El 6 y el 9 de agosto marcan 74 años desde el bombardeo atómico de Hiroshima y Nagasaki, en el que una sola bomba arrojada en cada ciudad causo la muerte de 146 000 personas en Hiroshima y 80 000 en Nagasaki. Hoy en día, con la decisión de los Estados Unidos de abandonar el tratado de 1987 de Fuerza Nuclear de Alcance Intermedio (FNI) negociado con la Unión Soviética, nos encontramos una vez más mirando al abismo de uno de los desafíos nucleares más peligrosos desde el apogeo de la Guerra Fría.
Con una cuidadosa verificación e inspección, el tratado FNI eliminó toda una gama de misiles que amenazaban la paz y la estabilidad en Europa. Ahora los Estados Unidos están abandonando el tratado sobre la base de que Moscú está desarrollando y desplegando un misil con un alcance prohibido por el tratado. Rusia niega los cargos y acusa a Los Estados Unidos de violar el tratado. Los Estados Unidos rechazaron las repetidas peticiones de Rusia de resolver las diferencias con el fin de preservar el tratado.
La retirada de Estado Unidos debe verse dentro del contexto de las provocaciones históricas a la Unión Soviética, ahora Rusia, por parte de los Estados Unidos y las naciones bajo el “paraguas” nuclear norteamericano en la OTAN y el Pacífico. Los Estados Unidos y Rusia han estado llevando a cabo esta carrera por las armas nucleares desde el amanecer de la era nuclear.
—En 1946 Truman rechazó la oferta de Stalin de entregar el arma a la recién creada Naciones Unidas para que permanezca bajo supervisión internacional; luego de lo cual los rusos hicieron su propia bomba.
–Regan rechazó la oferta de Gorbachev de renunciar a Star Wars como condición para que ambos países eliminaran todas sus armas nucleares cuando el muro cayó y Gorbachev liberó toda Europa Oriental de la ocupación soviética, milagrosamente, sin un disparo.
—Los Estados Unidos empujaron a la OTAN directo hacia las fronteras rusas, a pesar de las promesas hechas cuando el muro cayo de que la OTAN no se expandiría ni un centímetro dentro de una Alemania unificada
–Clinton bombardeó Kosovo pasando por alto el veto de Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU y violando el tratado de la ONU que firmamos para nunca entablar un conflicto bélico en contra de otra nación a menos que este bajo ataque inminente.
–Clinton rechazó la oferta de Putin de disminuir nuestros arsenales nucleares masivos a 1000 bombas cada uno y llevar el resto a la meza para negociar su eliminación, siempre y cuando dejáramos de desarrollar bases de misiles en Rumanía.
–Bush abandonó el Tratado de Misiles Antibalísticos de 1972 y colocó una nueva base de misiles en Rumania con otra que se abrirá pronto en Polonia bajo el mandato de Trump, justo en el patio trasero de Rusia.
–Bush y Obama bloquearon cualquier discusión en el 2008 y 2014 acerca de la propuesta china y rusa para la prohibición de las armas espaciales en el Comité para el Desrame en Ginebra.
–Obama rechazó la oferta de Putin para negociar un tratado para prohibir la guerra cibernética.
–Ahora Trump abandona el tratado FNI.
–Desde Clinton hasta Trump, los Estados Unidos nunca ratificaron el Tratado de Prohibición Completa de Pruebas de 1992 como lo ha hecho Rusia, y han realizado más de 20 pruebas subcríticas subterráneas en la tierra santificada de los shoshones occidentales en el área de pruebas de Nevada. Dado que el plutonio explota con químicos que no causan una reacción en cadena, los Estados Unidos afirman que estas pruebas no violan el tratado.
–Obama, y ahora Trump, prometió más de un billón de dólares para los próximos 30 años para dos nuevas fábricas de bombas nucleares en Oak Ridge y Kansas City, así como nuevos submarinos, misiles, aviones y ojivas.
¿Qué ha tenido que decir Rusia sobre estas afrentas de Estados Unidos a la seguridad internacional y a los tratados negociados? Putin en su discurso sobre el Estado de la Nación en marzo de 2018 dijo:
«Hablaré de los nuevos sistemas de armas estratégicas rusas que estamos creando en respuesta a la retirada unilateral de los Estados Unidos de América del Tratado sobre Misiles Antibalísticos y al despliegue práctico de sus sistemas de defensa antimisiles tanto en los Estados Unidos como más allá de sus fronteras nacionales.
