En el año 2022, según previsiones, la compañita japonesa Tepco, propietaria de la central nuclera de Fukushima, ya no tendrá dónde almacenar el agua contaminada tras el accidente de 2011. Ante esta situación, el propio ministro de Medio Ambiente de Japón ha dicho que no habrá otra opción para el Estado que aceptar que esa agua contaminada, vaya al mar. De hecho, la instancia japonesa que regula la energía nuclear ha dado el visto bueno a esta posibilidad.
Pescadores y países vecinos no han tardado en expresar su preocupación. De manera particular, los pescadores organizados han denunciado que ya desde 2011 se han encontrado altos niveles de radiación en los peces de la zona y, de hecho, solamente desde 2017, los pescadores han podido volver a vender sin lograr aún equiparar las ventas que tenían antes del 2011.
De acuerdo con los datos que se conocen, la compañía ha almacenado ya más de un millón de toneladas de agua contaminada, en tanque que ha ido construyendo según la necesidad y la propia compañía advierte que en tres años más no tendrán espacios para continuar construyendo tanques almacenadores.