En el marco de la campaña «Comunidad Internacional en Alerta por una Colombia en Paz», el programa de Pressenza, «En la Oreja Internacional» abordó el seguimiento al punto 4 de los Acuerdos de Paz de La Habana. Para ello, contamos con el análisis de Thomas F. Mortensen, representante en Colombia de Christian Aid, organización que participa en la campaña.
¿Qué balance podrías hacernos del Programa nacional integral de sustitución y desarrollo alternativo o PNIS, es decir, de la erradicación de cultivos de coca y amapola y de los programas de atención a problemas estructurales en el campo?. Haznos un balance general de familias inscritas, número de hectáreas con cultivos alternativos.
Thomas F. Mortensen: Muchas gracias. Primero decir que es importante discutirlo de forma pública. Nosotros no pensamos que las drogas ha sido la causa estructural del conflicto armado, pero sí reconocemos que ha alimentado el conflicto, por eso es importante buscar una solución al tema. El balance del programa de sustitución es mixto; por un lado, hay más o menos 99 mil familias, es decir, más o menos medio millón de personas inscritas en el programa del PNIS, y las familias han cumplido con su parte de acuerdo, es decir, han erradicado sus cultivos; y solo el 0,5% ha resembrado, son cifras realmente impresionantes. Pero la mala noticia es que el gobierno no ha cumplido con su parte. A veces, el gobierno saca la estadística que 84% de las familias ha recibido apoyo, que es cierto, pero han recibido una muy pequeña parte del apoyo para la búsqueda de alternativas. Ninguna de las 99 mil familias ha recibido todo lo que se prometió en los acuerdos de paz.
Si uno mide por el tema de hectáreas cultivadas con coca, que es tan importante para el gobierno, esto ha sido bastante exitoso; porque han eliminado sus hojas de coca y no han resembrado, se han eliminado unas 38 mil hectáreas de coca, pero si miramos el espíritu del punto 4 y del punto 1 [Reforma Rural Integral] de los acuerdos de La Habana, el espíritu es el desarrollo rural y la superación de la pobreza en el campo, y ahí como no ha cumplido el gobierno, pues realmente no hay avances.
¿Cuáles son los argumentos del gobierno para el no cumplimiento?
Thomas F. Mortensen: Primero, no dicen públicamente que van a quitar el programa, lo que hacen sencillamente es no cumplir, sencillamente lo dejan morir lentamente. Los argumentos son basados en ideología. Si el gobierno habla de estabilización, de paz con legalidad y habla de volver a la erradicación forzada de las fumigaciones, desde mi lectura son argumentos ideológicos porque piensan que es la política correcta. Pero, sabemos que ha sido la política durante muchos años y, sin embargo, Colombia sigue siendo el país del mundo que más produce cocaína, entonces esas políticas han fracasado. Entonces nosotros pensamos que uno debe pegarse a lo que dice el punto 4, que es que las políticas públicas sobre este tema deben basarse en evidencias, y la evidencia es que funciona la sustitución voluntaria y no funciona la forzada. Un dato sobre la resiembra: si [la sustitución se hace] con fumigación aérea, hay una resiembra de 35%, si es con sustitución voluntaria, [la resiembra] es 0,5%, básicamente nada. Es más, la fumigación aérea vale más del doble que la vía de la sustitución voluntaria. Entonces, realmente los argumentos son de pura ideología.
¿Quiere esto decir que el gobierno no está haciendo nada por evitar el uso de pesticidas como el glifosato en la erradicación de cultivos de coca?
Thomas F. Mortensen: Todo lo contario, por lo que dice, parece que el gobierno quiere volver a la política de militarización y de erradicación y fumigación que ha fracasado históricamente. Nosotros, por otra parte, vimos en el punto 4 de los Acuerdos de Paz de La Habana, una oportunidad histórica porque ha habido muchos intentos de políticas públicas para la solución del tema de los cultivos de uso ilícito. Pero esta vez esa fue una política desarrollada en La Habana, entre FARC y Gobierno, pero también con participación de los mismos cultivadores.
Entonces, primero la política ha tenido en cuenta sus intereses y perspectivas; y segundo, como fue un momento tan importante e histórico, la gente dijo: ´Pues eso es una oportunidad, tenemos que pegarnos a eso´. Porque los mismos cultivadores me han contado que a veces cuando inicia un programa, y eso ha sido históricamente, ellos saben que el gobierno no va a cumplir lo prometido. Por eso, el punto 4 era tan importante porque realmente en esta oportunidad los cultivadores pequeños estaban, y están, comprometidos.
Buena parte de esos cultivadores pequeños Thomas son mujeres, que han entrado en los programas de sustitución, cómo son los avances y obstáculos para la implementación del enfoque de género, ¿Cuáles son?