Me gustaría hacer un pequeño viaje al pasado reciente. En el año 2000, los Estados Unidos anunciaron su retirada del Tratado de Misiles Antibalísticos. Rusia estaba categóricamente en contra de esto. Vimos que el Tratado ABM (por sus siglas en inglés) entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, firmado en 1972, era la piedra angular del sistema de seguridad internacional. Bajo este tratado, las partes tenían derecho a desplegar sistemas de defensa contra misiles balísticos sólo en una de sus regiones. Rusia desplegó estos sistemas alrededor de Moscú y Estados Unidos alrededor de su base terrestre ICBM de Grand Forks. Junto con el Tratado sobre la reducción de las armas estratégicas, el Tratado ABM no sólo creó una atmósfera de confianza, sino que también impidió que cualquiera de las partes utilizara imprudentemente armas nucleares, lo que habría puesto en peligro a la humanidad, ya que el número limitado de sistemas de defensa contra misiles balísticos hacía que el posible agresor fuera vulnerable a un ataque de respuesta.
Hicimos todo lo que pudimos para disuadir a los estadounidenses de retirarse del tratado.
Todo en vano. Los Estados Unidos se retiraron del tratado en 2002. Incluso después de eso, intentamos desarrollar un diálogo constructivo con los estadounidenses. Propusimos trabajar juntos en esta área para aliviar las preocupaciones y mantener la atmósfera de confianza. En un momento dado, pensé que era posible llegar a un compromiso, pero no fue así. Todas nuestras propuestas, absolutamente todas ellas, fueron rechazadas. Y entonces dijimos que tendríamos que mejorar nuestros modernos sistemas de ataque para proteger nuestra seguridad.»
A pesar de las promesas hechas en el Tratado de No Proliferación (TNP) de 1970 de que los cinco países con armas nucleares – Estados Unidos, Reino Unido, Rusia, Francia y China – eliminarían sus armas nucleares, mientras que todas las demás naciones del mundo prometieron no conseguirlas (a excepción de India, Pakistán e Israel, que también adquirieron armas nucleares), todavía hay casi 14.000 bombas nucleares en el planeta. Todos menos 1.000 de ellos están en Estados Unidos y Rusia, mientras que los otros siete países, incluyendo Corea del Norte, tienen alrededor de 1.000 bombas entre ellos. Si Estados Unidos y Rusia no pueden resolver sus diferencias y cumplir las promesas hechas en el TNP de eliminar sus armas nucleares, el mundo entero seguirá viviendo bajo lo que el presidente Kennedy describió como una Espada de Damocles nuclear, amenazada con sufrimiento humanitario catastrófico inimaginable y destrucción.
Para evitar una catástrofe nuclear, en 2017, 122 países adoptaron un nuevo Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares (TPNW). en este se pide que se prohíban las armas nucleares de la misma manera que el mundo prohibió las armas químicas y biológicas. El tratado de prohibición proporciona una vía para que los Estados poseedores de armas nucleares se unan y desmantelen sus arsenales bajo una verificación estricta y efectiva. La Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares, que recibió el Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos, está trabajando para que el tratado entre en vigor al inscribir a 50 naciones para que ratifiquen el tratado. Hasta la fecha, 70 países han firmado el tratado y 24 lo han ratificado, aunque ninguno de ellos son países con armas nucleares o países aliados de Estados Unidos bajo el paraguas nuclear.
Con esta nueva oportunidad para finalmente prohibir la bomba y acabar con el terror nuclear, contemos la verdad sobre lo que ocurrió entre los Estados Unidos y Rusia que nos llevó a este peligroso momento y pongamos la responsabilidad en el lugar que le corresponde; de abrir un camino para la paz y la reconciliación verdaderas, de modo que nunca más nadie en nuestro planeta se vea amenazado con las terribles consecuencias de la guerra nuclear.
Aquí hay algunas cosas que puedes hacer para prohibir la bomba:
- Apoyar el llamamiento de ICAN Cities para que se pronuncie a favor del tratado de prohibición.
- Pedir a un miembro del Congreso que firme la Petición Parlamentaria de ICAN.
- Pedir a los candidatos presidenciales de Estados Unidos que se comprometan a apoyar el Tratado de Prohibición y a recortar los gastos del Pentágono.
- Apoyar la campaña Don’t Bank on the Bomb Campaign para ya no invertir en armas nucleares
- Apoyar la campaña de Code Pink llamada Divest From the War Machine (desinviertan en la guerra)
- Distribuir Warheads To Windmills, How to Pay for the Green New Deal el cual es un nuevo estudio que aborda la necesidad de prevenir los dos mayores peligros que enfrenta nuestro planeta: la aniquilación nuclear y la destrucción del clima.
- Firmar la petición de World Beyond War (Un Mundo Más Allá de la Guerra) y añada su nombre a esta nueva campaña crítica para hacer del fin de la guerra en nuestro planeta una idea cuyo tiempo ha llegado. worldbeyondwar.org
Alice Slater, autora y defensora del desarme nuclear, es miembro de la Junta de World Beyond War, representante de una ONG de las Naciones Unidas de la Nuclear Age Peace Foundation y miembro de CODEPINK desde hace largo tiempo.
Traducción del inglés por Armando Yánez