Fronteras para los Derechos Humanos: migraciones y nuevos populismos

En el marco del curso de Verano de la Universidad Internacional de la Pau (artículo anterior) y en su sexto día de conferencias, se pudieron escuchar cinco ponencias en torno a temáticas como: refugiados en Europa; el recorrido en primera persona de un inmigrante ilegal; la Europa fortaleza: seguridad, inseguridad y fascismos, crecimiento de la extrema derecha y politización de la inmigración, las fronteras legales.

Génesis del proyecto Refugees Welcome

 

Pablo Alonso, activista de Refugees Welcome, En primer lugar,  señaló que la evolución del número de refugiados llegados a Europa se disparó a partir de 2014, siendo acogidos en algunos países europeos, pero sin cumplir ninguno de las cuotas acordadas por los países. De hecho, solo se dan un 24% de los derechos de asilo que se atienen, a la vez que hay 70 millones de refugiados en todo el mundo, explicaba. Además, la ley establece que las solicitudes de asilo tienen que ser atendidas al instante, paralizando toda medida de expulsión, y que en el mismo momento de la solicitud se tiene que iniciar el proceso. «Desgraciadamente se cometen irregularidades», añadía Pablo Alonso.

Los solicitantes admitidos en el programa de ayuda estatal reciben ayudas de alojamiento, manutención y asistencia sanitaria y es aquí donde entran en juego las entidades sociales como Refugees Welcome. Hay que recordar que el programa de ayuda estatal lo gestionan entidades sociales y que este proceso dura, como máximo, 18 meses.

Durante la fase 1 del programa de ayuda estatal, las personas refugiadas están alojadas grupalmente y tienen cubiertas las necesidades de manutención y tienen cobertura sanitaria, pero no reciben ayudas económicas. Durante la fase 2 reciben una ayuda económica variable que sirve para pagar el alquiler y los gastos de manutención, ropa y transporte. Para tener acceso a esta ayuda, necesitan un contrato de alquiler de habitación o de piso. Además, los gastos de manutención las tienen que justificar con facturas. Por eso se tan importando que tengan solución habitacional, y aquí es donde Refugees Welcome interviene. La fase 2, tiene una duración de 6 meses, que se puede prorrogar 6 meses más, por lo tanto el periodo máximo en el que las personas refugiadas reciben una ayuda económica directa es de un año.

Refugees Welcome lleva a cabo un proceso de contacto y comunicación entre las personas acogidas y las familias. Se plantea que son compañeros de piso, no madres y padres, que son acompañantes, no sustitutos de los profesionales y que no son los responsables, sino que trabajan por el enriquecimiento mutuo. Acoger refugiados es un deber de las instituciones, todo y el trabajo hecho por la sociedad civil. «Hace falta que le exigimos a la administración que actúe y que votemos en consecuencia», explicaba en última instancia Pablo Alonso.

Puntos de origen y punto de destino: El recorrido de la tragedia


Amadou Bocar Sam, de la Asociación por la Cooperación, la Inserción Social y la Interculturalidad y Medalla de Oro al Mérito Cívico 2018 del Ayuntamiento de Barcelona, explicó su historia que por el suyos rasgos  también lo llevó a formar parte de la ilegalidad. Hizo todo el recorrido desde África occidental hasta Francia y allá, a pesar de llegar en avión y el visado en orden, fue seguido y registrado por la policía francesa solo aterrizar. «Era sospechoso para ser el único negro de un avión», explicaba de modo serio.

Años más tarde, el 2011, cruzó la frontera con España y se instaló aquí, explicaba. A Europa construimos una escala de valor de los seres humanos, gente de primera y gente de segunda. No importa si se huye de una guerra, el hambre o la destrucción, no por eso se los dispensa mejor trato a los refugiados, continuaba Amadou Bocar.

