Ivanir dos Santos es un babalawo (sacerdote del candomblé), doctorado en Historia por la Universidad Federal de Río de Janeiro, y una de las voces que luchan contra la intolerancia religiosa en el estado de Río de Janeiro. Creador de la Comisión de Combate a la Intolerancia Religiosa (CCIR), entidad que reúne representantes de diversas religiones, policías y miembros del sistema judicial, con el fin de registrar casos de intolerancia religiosa y crear mecanismos de contención de este tipo de violación a los derechos humanos.
Graduado en pedagogía, el académico y líder religioso encierra una historia digna de una película.
“Mi tesis se la dedico a una prostituta de la Praça Onze, una campesina de la ciudad de Campos, que llegó a Río en los años 50 como empleada doméstica y tuvo un hijo con un bahiano”, narra el babalawo Ivanir dos Santos.
“Ella se queda sola y tiene que prostituirse en la zona de los manglares para mantener a su hijo, convirtiéndose en Sônia da Mauriti. A los ocho años, ese niño es raptado y termina en Funabem. A los 14 años, ese muchacho regresa de nuevo a la plaza, un domingo de partido en el Maracanã, y al intentar encontrar a su madre, descubre que ella murió. La versión oficial deja constancia de que ella se echó alcohol sobre su cuerpo y se suicidó. Ese muchacho soy yo. A la edad adulta, él descubre que ella fue asesinada por un policía del escuadrón de la muerte de Olaria, y desde ese momento han pasado cuarenta años de lucha por los derechos humanos, contra el racismo y el genocidio. Todo tiene que ver con esta historia”. —Tesis de Ivanir dos Santos.
El estado de Río de Janeiro tiene un alto índice de casos de violencia religiosa, principalmente contra las religiones de matriz africana. Uno de los reflejos del racismo estructural que asola a Brasil. Según datos del Ministerio de la Familia, de la Mujer y de los Derechos Humanos, a través del dial 100, en 2017 hubo 537 casos de discriminación religiosa. Del 2011 hasta la segunda mitad del 2018 hubo un agudo aumento de 15 casos por año a 506. Un aumento de más de 3.270,00%.
“Este tipo de actitud no debería ser una excepción, pero por desgracia, encima de ser poco usual, son mucho más comunes los ataques de los cristianos a los templos y terreiros religiosos de origen africano que cualquier tipo de ayuda y empatía. Para mí, actitudes como las de la pastora Lusmarina son esenciales por dos motivos: primero, ella es una líder religiosa que influye en los fieles de su comunidad. Si los líderes religiosos asumiesen un discurso de tolerancia y respeto al prójimo, la intolerancia religiosa no existiría, puesto que la intolerancia se aprende dentro de las iglesias cristianas. Es decir ¿quién está enseñando a los fieles, sino el liderazgo de las iglesias? El segundo motivo es por el hecho de ser una solución. Explico, durante siglos los cristianos persiguieron, destruyeron y quisieron borrar las religiones de matrices africanas. Es así que, actitudes como la del reverendo Campos, apuntan a la retracción de una deuda histórica que nosotros, los cristianos, tenemos con la población negra en general. Recordando que los cristianos apoyaron la esclavitud, tuvieron esclavos y los obligaron a construir sus templos religiosos. Lamentablemente, el racismo estructural en el que vivimos fue ratificado en gran medida por el cristianismo”. — Simony dos Anjos en una entrevista para Pressenza. Simony es una científica social y miembro del colectivo evangélico por la igualdad de género.
Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, todo ser humano tiene derecho a la libertad religiosa. La religión ocupa un lugar importante en la vida de las personas, y el derecho de tener o no una creencia es algo que debe tomarse en cuenta al pensar en la calidad de vida de las poblaciones y los derechos a las libertades individuales.
Ivanir dos Santos es uno de los primeros en recibir el premio creado por el gobierno estadounidense, junto con otros tres líderes religiosos de diferentes partes del mundo.
“¡Juntos somos más fuertes! Y estoy convencido de que todos podemos creer en un país mejor para nuestros hijos, nietos, y bisnietos, considerando a la educación como transformadora, la justicia social como fuerza inclusiva y la convivencia pacífica como ejemplo para el mundo.”— Ivanir dos Santos.