Barcelona somos una ciudad de paz, de diálogo, de derechos, de respecto a la pluralidad, en cambio estos días hemos vivido momentos de mucha tensión, de los más graves de los últimos años, es por este motivo que hago la siguiente declaración:
Las últimas noches la ciudad ha vivido situaciones de gran tensión y violencia y Barcelona no lo merece:
Hemos visto grandes manifestaciones pacíficas, que siempre son bienvenidas en la ciudad, pero a la vez hemos visto incendios en nuestras calles y actitudes violentas que hay que condenar. Y con orgullo ayer vimos como mucha gente gritaba “somos gente de paz” calmando los ánimos y evitando la violencia. En nombre de la ciudad quiero dar las gracias a esta gente valiente.
Lo que más me preocupa de estos días son las personas heridas y, especialmente, las 7 personas que se encuentran en estado grave o muy grave, de las cuales un policía nacional en sido muy grave y una chica en estado crítico. Desde aquí quiero enviar todo el apoyo a sus familiares y deseo que se recuperen bien pronto.
También tenemos conocimiento que entre los heridos graves varias personas han perdido la vista de un ojo, lesiones con toda probabilidad provocadas por pelotas de goma, un material antiavalots que se había dejado de utilizar en Cataluña, precisamente para evitar estos tipos de lesiones. Pido que se revisen los protocolos que se han usado en el uso de este material y que se abran las investigaciones oportunas.
También hemos visto como se increpaban a periodistas que hacían su trabajo, y como incluso se detenía a un periodista que iba perfectamente acreditado, un hecho muy grave. Hay que garantizar el derecho a la información y la libertad de prensa, garantizando la seguridad de los profesionales de la información.
Ayer escuchábamos al ministro de interior afirmar que la policía tiene el monopolio del uso de la fuerza, que se había actuado con proporcionalidad y que las imágenes y las denuncias que se han hecho sobre casos de mala praxis policial son todas falsas. Soy la primera que durante toda la semana he reconocido la dificultad en que se ha tenido que desarrollar la tarea policial y que no se pueden hacer generalizaciones. Pero precisamente porque el ministro tiene razón y en un estado democrático la policía ejerce el monopolio de la fuerza, hay que ser ejemplar y no se tiene que tener miedo a investigar posibles casos de malas praxis.
En los momentos más difíciles es cuando tiene que salir lo mejor de todo el mundo. Todos y todas tenemos mucho a aportar para salir de esta situación. En primer lugar los y las responsables políticos e institucionales, también los medios de comunicación, las entidades y toda la ciudadanía.
Como alcaldesa pido que cuidemos Barcelona. Su diversidad. Su tradición reivindicativa, defensora de derechos y libertades y dialogante.
Quiero hacer un reconocimiento muy especial a todos los trabajadores y trabajadoras municipales que están haciendo estos días esfuerzos mucho más allá del que es exigible: guardia urbana, limpieza, bomberos, movilidad, los servicios de cuidado de las personas (CUESB). Profesionales que han entendido la situación de excepcionalidad y que día detrás día y noche detrás noche trabajan para cuidar de nuestros vecinos y vecinas y de nuestra ciudad y para hacer que, a pesar de vivir momentos muy difíciles, la ciudad después de pocas horas vuelva a funcionar. De todo corazón, muchas gracias.
Estos días, muchos vecinos y vecinas, comerciantes y entidades de todo tipo se dirigen al Ayuntamiento pidiendo como pueden ayudar. Barcelona tiene en su forma de ser este espíritu colectivo de solidaridad y cooperación que aparece en los momentos difíciles. Es un orgullo ser alcaldesa de una ciudad que no abandona nunca estos principios y esta forma de hacer.
Dejadme también destacar que hay que escuchar qué está diciendo la gente joven estos días. No criminalizar, saber separar aquello que son actitudes violentas de aquello que es un malestar muy grave, profundo, que proviene de la frustración de una generación que no se siente representada ni escuchada y que tiene mucho a aportar. Una generación que son el futuro, pero también nuestro presente, y a quien seguro que no se ha escuchado suficiente y a los cuales necesitamos para mejorar nuestra democracia.
