Por Sergio Alvez desde Panamá
El Colectivo Geocomunes avanza en el armado de un mapa que visibilizará la totalidad de conflictos vinculados a hidroeléctricas en Latinoamérica. El proyecto fue presentado en el 1° Encuentro Continental por el Agua, la Energía y la Soberanía, que se realiza en Panamá.
A través de organizaciones sociales y ambientales, más de 21 países están representados en el 1° Encuentro Continental por el Agua, la Energía y la Soberanía de los Pueblos, organizado por el Movimiento de Afectados por Represas en Latinoamérica (MAR). Este evento histórico comenzó el pasado 24 de septiembre y se extenderá hasta el 27 inclusive, siempre en la ciudad de Panamá.
En el marco de la segunda jornada –desarrollada en la Universidad de Panamá–, las y los 110 delegados presentes, protagonizaron reuniones plenarias por regiones, en las cuales se intercambiaron diagnósticos y experiencias vinculadas a los procesos de resistencia a grandes proyectos hidroeléctricos en distintos puntos del continente. Así mismo, se delinearon estrategias de acción colectivas entre organizaciones.
Este fue el contexto en el que el Colectivo de Cartografía Colaborativa para la Defensa de los Bienes Comunes, Geocomunes, presentó su proyecto para la elaboración de un mapa de conflictos ligados a grandes proyectos hidroeléctricos en Latinoamérica. A tal fin, se encuentran recabando información y contactos en esta primera edición del Encuentro que se realiza en Panamá.
“Trabajamos acompañando a los pueblos, comunidades, barrios, colonias u organizaciones de base que en la lucha por la defensa de los bienes comunes requieran de la producción de mapas para su análisis y difusión, con la finalidad de fortalecer desde abajo la organización colectiva. Realizamos cartografía (mapas) de conflictos causados por la degradación, privatización y despojo de los bienes comunes así como de los proyectos de infraestructura que se construyen con la finalidad de que el capital siga acumulando. La cartografía de GeoComunes visibiliza las estrategias de apropiación capitalista del territorio y sirve como herramienta técnica para la defensa organizada de los bienes comunes que son afectados” indicaron desde el colectivo.
El objetivo del mapa de conflictos sobre represas hidroeléctricas, es contener no solamente la ubicación de cada situación sino además datos acerca las características de cada emprendimiento (privados, públicos, etc) y una sumatoria de contenidos multimediales relacionados, de tal manera que las y los usuarios que accedan, puedan seguir investigando por su cuenta con la mayor cantidad de información de primera mano.
Algunos conflictos abiertos
Cientos de proyectos hidroeléctricos afectan o amenazan a comunidades y territorios en buena parte del continente. El proyecto mega hidroeléctrico Chepete, en Bolivia, por ejemplo, pone en riesgo de inundación a 48 comunidades indígenas y campesinas en la Amazonia Boliviana.
“Este proyecto está avanzando sin ningún tipo de consulta previa; podría inundar 771 kilómetros cuadrados y obligar al éxodo forzado a más de 5 mil personas. Estamos en lucha porque están violando nuestros derechos. Además provocaría cambios irreversibles en nuestros recursos naturales” manifestaron desde el colectivo Mancomunidad de Comunidades de los Ríos Beni, Quiquibey, espacio que viene denunciando y resistiendo a este proyecto.
En Brasil –alerta el Movimiento de Afectados por Represas de ese país (MAB)–, existen casi 30 proyectos hidroeléctricos en carpeta. “Pese a estas proyecciones oficiales, no existe ninguna política de protección de derechos de los potenciales afectados. Las represas son construidas por empresas a las que solo les importa el lucro, dando continuidad al proceso de privatización del sector energético que se viene dando en el país” sostienen. En Brasil justamente, ya son 4481 las represas hidroeléctricas.
En Misiones, Argentina, el proyecto Garabí/Panambí y el proyecto Corpus Christi, siguen siendo las principales amenazas. “Venimos resistiendo desde la Mesa Provincial No a las Represas, pero los proyectos siguen estando en carpeta, de manera que estamos alertas y atentos, exigiendo que se destierren definitivamente. Necesitamos un modelo energético popular y con fuerte control social”.