Nadie debería esperar casi medio siglo para obtener justicia. Imagínese si después de 48 años solo se reconoce el derecho a seguir preguntando.
Pero cuando, el 20 de septiembre, el Tribunal de Apelaciones de Belfast dictaminó, contrariamente a lo que se decidió en 2014, la continuación de la investigación sobre la tortura sufrida en 1971 por un grupo de prisioneros de la policía y el ejército británico, el sentimiento era casi una victoria.
La historia es la de los llamados «14 encapuchados».
En el verano de 1971, el gobierno de Londres ordenó la «Operación Demetrius», que condujo a cientos de arrestos en toda Irlanda del Norte. Más de 340 personas fueron internadas o encarceladas sin juicio.
Catorce de ellos fueron seleccionados para un «tratamiento especial», transferidos a un centro de interrogatorio secreto y sometidos a palizas, amenazas de muerte y los que pasaron a la historia como las cinco técnicas de tortura, una definición que en el juicio del 20 de septiembre el Tribunal de Apelación no se dejó de enfatizar.
Los 14 hombres (en la imagen, 10 de ellos) se vieron obligados a usar capuchas, forzados a tomar posiciones dolorosas, privados de sueño, comida y agua y sometidos a «ruido blanco», es decir, aislamiento acústico total.
Desde entonces, Amnistía Internacional ha acompañado, incluso interviniendo en las audiencias judiciales, la solicitud de justicia de «los 14 encapuchados», pidiendo una llamada de investigación independiente para responder no solo a los perpetradores de tortura sino también a los ministros y los jefes de las fuerzas armadas y del ejército de la época que dieron las órdenes, quienes a pesar de estar al atento de todo no lo impidieron y que más tarde intentaron evitar toda responsabilidad.
Traducción del italiano por Melina Miketta