Descartado un Gobierno de Salvación PSOE-Ciudadanos por la intransigencia y miopía política de su líder, Albert Rivera, la mass media del establishment habría iniciado la cruzada mediática para presionar a Pablo Casado y convencerlo “en aras del interés general de España” de la necesidad imperiosa de una abstención del PP tras las elecciones de Noviembre para evitar que se inestabilice la economía. Así, no sería descartable que tras las próximas elecciones de Noviembre, Pedro Sánchez lograra ser investido como Presidente del Gobierno en septiembre al contar con la abstención del PP, fruto del Pacto de Estado PP-PSOE que se estaría ya tejiendo entre bambalinas. Dicho acuerdo contaría con las bendiciones del establishment financiero y posibilitará futuros acuerdos de Estado entre PP y PSOE como la implementación del 155 en Cataluña en el supuesto de Declaración Unilateral de Independencia por el Parlament catalán y tendría como objetivo último el retorno del Bipartidismo PSOE-PP.
¿Se repetirá en Cataluña el Octubre del 34?
La llamada “Teoría de las Catástrofes” del científico francés René Thom se basaría en dos conceptos antinómicos para intentar “comprender el orden jerárquico de la complejidad biológica”. Así, el concepto de estabilidad o equilibrio se refiere a un sistema que permanece estable aunque registre un cambio, principio que trasladado a la esfera política se traduciría en la Reforma del Régimen del 78 sin alterar sus principios esenciales (Monárquico, jacobino y neoliberal), tesis que defenderían los partidos del establishment dominante del Estado español (PP, PSOE y Ciudadanos).
En la orilla antónima, encontramos el concepto de cambio cualitativo o discontinuidad que se produce cuando simples cambios cuantitativos pasan a ser otra cosa diferente y el sistema se transforma internamente de modo radical en una nueva realidad que modifica su situación de equilibro interno y se crea una situación nueva (Estado Confederal), tesis defendida tan sólo los grupos independentistas vascos y catalanes y que es asociada por el establishment español con el advenimiento del caos. Así, estamos asistiendo en Cataluña a la aparición de un nuevo individuo reafirmado en una sólida conciencia de pertenencia a la Nación Catalana, dispuesto a quebrantar las normas y las leyes impuestas por el Estado español y que no cejará en su empeño de logar la República Catalana.
Sin embargo, tras la sentencia del Tribunal Supremo sobre los imputados por el procés, asistiremos a la ruptura de los puentes del diálogo con el Gobierno central y ante la imposibilidad legal de celebrar un Referéndum sobre la Autodeterminación de Cataluña, no sería descartable la Declaración Unilateral de Independencia por el Parlament catalán y la posterior implementación por el Gobierno Central del 155. Ello implicará la suspensión sine die de la Autonomía catalana, el control total por el Gobierno central de los Mossos y de los medios de comunicación así como el ingreso en prisión de los miembros de la Generalitat y Presidente del Parlament, proceso que degenerará en huelga general y en violentos altercados que podrían reeditar los trágicos sucesos de octubre de 1934 acaecidos en la II República durante la presidencia de Alcalá-Zamora.