Thomas F. Mortensen. Efectivamente, las mujeres en el campo han ganado autonomía y poder económico en este sector, y por eso es importante que las políticas de sustitución lo tengan en cuenta. Pero, desafortunadamente, ha fallado el gobierno. Primero porque la formulación de los programas locales no ha tenido mecanismos particular para apoyar la participación de las mujeres. Segundo, en los proyectos productivos donde han intentado hacer cosas, no han desarrollado programas para las mujeres, sino proyectos tradicionales de cacao, café y ganado donde hay una dominación fuerte del hombre, que es el que toma las decisiones y maneja la plata que viene de esos sectores. Entones, en este sentido, las mujeres están perdiendo algo que habían ganado.
Thomas, has dicho que Colombia es el país del mundo con más hectáreas cultivadas de coca, y es impresionante como con los Acuerdo de Paz, ese número de hectáreas han aumentado, ¿qué factores hacen que haya este aumento?
Thomas F. Mortensen. Es cierto, Colombia ha visto un aumento muy fuerte de 48 mil hectáreas en 20212 ahora estamos en 209 mil en 2019, el discurso oficial del gobierno es que los cultivadores tenían un incentivo para cultivar para poder así pegarse al programa, pero esto no explica porqué el aumento seguía después de que arrancó el programa. Nosotros pesamos que hay otros factores importantes, por ejemplo, un reacomodo de actores armados ilegales, donde en su momento las FARC controlaba hasta un 25% del territorio colombiano, y donde estaban era quienes manejaban todo, entonces a los cultivadores [les] ponían reglas, por ejemplo, que tenían que cultivar hoja de coca pero también pancoger. Hay quien dice que con la salida de las FARC, el gobierno falló en ocupar esos territorios, y llegaron otros grupos armados ilegales que no tenían las mismas reglas, y que decían a los cultivadores: ´No, cultiven coca y coca, y nada más´. Y hay otros que hablan de que hay un aumento [de cocaína] en la demanda mundial.
El analista e investigador Pedro Arenas del “Observatorio de Cultivadores y Cultivos declarados de uso ilícito” dice que cuando hay más incautaciones aumenta la presión para producir, como hay tanta demanda, si la policía logra incautar grandes cantidades, toca entonces cultivar más para responder a la demanda de cocaína.
El Acuerdo de Paz dice que se crearán condiciones de seguridad para las comunidades y los territorios afectados por los cultivos de uso ilícito. Ustedes han visitado el país. ¿Han constatado que hay garantías de seguridad para las familias que defienden la sustitución?
Thomas F. Mortensen: Es una situación muy triste, los pequeños productores de hoja de coca formaron un colectivo llamado COCCAM [Coordinadora Nacional de Cultivadores de Coca, Amapola y Marihuana ] y se dedicaron a promover la sustitución de cultivos, recordemos que hablamos de números grandes, hablamos de 99 mil familias, entonces un gobierno o un estado débil no puede negociar con tantas familias, por eso un colectivo -como COCCAM- es necesario para dialogar sobre esas políticas de Estado. Pero ahora resulta que las políticas de sustitución van en contra de intereses fuertes a nivel local, de esos nuevos actores armados que han llegado; entonces [los cultivadores] son un objetivo militar porque promueven el abandono de esos cultivos en de intereses económicos muy fuertes y contra grupos violentos.
Entonces, es muy triste decir que esos líderes valientes, promoviendo políticas de Estado, están siendo asesinados por esos grupos. Unos 58 líderes de COCCAM han sido asesinados desde inicios de 2017, son cifras bastante altas. Y a nivel local el ambiente es tenso, porque los vecinos, otros cultivadores están molestos porque esas vidas promovían políticas y decían que el Estado esta vez sí iba a cumplir y el Estado no está cumpliendo y llegan otros actores… Es una situación compleja y triste.
Otro aspecto en relación al punto 4 es combatir las estructuras criminales del narcotráfico y lavado de activos. ¿Qué creen ustedes que debería hacer la Unión Europea al respecto? Y ¿qué mecanismos pueden poner en marcha ustedes como organizaciones europeas para exhortar al control de las finanzas procedentes del narcotráfico?
Thomas F. Mortensen: Es un tema importante porque pensamos que sin este lavado de dinero, el narcotráfico no sería tan atractivo para mucha gente. Se habla de que aproximadamente el 1% de la riqueza de la Unión Europea está relacionado con el lavado de dinero, son montos grandes; y muchos funcionarios de la UE reconocen que, aunque han tenido iniciativas para el tema del lavado de dinero pues son medidas insuficientes, y todavía hay un secretismo muy fuerte en los bancos, y la UE no tiene los dientes para obligar a los bancos a compartir esta información para permitirles investigar casos de lavado de dinero. Entonces digamos que la responsabilidad es compartida.