Pero seamos claros: solo desde la ciudad no podremos encontrar las soluciones en el conflicto sobre la relación entre Cataluña y España, y sobre la gestión política que se ha hecho. Es evidente que necesitan soluciones que van más allá de lo que pase en Barcelona. Podemos aportar mucho, podemos colaborar, y lo haremos, pero la responsabilidad es sobre todo de quien lidera las instituciones que tienen que protagonizar la negociación y el desbloqueo.
Es en este sentido, que pido, como alcaldesa, que el presidente en funciones del Estado, Pedro Sánchez y el presidente de la Generalitat Quim Torra, dialoguen. Y que lo hagan con responsabilidad. ¿Si el gobierno catalán y español pueden hablar para coordinar los operativos policiales, como es posible que no sean capaces de hablar del problema político de fondo que tenemos? Creo que mucha gente se hace esta pregunta. Les pediría que, por favor, hablen en privado, que cada vez que se interpelen a través de mediados de comunicación o de las redes sociales están haciendo menos creíble el diálogo. Todos sabemos que para que haya diálogo real tiene que haber un contacto discreto y sereno.
Barcelona es una ciudad con una fuerte tradición feminista y de cultura de paz. Unas tradiciones de las cuales hemos aprendido que para el diálogo real hace falta, en primer lugar, empatía y escucha: entender las razones del otro y abandonar maximalismos. Por eso hago un llamamiento al diálogo y a generar las condiciones para que sea un diálogo real, efectivo y que nos lleve a soluciones. Y esto, solo será posible si todo el mundo asume lo siguiente:
Hay que abandonar las posiciones de máximos, las líneas rojas y los bloqueos. Es difícil en contexto electoral, pero hay que abandonar el cálculo electoral cortoplacista y elevar la mirada para entender la complejidad de la situación. Nos jugamos mucho más que unas elecciones.
Nos hace falta sinceridad y hablar en plata, porque todas y todos sabemos que la solución política al problema de fondo que vive Cataluña con su relación con el Estado no llegará en poco tiempo. Pero que a la vez tenemos que trabajar por una salida a corto plazo que nos permita desbloquear y avanzar.
Tenemos que hacer inmediatamente unos primeros pasos, para demostrar que las instituciones y los partidos políticos servimos para ofrecer soluciones y no para generar problemas. Hace falta que se hable con serenidad y generosidad de cómo se soluciona la situación de tener líderes sociales y políticos encarcelados, porque todos y todas sabemos, que sin su libertad será muy difícil encontrar salidas al conflicto que vivimos. Pido que no neguemos esto y que tampoco usemos retóricas maximalistas sobre cómo conseguir su libertad.
Hay que aislar y minimizar los discursos políticos incendiarios, que no representan a la mayoría de la población y que solo generan más tensión.
Hace falta, por lo tanto, un mesa de diálogo, tanto a nivel del estado como catalán, que genere un nuevo clima, rehaga puentes que hoy no existen, y que parta del compromiso de ser una mesa permanente y estable, que se aleje de la gesticulación y nos acerque a las soluciones.
Como Alcadesa de una ciudad que ha vivido con tristeza días muy difíciles, pero a la vez una ciudad esperanzada porque en ningún momento ha perdido su orgullo y su esencia dialogante, abierta y capaz de salir de situaciones difíciles, trabajaré en todo lo que esté en mis manos para facilitar el diálogo en estos términos que he descrito. Desde la empatía, desde la escucha, desde la voluntad de sumar, alejándonos de los reproches constantes, hago un llamamiento al diálogo político y a abandonar la violencia verbal, física y de todo tipo. Como sociedad, como país, como ciudad, tenemos que salir de aquí. Trabajamos para hacerlo posible.