«Claro, es una pequeña gota en el mar para nuestra familia ya que Matthew nunca regresará a nosotros, pero es un paso gigantesco para la causa. Sólo podemos esperar que en el futuro la policía se lo piense dos veces antes de disparar y sea más responsable en el cumplimiento de su deber».

Estas palabras fueron pronunciadas por Simone Grant, la hermana de Matthew Lee, después de que seis oficiales de la Policía de Jamaica Constabulary Force, la policía jamaicana, fueran acusados de asesinato el 16 de agosto.

Matthew fue asesinado el 12 de enero de 2013 en la capital, Kingston, a la salida de una comisaría de policía a la que había ido a conocer las condiciones de su libertad condicional.

Fueron necesarios seis años y medio y no sabemos cómo va a ir el juicio.

Pero si Simone habla de un «gran salto adelante», es porque en este caso el muro de impunidad del que se ha beneficiado la policía jamaicana durante décadas podría al menos romperse, libre para matar a cualquiera, especialmente a los niños de los barrios pobres de las afueras de Kingston.


Traducido del italiano por Estefany Zaldumbide