El jueves 17 de octubre, estallaron en Líbano protestas espontáneas contra el gobierno como resultado de las medidas de austeridad aprobadas por el gobierno, así como una gran cantidad de nuevos impuestos que incluyeron los gastos por llamadas de WhatsApp: cientos de miles de personas han inundado las calles furiosamente por una política a la que acusan de empujar a la economía a la quiebra. Las carreteras han estado bloqueadas durante días en todo el país.
El lunes 21 de octubre, el gobierno libanés aprobó un paquete de reformas de emergencia en respuesta a las protestas de la población por las terribles condiciones económicas, pero este gesto no fue suficiente para convencer a los manifestantes de que abandonaran las calles. Se cerraron escuelas, bancos y empresas.
El primer ministro Saad al-Hariri, en un discurso televisado, dijo que las nuevas medidas pueden no satisfacer las demandas de los manifestantes, pero que son un comienzo para la realización de algunas de ellas. El gobierno debe esforzarse por restaurar la confianza, dijo, y agregó que se han hecho grandes progresos en la lucha contra la corrupción y el despilfarro. Maya Mhana, una maestra que escuchó el discurso en Beirut con otros manifestantes, no estaba convencida. “Nos quedamos en la calle, no creemos una sola palabra de lo que dijo”, dice ella.
La escala y el alcance geográfico de las protestas ha sido extraordinario, en un país donde los movimientos políticos normalmente se dividen en líneas sectarias y se esfuerzan por atraer la atención a nivel nacional. Durante las manifestaciones, cristianos y musulmanes también se unieron a la oración.
Reuters informa que los bancos libaneses permanecerán cerrados por quinto día hábil, dada la incertidumbre sobre cómo el primer ministro Saad al-Hariri pretende extraer miles de millones de dólares del sector financiero para ayudar a aliviar la crisis. lo que ha provocado protestas nacionales.
Las universidades libanesas cerraron el viernes 18 de octubre, un día después de que comenzara la ola de protestas contra el gobierno. Los estudiantes se negaron a regresar a clases y en su lugar decidieron quedarse en la calle hasta que se cumplieran sus demandas, informaron los medios libaneses. Tarek El Masri, profesor universitario, dijo: “No creo que debamos volver a clase todavía. Deberíamos continuar aprendiendo de las calles y enseñarle al mundo cómo protestar civilizadamente e influir en el cambio en nuestro país hacia un futuro mejor”.
Traducción del inglés por Michelle Velez