En marzo del año pasado escribí un artículo que publicó Pressenza: “Venezuela mostrada por los medios o el imperio del cinismo”. (1) Una amiga me había enviado un reportaje desde Chile titulado: “La caravana de la miseria: de Caracas a Santiago en bus”. En ese momento me sorprendió darme cuenta que solo al ver que Reuters estaba patrocinando el artículo era obvio con lo que me iba a encontrar. Sin embargo, por la conversación que luego tuvimos me di cuenta que para ella no y me pidió que publicara lo que a mí me resultaba obvio y que para mucha gente pasaba desapercibido.
Según mi percepción, que una transnacional como Reuters (2) a quien dudo le importen las miserias de los emigrantes como titula la nota, los acompañara en ese larguísimo viaje, para luego difundir un melodramático relato para conmover a los lectores y así agredir a Venezuela, era un claro ejemplo de manipulación no solo de sus lectores sino también de los pasajeros de esa caravana y para mí, curada de espanto por la guerra mediática contra Venezuela, era obvio que la intención era beneficiar sus intereses no precisamente humanitarios sino monetarios.
Ese fue mi primer encuentro con la “Posverdad”, ese relato se ajustaba milimétricamente a la definición que el diccionario inglés de Oxford da a un concepto de moda y elegido como la palabra del año 2016, que según la definición significa: “Circunstancias en que los hechos objetivos influyen menos en la formación de la opinión pública, que en la exaltación de la emoción y la creencia personal”.
Más en sencillo, la palabra es un eufemismo para no llamar las cosas por su nombre y referirse a la mentira disfrazándola de verdad. Nada nuevo, pero suena mucho mejor, casi como un arte. Y lo es, porque nuestros hábitos y creencias son materia de estudio para los artistas de la propaganda que conocen como activar nuestros más profundos resortes de tal manera que ni cuenta nos damos y terminamos creyendo que nuestra opinión nos pertenece.
El diccionario de Oxford añade que su auge en el lenguaje ha sido alimentado por el incremento de las redes sociales como fuente de información, donde las noticias falsas viajan a una velocidad pasmosa. La revolución en las comunicaciones ha barrido las fronteras, lo cual es una excelente noticia, pero surge otro problema: la manipulación de la información y el uso de propaganda altamente sofisticada.
Erick Lozano, estratega en redes sociales, durante una entrevista en Venezolana de Televisión reveló que el movimiento “Venezuela nos Conecta” realizó un estudio sobre cómo se visualiza al país desde el exterior, arrojando resultados que indican que alrededor de 3.600 noticias falsas sobre Venezuela circulan al día en las redes sociales buscando crear un escenario mediático que justifique una intervención extranjera. (3) Además agregó, que una parte de las fake news no tienen su origen sobre una base ideológica, política o proselitista sino que suelen partir de sitios creados con el único propósito de ganar dinero atrayendo clicks y publicidad agrediendo a Venezuela.
Otra de las dificultades para combatir la mentira radica en que la mayoría de los que se informan a través de las redes sociales, por ejemplo Facebook, la mano invisible de los algoritmos, sólo muestran al usuario las noticias que quieren ver, las que refuerzan sus intereses, sus creencias y opiniones, impidiéndole así cualquier contraste que pudiera eventualmente hacerle ver lo equivocado o al menos dudoso de sus prejuicios, encerrándose así en lo que han llamado “burbuja informativa” (echo chambers) y las noticias falsas que da como ciertas se reenvían hasta el infinito a aquellas personas con las que comparte su particular burbuja.
No es casual que la posverdad haya merecido tan alta distinción el mismo año que el Sr. Trump fue elegido presidente de Estados Unidos, según dicen las malas lenguas es uno de sus progenitores.
