La activista climática sueca de 16 años de edad Greta Thunberg y su “huelga escolar por el clima” han inspirado un movimiento global. El año pasado, Greta comenzó a faltar a clases todos los viernes para sentarse frente al Parlamento sueco en demanda de acciones para revertir el cambio climático. Desde entonces, ha inspirado a millones de personas en el mundo a unirse a ella. Se espera que los dos últimos viernes de este mes, el 20 y 27 de septiembre, se conviertan en dos de las mayores manifestaciones internacionales de la historia. Estos dos días de huelga abarcan los extremos de la Cumbre de Acción Climática de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que tendrá su epicentro el lunes 23 de septiembre.
Organizada durante la reunión anual de la Asamblea General de Naciones Unidas, que congrega líderes de todo el mundo a la ciudad de Nueva York, la Cumbre de Acción Climática tiene como objetivo “acelerar las transformaciones que se necesitan con urgencia e impulsar acciones que beneficien a todos”. Esta semana, el secretario general de la ONU, António Guterres, describió la urgencia del momento: “Julio fue el mes más caluroso que jamás haya habido. Estos cinco años serán los cinco años más calurosos de la historia. Vemos el aumento del nivel del océano, las concentraciones más altas de CO2 en la atmósfera de la historia. Hay que retroceder de tres a cinco millones de años para lograr los mismos niveles de CO2. Y en ese momento, el nivel del agua era de 10 a 20 metros más alto de lo que es hoy en día. Por lo tanto, nos enfrentamos a una amenaza muy dramática, no solo para el futuro del planeta, sino también para el planeta de hoy”.
Greta Thunberg llegó a Nueva York el 28 de agosto tras un viaje de dos semanas a bordo de un velero de alta velocidad que no produce emisiones de carbono. Desde entonces ha estado en marcha, uniéndose a huelgas de jóvenes en la sede de Naciones Unidas y frente a la Casa Blanca, dando decenas de entrevistas e interactuando con activistas de base, políticos y otros referentes para exigir medidas urgentes. El lunes por la noche, en reconocimiento a su trabajo para vincular la emergencia climática con los derechos humanos, Amnistía Internacional le otorgó el Premio Embajadora de Conciencia 2019: “En este momento creo que está ocurriendo un despertar. Aunque sea lento, el ritmo se está acelerando y el debate está cambiando. Esto es gracias a diversas razones, pero gran parte de esto se debe al trabajo de innumerables activistas, y especialmente jóvenes activistas. El activismo funciona. Entonces, lo que les digo que hagan ahora es actuar, porque nadie es demasiado pequeño para hacer la diferencia. Los insto a todos a participar en las huelgas climáticas mundiales del 20 y 27 de septiembre. Y por último: ¡nos vemos en las calles!”.
Se suponía que el acuerdo climático de París, firmado en 2015 por prácticamente todas las naciones, iba a acelerar la transición de los combustibles fósiles hacia las energías renovables. El presidente Donald Trump anunció su intención de retirar a Estados Unidos del acuerdo el 1.º de junio de 2017, pero no tomó nota de que ningún país firmante tiene posibilidades de abandonar efectivamente el acuerdo hasta noviembre de 2020. Es por eso que el Gobierno de Trump ha estado enviando funcionarios de bajo rango a las cumbres anuales sobre cambio climático de la ONU, donde se dedican a promover el carbón y otros combustibles fósiles mientras evitan rigurosamente las preguntas de la prensa.
A pesar del acuerdo de París, el planeta en su conjunto continúa quemando combustibles fósiles a un ritmo acelerado. En un informe emitido hace poco más de una semana, la Administración de Información Energética de Estados Unidos pronostica que el consumo mundial de petróleo, por primera vez, probablemente supere los cien millones de barriles por día en 2019. La Agencia Internacional de la Energía declaró recientemente: “Pese a las preocupaciones legítimas sobre la contaminación del aire y las emisiones de gases de efecto invernadero, el uso del carbón seguirá siendo significante en el futuro”. También agrega que el carbón constituye “el 27% de la energía utilizada en todo el mundo y… el 38% de la generación de electricidad”.
Para lograr una rápida transición de los combustibles fósiles hacia una economía de energía totalmente renovable se requiere un esfuerzo global cooperativo sin precedentes en la historia. Diversas versiones de esta necesaria transformación han sido propuestas en Estados Unidos, empezando por el proyecto de ley del “New Deal Ecológico” presentado por la congresista demócrata de Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez y el senador demócrata de Massachusetts Ed Markey. El actual senador Bernie Sanders, precandidato por el Partido Demócrata para las elecciones presidenciales de 2020, ha presentado un plan de 16,3 billones de dólares que, según él, crearía 20 millones de puestos de trabajo y se autofinanciaría en 15 años. Su plan también promueve la justicia ambiental “en un movimiento verdaderamente inclusivo que prioriza a jóvenes, trabajadores, pueblos indígenas, comunidades de color y otros grupos históricamente marginados”.
Las palabras de Greta Thunberg expresadas en la Cumbre Climática de la ONU en Katowice, Polonia, en diciembre del año pasado, merecen ser reiteradas. La reunión ministerial de dos semanas casi había terminado y el horario de la sesión plenaria se estaba retrasando. Cerca de la medianoche, Greta, que entonces tenía 15 años, pronunció un discurso breve y poderoso. Generó gran conmoción en la sala y sus palabras resonaron rápidamente en todo el mundo: “No vinimos para rogarles a los líderes mundiales que se ocupen del asunto. Nos han ignorado en el pasado y nos volverán a ignorar. Se están acabando las excusas y se está acabando el tiempo. Vinimos aquí para hacerles saber que se avecina un cambio, les guste o no. El verdadero poder le pertenece al pueblo. Muchas gracias”.
El martes, tras campañas de protesta sostenidas durante varios años, la Universidad de California anunció que va a retirar las inversiones en combustibles fósiles de su fondo de pensiones y de su fondo patrimonial, inversiones que ascienden a 84.000 millones de dólares.
Las tormentas tropicales que azotan a las naciones insulares y a las comunidades costeras, desde las Bahamas hasta las Filipinas, desde Florida hasta Terranova, ocurren cada vez con mayor frecuencia y potencia. En respuesta, el movimiento global de activistas climáticos liderado por jóvenes crece vertiginosamente día a día y adquiere cada vez más fuerza y potencia.