Los jóvenes no tienen ninguna perspectiva de futuro a África, por la pobreza, por el expolio, por el mal gobierno. Por lo tanto, emigrar es una opción habitual por ellos. “Mucho dinero o una tumba muy lejos” es un lema que se puede sentir con frecuencia, cualquier cosa es mejor que quedarse en África y tener «una muerte lenta», explicaba el activista. Tenemos que entender las graves carencias que hay a África para comprender las causas de la emigración.

«Aun así, la inmensa mayoría de las migraciones se quedan a África, no hay ninguna invasión de Occidente», continuaba. Además, los jóvenes tienen muy poca información de los lugares donde van, solo los motiva encontrar una vida mejor. Según la ONU, el 2018 llegaron 53.269 refugiados, a Europa del sur, pero  murieron 1.492 en el trayecto. Y en este recorrido de la tragedia los niños son los más vulnerables, las víctimas de la explotación, los abusos, el hambre, etc.

Las redes familiares son muy importantes para explicar las migraciones. Pero sino, son acogidos en centros de internamiento, en acogidas humanitarias o, si no hay alternativa, en asentamientos improvisados. La situación es muy dura, pero hay muchos pocos retornos. Además, en los países de origen los reciben fríamente: «¿Por qué has vuelto? ¿No lo has aguantado?», explicaba el activista. Se tiene que ser consciente de las causas de las migraciones y entender nuestras responsabilidades. También hay que luchar contra los rumores, es un deber que tenemos, explicaba para concluir Amadou Bocar.

La frontera Europa

La ponencia de Simona Skrabec, llena de referencias literarias, empezó con un recordatorio del accidente de Germanwings, metáfora que explicaba como el ímpetu de una persona que necesitaba ayuda acabó provocando un accidente mortal.
Pero, a pesar de este grave accidente, los jóvenes europeos no tienen problemas al viajar y moverse por Europa, no experimentarán los problemas que la gente no-europea experimenta, puesto que se ha definido un espacio interno seguro y un espacio exterior inseguro, explicaba la profesora.La primera y la segunda guerra mundial enmudecieron a los europeos, las experiencias dejaron de compartirse y la capacidad de imaginar y entender otros espacios y personas desapareció, continuaba la profesora, sin querer entrar en romanticismos. Todo y las esperanzas después de la caída del muro de Berlín, las fronteras han vuelto a surgir a Europa.Las diferencias entre el norte y el sur también existen en la Europa actual. Ibiza, por ejemplo, se ha convertido en un espacio turístico que poca relación guarda con la isla que visitó Walter Benjamin el 1932. El sur europeo se ha enfocado al turismo, pero las diferencias sociales con el norte han generado una reacción contraria contra quienes venden «del sur del sur». «Turismo y deprisa migratorios se mezclan constantemente», comentaba Simona Skrabec.

Lo importante, pero, es ver como cruzamos estas fronteras diferenciadas y hacerlo entendiendo que no pasamos en espacios salvajes, desconocidos o peligrosos. Las diferencias dentro de la misma Europa nos han construido tal y como somos, nos han hecho creativos, trabajadores, educados, aventureros. También queremos evitar la comodidad y el aburrimiento. En cambio, pero, esta Europa que quería explorar, actualmente se está cerrando detrás lo Mediterráneo, un gran cementerio. Hay un miedo de contagio, un miedo que puede ser el brote de un nuevo fascismo. El eterno retorno del fascismo lo hemos podido ver en Holanda, un país que era tanto tolerante, y que ya ha caído en manos de la ultraderecha.

Wittgenstein dijo que el mundo de un hombre feliz no es el mismo mundo que el de un hombre infeliz, una metáfora que se pregunta cómo podemos ser felices detrás la fortaleza Europa que estamos construyendo, concluía Simona Skrabec.