Según un informe del diario The Washington Post del mes de agosto, luego de más de 928 días en el cargo, el presidente estadounidense Donald Trump ha hecho más de 12.019 declaraciones “falsas o engañosas”, llegando a 20 por día en los últimos dos meses. El recuento incluye discursos en mítines de campaña, trinos en Twitter, eventos o encuentros con la prensa. El informe se realizó sobre los hallazgos de la base de datos “The Fact Checker” (Verificación de hechos) de dicho medio, que revisa y evalúa las afirmaciones hechas por el mandatario desde que asumió el 20 de enero de 2017 (4) (5)
Ante la ofensiva de las noticias falsas, y para no ser cómplices de su propia acta de defunción, los periódicos han comenzado a tomar medidas. The Washington Post tiene una sección llamada “The Fact Checker”, algo así como un detector de mentiras, dedicada exclusivamente a revisar las declaraciones hechas por personas de la política, ya sea que actúen en el ámbito nacional o internacional. Dichas declaraciones son evaluadas en base a “Pinochos”, es decir si una afirmación tiene un Pinocho significa que es “casi todo verdad”; dos Pinochos, “mitad verdad, mitad mentira”; tres, cuando aunque haya afirmaciones verdaderas son sacadas de contexto, lo que las vuelve engañosas, y cuatro, directamente, mentiras.
Para quienes lo han olvidado, el actual presidente de Estados Unidos fue una estrella del programa de televisión “The Apprentice” («El Aprendiz») (6) un reality show que alcanzó durante su primera temporada una audiencia de más de 20 millones de espectadores por semana y estuvo durante 11 años (2004-2015) en el aire. Un concurso basado en la búsqueda de talentos para los negocios con un jugoso premio: 250.000 dólares para el equipo ganador y contrato por un año en una de las empresas de Trump convirtiéndose en aprendiz del maestro. Cada semana, al final del programa, eliminaba a uno de los concursantes con su famosa frase: “¡Estás despedido!”
Un ejemplo de un grado más elaborado de estas posverdades es el reality show que según mi percepción ha montado Trump con el autoproclamado Guaidó desde comienzos de este año en Venezuela.
Salvo una fugaz y atrevida aparición en una marcha de la oposición mostrando las nalgas frente a las cámaras junto a otros opositores, al señor Guaidó nadie lo conocía, hasta el día 23 de enero de este año, cuando comenzó su reality show autoproclamándose presidente encargado de Venezuela en una plaza pública y cual acto reflejo el Sr. Trump salió a reconocer como legítima esta payasada y detrás le siguieron los países que le sirven de antena repetidora.
Estábamos presenciando un nuevo escenario para un reality show de Trump en Venezuela y el equipo aspirante al jugoso premio fue el de Guaidó. A partir de ese momento el aprendiz ha protagonizado otros espectáculos, y absolutamente todos han terminado en el más estrepitoso fracaso demostrando no tener dedos para el piano y me parece que está a punto de ser despedido.
El último show del aprendiz Guaidó ocurrió el día 30 de abril cuando intentó realizar un golpe de estado y nadie acudió a apoyar su descabellada intentona. Viendo este espectáculo por televisión, no podía creer que fueran tan chambones, que estuvieran tan desconectados de la realidad del país y la única respuesta que me parece correcta es que la soberbia, tanto del maestro como del aprendiz, el desprecio mayúsculo por el resto de la gente, en este caso del pueblo chavista y la unión cívico-militar que los une, es una enfermedad que produce ceguera y hace que quienes la padecen hagan cosas sorprendentemente idiotas.
En un supuesto negado que lograran su único objetivo que es sacar al presidente del poder ¿Qué harían con los más de seis millones que en la última elección del 2018 eligieron a Maduro como presidente?
Al parecer el pueblo humilde chavista, el que salió de la miseria recuperando su dignidad como seres humanos, es un fenómeno subterráneo, invisible para muchos que viven en Venezuela y más aún los que viven en el exterior.
Ya no se trata solo de Maduro, sino de un modelo de país, de un proyecto que el comandante Chávez dejó delineado para muchos años y que efectivamente se ha ido concretando, llevando salud, educación, servicios básicos, vivienda, alimentación y ahora último apoyo económico a los olvidados de siempre.
