarnos a lo que realmente necesitamos, lo que nos hace felices, lo que nos permite desarrollarnos como seres humanos. Esto nos permitiría sacar lo mejor de nosotros mismos para ponerlo al servicio de los demás, pondría fin a esa competitividad que hace que sintamos a nuestro vecino como a un enemigo, nos permitiría estar disponibles para preguntarnos qué sentido tiene nuestra vida, etc. ¿Te imaginas por un momento cómo podría cambiar la sociedad?
¿Cómo encaja en el debate sobre inteligencia artificial y robótica? Está íntimamente conectado. Estos son elementos que producirán más y más desempleo. Pero ten en cuenta que es, al mismo tiempo, uno de los factores que nos puede liberar de la «esclavitud» del trabajo, como señaló Silo. Estamos frente a un agujero que podemos convertir en una puerta abierta a un cambio de civilización. Estamos viviendo un momento emocionante en el que todos estos elementos forman una estructura que, dependiendo de la dirección dada por el ser humano, puede hacernos retroceder o producir un magnífico salto cualitativo para toda la humanidad.
A la izquierda, alguien la teme y se opone a esta medida porque cuestiona la centralidad del trabajo. Qué respondes
Que la izquierda parte del mismo sistema de creencias, desacralizado o no, del resto de la sociedad y es que el empleo dignifica. Nuestra sociedad occidental parte –para justificar su armado vertical en el que unos pocos se han apoderado del todo social- del mandato bíblico que dice “ganarás el pan con el sudor de tu frente”. Y la izquierda aunque se diga agnóstica o atea se basa en los mismos principios de fondo.
Además, algunos me parece que entienden que si desaparece el empleo, desaparece el sentido de su existencia, de sus luchas, pierden poder, etc. Así es que terminan defendiéndolo no importa en qué condiciones.
Gracias Juana por este chat. ¿Cómo va la promoción del documental y, por supuesto, de la renta básica?
Va muy bien, pero queremos que vaya mejor. Estamos muy satisfechos, pero debemos continuar insistiendo porque esta idea choca con el sistema de creencias más elemental en el que hemos sido educados, lo que nos hace –a veces- en ciudadanos incapaces de cuestionar el estilo de vida imperante, incluso si nos oprime. El documental «RBUI, nuestro derecho a la vida» todavía está circulando mucho, tanto en internet como en escuelas, universidades, colectivos… Elegimos distribuirlo de forma gratuita. Cualquiera puede verlo y dar a conocer esta maravillosa propuesta a quienes están cerca de él. ¡Disfrútalo!
Agradecemos la colaboración y la traducción a Olivier Turquet y Silvia Nocera de la Agencia Pressenza.
Promovida por Pressenza y Humanistas por la Renta Básica, la película se estrenó en el Foro Humanista Europeo de Madrid en mayo de 2018. Fue traducida a siete idiomas (español, inglés, francés, alemán, italiano, griego y portugués) y se ha presentado en numerosos países, en cines, durante congresos o eventos
Cristiano Lucchi, periodista y activista de los medios, es fundador y administrador de perAltracittà – periódico de la periferia. Ha publicado «Autopsia de la política italiana» (2011), «El engaño enérgico» (2012), «El laboratorio para la democracia». Política desde abajo «(2012). Es activista de perUnaltracittà.