Después de la mayor manifestación que han visto las calles de Santiago de Chile, Sebastián Piñera y las Fuerzas Armadas se han visto obligados a levantar el toque de queda.
En tanto, la población se organiza desde la base y siguen convocadas manifestaciones para toda la semana.
La manifestación de más de un millón de personas en Santiago de Chile ha obligado a que las fuerzas armadas chilenas hayan levantado el toque de queda, después de que el Presidente Sebastián Piñera propusiera terminarlo «lo antes posible».
Al mismo tiempo, Piñera ha pedido a sus ministros que dimitan y prepara cambio de gabinete en un intento de cambio de imagen, con el que pretende limpiar la represión, muertes y posibles torturas que la ONU, por cierto, va a investigar.
Pero esto no parece que valga a la población que está cuestionando los últimos 30 años de gobiernos, del «laboratorio del neoliberalismo» en el que se ha convertido el país a partir de la caída de la dictadura de Pinochet.
La población se está organizando
La indignación y la fuerza de la población unida rompió el posible miedo y, pese a los muertos, siguió tomando las calles cada día con más fuerza hasta terminar en la manifestación más grande que ha conocido Santiago. Hoy esa ciudadanía se está organizando desde la base, llevando a cabo reuniones en todas las comunas y ciudades del país, constituyendo cabildos, en los que intercambia y reflexiona respecto al futuro a que aspira. Entre otras medidas, en las movilizaciones se reclamaba un nuevo proceso constituyente.
No pareciera que se salga de esta crisis con parches. La ciudadanía se ha empoderando y, mientras piensa, sigue convocando a manifestaciones generales y sectoriales que tendrán lugar durante toda la semana y a diferentes horas.