Hechos concretos que atienden las necesidades reales de la gente, no posverdades, reality shows, fake news, o como vuelvan a rebautizar a las antiguas artimañas del engaño, son los logros alcanzados por la Revolución Bolivariana en estos 20 años gracias a las Misiones Sociales: una serie de programas sociales desarrollados durante el gobierno de Hugo Chávez desde el año 2003, las cuales, a pesar de las restricciones económicas, financieras y comerciales producto del bloqueo económico, continúan vigentes en el actual gobierno de Nicolás Maduro.
El comandante Chavez se refería a ellas como al alma de la Revolución Bolivariana, puesto que se consolidaron como un mecanismo para llegar a todos los sectores del país, especialmente a los más excluidos.
Solo una pequeña muestra de estos logros, porque nombrarlos todos se haría interminable, para ilustrar que la guerra desatada contra Venezuela, es proporcional a los cambios que efectivamente aquí se están produciendo en su camino a la construcción de un modelo de país propio, lo cual no es aceptable para el viejo mundo capitalista que no termina de morir pero que ya resulta obsoleto y asfixiante para las grandes mayorías:
UNESCO declaró a Venezuela libre de analfabetismo en 2005 – Educación gratuita desde la guardería infantil hasta la universidad y con alta matriculación en todos lo niveles –
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), reconoció que Venezuela es el el segundo país de América Latina, con mayor matrícula universitaria registrada (el primero es Cuba) – Más de 10.500.000 estudiantes están en las aulas de clase, desde el preescolar hasta la universidad – Desde su creación en el año 2003, en la Misión Ribas se han graduado de bachilleres 1.128.983 personas adultas que no habían podido culminar sus estudios secundarios – En 2018 fueron creadas 11 nuevas universidades territoriales, especializadas y experimentales – 1 millón de niños y jóvenes de los sectores más humildes aprenden gratuitamente música en el Sistema de Coros y Orquestas de Venezuela – Desde que se inició la Gran Misión Vivienda Venezuela hace ocho años, se han construido 2.747.724 viviendas, lo cual significa un 1.500% más que el total de viviendas construidas durante todo el siglo XX. La meta para el 2018 son 3 millones de viviendas y para el 2025, 5 millones de viviendas – 9.5 millones de venezolanos y venezolanas han recibido un hogar nuevo. En 2019 las Naciones Unidas reconoció a Venezuela como uno de los países que más han garantizado el derecho a la vivienda. Este logro habitacional de la Venezuela Bolivariana no tiene par en el mundo – A través del Plan Nacional de Intervención Quirúrgica creado en 2017, se han ejecutado 442.235 operaciones en hospitales y maternidades gratuitas – De 5.346 centros de salud existentes en 1998, para el 2018 ya existen 26.545 establecimientos del sistema público nacional de salud gratuita en Barrio Adentro con la ayuda de los médicos cubanos – De 300 mil pensionados en 1998, para el 2018 existen 4.530.901 logrando la meta del 100% de pensionados en todo el territorio nacional – Durante el mes de enero de 2019 los Comités Locales de Abastecimiento y Producción distribuyeron 9.256.878 cajas CLAP, lo que representó 138.853 toneladas métricas de alimentos – En 2018 se distribuyeron en 6.000.000 de hogares venezolanos, 119.822.921 cajas CLAP, lo que significó 1.787.343 toneladas métricas de alimentos – 75% del Presupuesto Nacional se destina a la inversión social.
1. “Venezuela mostrada por los medios o el imperio del cinismo”
Venezuela mostrada por los medios o el monopolio del cinismo
2. Reuters https://es.wikipedia.org/wiki/Reuters
3. 3.600 Noticias falsas sobre Venezuela (VTV)
4. Washington Post Trump Wikipedia https://es.wikipedia.org/wiki/The_Washington_Post
5. Declaraciones falsas Trump https://www.washingtonpost.com/politics/2019/08/12/president-trump-has-made-false-or-misleading-claims-over-days/
6. El Aprendiz https://es.wikipedia.org/wiki/The_Apprentice