Multipolaridad o unipolaridad; integración en paridad o alineamiento disciplinado, relaciones internacionales de complementación o de sometimiento. Caminos que se abren para Argentina en la arena internacional, según qué opción política resulte electa en los próximos comicios.
Las elecciones nacionales son un alto en el camino para decidir qué vía tomar. Mientras que la alianza oficialista de Macri ahora denominada “Juntos por el Cambio” plantea hacer lo mismo pero más rápido, es decir mayor liberalización de la economía, sujeción a Estados Unidos y al FMI, endeudamiento externo desmesurado, favorecimiento a grandes bancos y corporaciones económico-financieras internacionales en desmedro del pueblo argentino; el Frente de Todos, encabezado por Alberto Fernández y Cristina Kirchner, establece ya en su plataforma electoral impulsar “una política exterior al servicio de un modelo de desarrollo que contemple el bienestar de las mayorías”, la integración regional y la relación estratégica con los países vecinos y la promoción de la multipolaridad en defensa del derecho internacional, marcando una clara diferencia en la orientación internacional. Un mundo complejo como el que afrontamos cuando ya está finalizando la segunda década del siglo XXI requerirá de suma lucidez y decisión política.
En el orden internacional la guerra comercial entre Estados Unidos y China puede generar una nueva gran depresión global. Las sanciones económicas mediante barreras arancelarias, disputas monetarias (el yuan ha llegado a su punto más débil en la última década), entre las dos mayores potencias, pueden afectar enormemente las economías nacionales de los países en desarrollo. Por tanto, el futuro gobierno deberá considerar seriamente cómo proteger a su pueblo en este mundo inestable, y cómo ubicarse frente a Estados Unidos. Pero también será imprescindible planificar cómo establecer relaciones de cooperación con Rusia y China en tanto potencias políticas, económicas y militares, para no ver afectadas las condiciones de vida de los trabajadores y las posibilidades de crecimiento de su economía.
En esa estrategia, la defensa de los recursos naturales (petróleo, agua dulce, minerales), se vuelve prioritaria en un contexto donde el desastre ecológico y el cambio climático convierten a América Latina en una zona privilegiada, en la mira de los grandes centros de poder globales.
A lo largo de estos cuatro años de la Alianza Cambiemos hemos asistido a la virtual paralización de la UNASUR, órgano que sirvió durante la primavera progresista en la región para defender las democracias, profundizar la integración soberana y potenciar la unidad política de Sudamérica. Ahora ya Argentina no forma parte de ese organismo. Por el contrario, con un signo claramente conservador y de alineamiento con Trump, los gobiernos neoliberales crearon Prosur (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay, y Guayana, casi los mismos que el Grupo de Lima).
Del mismo modo, se anunció recientemente con bombos y platillos el “acuerdo” de libre comercio, entre el Mercosur y la Unión Europea, el cual sólo puede entrar en vigor con la aprobación parlamentaria de los respectivos países. De lograrlo afectará enormemente el sector industrial y el trabajo nacional, solo favoreciendo al sector agropecuario concentrado. Se continúa profundizando la vía del libre comercio feroz, en sintonía con la línea establecida con la Alianza del Pacífico, de la cual el gobierno de Macri decidió también formar parte. Nada que festejar en ese sentido.
Es necesario saberlo hoy antes de tomar una decisión electoral: nos encontramos en un mundo hiper-conectado, donde nos acercamos cada vez más claramente a la primera civilización planetaria de la historia humana. No es indiferente la ubicación que tome un pueblo en el mapa global. Si elige por la opción que apunte a establecer relaciones internacionales de complementación, a la multipolaridad, aportando a la región y al mundo lo mejor y más progresivo de su pueblo, de sus capacidades humanas, pero garantizando siempre la dignidad en el trabajo, la salud, la educación y la calidad de vida fronteras adentro, defendiendo su soberanía y sus recursos naturales, otros vientos soplarán para lo que ojalá se esté convirtiendo en un nuevo amanecer para Latinoamérica.