Los estudiantes vuelven a tomar las calles este martes 13 de agosto.
En Rio de Janeiro, debimos estar entre casi 10 mil a 15 mil personas.
Aun bajo la lluvia, la protesta continuó desde la iglesia de la Candelária hasta la oficina central de Petrobrás en el centro de Río, un recorrido de 1 km más o menos.
En su mayoría eran estudiantes jóvenes, además estuvieron presentes partidos, sindicatos de profesores y otras entidades.
Se escogió la oficina central de Petrobrás como parada final del acto porque representa el punto central del golpe de estado (iniciado en 2016), ya que es la mayor compañía estatal del país que ha estado explotando una de las mayores reservas de petróleo del mundo. En el gobierno de Dilma Rousseff, se determinó que partes de las regalías petroleras de esta exploración serían destinadas a la educación y a la salud. Con el golpe, la decisión fue suspendida.
Con el nuevo gobierno de Bolsonaro la educación en todos los niveles está perdiendo recursos progresivamente, en especial las universidades que no tendrán condiciones para funcionar hasta fin de año a menos que la situación cambie.
El desprecio con el que se ha tratado a la educación y a la ciencia, con intenciones claras de un proceso de privatización de las universidades, hace que la defensa de estas instituciones públicas sea una urgencia para estudiantes, maestros y científicos por el futuro de nuestro país.
Traducción del portugués por Erika Rodriguez