Por Rafael Tatemoto/Brasil de Fato / Traducción de Pressenza
Un petitorio presentado durante reunión en Brasilia, busca convertir el Cerrado¹ en patrimonio nacional.
Mientras la Amazonia ocupa los noticieros del Brasil y del mundo debido al aumento del número de incendios en su territorio, el cerrado brasileño se prende fuego lejos de la mirada de los medios de comunicación. La alerta estuvo a cargo de Lidiane Taverny Sales, residente de la comunidad de Retireiros do Araguaia (Mato Grosso) y representante del Consejo Nacional de Pueblos y Comunidades Tradicionales, durante el 9º Encuentro y Feria de los Pueblos Cerrados este miércoles (11), en Brasilia. Con el tema «Por el Cerrado vivo: diversidades, territorios y democracia», el evento se desarrolla en el espacio Funarte hasta el sábado (14).
Entre el 1 y el 9 de septiembre, se registraron 7.304 incendios en el cerrado, contra 6.200 en el Amazonas. A lo largo del año, el bioma amazónico concentró 53.023 focos contra 34.839 en el cerrado.
«Salgo de la orilla del río Araguaia y recorro 1.200 km –para llegar aquí vengo en autobús–, y vengo viendo cómo el cerrado, nuestra casa, está siendo destruido. Y la destrucción no por nosotros. Es por el capital, por la codicia», dijo Sales. «Los medios de comunicación no hablan mucho del incendio en el Cerrado, pero el fuego lo está terminando. Y el fuego toma los territorios tradicionales», añadió.
En las zonas del agronegocio, centradas principalmente en la producción de soja, algodón y ganado, ya no vegetación que permita grandes incendios.
El miércoles se llevaron a cabo dos actividades preparatorias: la tradicional carrera de troncos, celebrada por los indígenas en la Explanada de los Ministerios, y un seminario sobre la importancia de los pueblos tradicionales en la Cámara de Representantes.
Debate
El seminario «La importancia de los pueblos y comunidades para la conservación del cerrado» comenzó con una presentación de la bióloga y profesora de la Universidad de Brasilia (UnB) Mercedes Bustamante, quien afirmó que las descripciones del cerrado -antes visto como «territorio inhóspito» y más tarde como «el granero de Brasil»- desprecian el elemento humano del bioma.
Bustamante analiza que la diversidad cultural presente en las poblaciones del cerrado, vista por muchos como un obstáculo para el desarrollo, es un factor clave para la transformación del país. En su opinión, es necesario «incorporar los conocimientos tradicionales al conocimiento científico, para aportar las soluciones que la sociedad brasilera necesita». Por lo tanto, según ella, «es imposible cuidar la naturaleza sin cuidar al hombre que la cuida».
«En lugar de ver la diversidad como un impedimento para el desarrollo, es precisamente esta diversidad la gran oportunidad de desarrollo para el Brasil. Cuando reunamos estas formas de conocimiento, el país sólo podrá ganar», declaró.
María do Socorro Teixeira, coordinadora del Movimiento Intersadual de las Quebradeiras de Coco Babaçu y miembro de la Red Cerrado, criticó la ausencia de políticas ambientales efectivas por parte del gobierno de Bolsonaro (PSL).
«Brasil está siendo vendido. La tierra se está acabando. El bosque está ardiendo, y nadie piensa que ahí hay sobrevivientes, hay seres humanos. La tierra es importante, el agua es importante, el bosque es importante, pero (también) somos importantes nosotros, quienes vivimos en ella. Y nosotros no vamos a inclinarnos frente a un gobierno podrido», dijo.
También el miércoles, una petición con más de 550.000 nombres fue entregada al Congreso Nacional en apoyo a la Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC) 504/2010, que transforma el cerrado y la caatinga en patrimonio nacional.
¹ Situado en la meseta central del país, el Cerrado (savana) es el segundo mayor bioma brasilero cubriendo el 25% del territorio nacional.