El discurso populista de la inmigración: hacia una política de espejismos

 

El primer tema al que hizo referencia Blanca Garcés, investigadora del CIDOB,  es cómo en el momento actual los partidos tradicionales están menguando, mientras que los partidos de extrema derecha están en auge. Partidos conservadores, liberales, republicanos o socialdemócratas pierden votos y nueces partidos los ganan, en especial de la ultraderecha, pero también de los verdes. «Es una polarización creciente y también una politización creciente de la inmigración», explicaba Blanca Garcés.

En referencia al título de la ponencia, la investigadora explicó que estamos viendo políticas simbólicas, pero no efectivas. En los casos de Hungría o Bulgaria los discursos de extrema derecha anti-inmigración se han convertido en hegemónicos gracias a los gobiernos y los medios de comunicación predominantes. «Se tiende a hablar de fake news e injerencias rusas, pero la realidad es que los rumores y los discursos xenófobos provienen de los mismos gobiernos occidentales», afirmaba Blanca Garcés.

Con políticas simbólicas damos respuesta a hechos que no se adaptan a la realidad, continuaba. Nos pensamos que en un mundo globalizado como el nuestro puede haber cero inmigraciones. Los populismos proponen soluciones fáciles a problemas muy complejos y restringimos las fronteras en vez de regular las rutas migratorias y la movilidad, que es una cosa normal en nuestro mundo.

Actualmente se asume que las políticas de integración y multiculturalidad han fracasado, pero no es cierto. «Las cifras indican éxito a pesar de la crisis económica, la privatización o la reducción del gasto público», afirmaba. Cuando hablamos de crisis de los refugiados en realidad estamos hablando de una crisis de solidaridad. No hay acuerdo entre los países europeos sobre cómo gestionamos esta crisis. Las políticas simbólicas dan respuesta a miedos, a una “supuesta” demanda de soluciones por parte de la ciudadanía, continuaba la investigadora. Quieren dar sensación de seguridad, pero detrás suyo hay todo un negocio millonario creciente, concluía Blanca Garcés.

La subcontratación de la vigilancia de las fronteras de la Unión Europea: los casos del Marruecos, Argelia, Libia y Turquía


La ponencia de Cristina Mas, periodista y corresponsal del Diario ARA, sirvió para entender que no solo hay fronteras físicas y marítimas, sino también legales, que marginan a quienes llegan a Europa.

«De hecho, las personas que creen la frontera no la dejan atrás, sino que cargan durante toda su vida el hecho de ser migrantes y los prejuicios que esto comporta», explicaba, para empezar, Cristina Mas. Hablamos de como las fronteras europeas actuales, tan marítimas como terrestres, están siendo patrulladas por fuerzas militares. También hay toda una red de fronteras legales que no se paran una vez los refugiados obtienen el derecho de asilo. Los procesos de movimiento son controlados gracias a nuevos sistemas informáticos y tecnologías, las cuales almacenan datos personales de todos nosotros. «Todas estas fronteras sirven para construir una de más importante: la frontera mental», explicaba la periodista.

Respecto a los casos del Marruecos, Argelia, Libia y Turquía, los tratados con la Unión Europea o los países europeos, fomentan la presencia de campos de refugiados. La situación es muy grave y las fuerzas de seguridad hacen vareos muy violentos cada cierto tiempo para echarlos del país. Las personas refugiadas viven en estos espacios sin las necesidades más básicas cubiertas y se arriesgan a enfermar, pasar hambre, ser objeto de violencia o sufrir abusos.

El reportaje «37 vidas segadas al mediterráneo» pretendió poner nombre y apellidos a un naufragio de refugiados, como herramienta para entender las motivaciones y la situación de la gente a sus lugares de nacimiento. La mejora de la situación en los países de origen no depende solo de su población, que es reprimida con brutalidad en cualquier protesta, sino de la implicación de actores europeos comprometidos. «También en los países de paso como Argelia o Libia la presencia de dictadores o guerrillas no servirá para parar los flujos migratorios, que continuarán», concluía con rotundidad, Cristina Mas.