Por Marcelo Rivera Delgado
El país vive una convulsión que no se había visto en muchos años, en donde la gente más violentada es el campesinado indígena; son ellos, los campesinos, los que labran la tierra, llevan los alimentos a la ciudad para que luego estén en nuestra mesa.
La violencia no solo está en la arremetida de la fuerza pública o de los pocos focos de vandalismo y saqueo, sino también en la violencia económica mediante las medidas que directamente van dirigidas tanto a las clases populares como a la clase media; y son ellos, mayoritariamente los campesinos, los que están al frente recibiendo gas y perdigones.
Hay varios muertos, muchos heridos, niños perdidos y gente desaparecida.
Frente a esta situación muchos ciudadanos conscientes de lo que se está viviendo se ven en la necesidad de prestar ayuda. No solamente es la gente de Quito, sino también de otras comunidades. Mucha gente aporta con alimentos no perecibles, con ropa, cobijas, medicinas que son recogidas en algunos lugares de acopio. Otra gente llevan en ollas comida preparada y por otro lado muchos estudiantes de diversas universidades en brigadas médicas en solidaridad con el dolor y sufrimiento de jóvenes y adultos que han sido víctimas de la brutalidad, no solo en enfrentamientos directos, sino también en el abuso lanzar gases sobre niños y bebes en brazos mientras sus madres las amamantaban, adultos asfixiados, jóvenes apaleados y pisoteados.
La indignación no me permite terminar este reportaje que quería hacerlo de un modo esperanzador, pero esta indignación, la de nuestros pueblos, debe hacer que alcemos nuestra voz y no lo dejemos que quede en el silencio de la información mediatizada.
Ayuda humanitaria en el arbolito
Gepostet von Marcelo Rivera am Freitag, 11. Oktober 2019