La invención del mapa y la imposición de los territorios sobre las personas
En el marco del curso de Verano de la Universidad Internacional de la Pau (artículo anterior) y en su segundo día de conferencias, se pudieron escuchar cinco ponencias en torno a temáticas como: fronteras religiosas; culturales y en la representación artística; fronteras a la edad moderna; y fronteras alrededor de la problemática de identidad.
Las fronteras religiosas de la cristiandad: de la conversión del infiel a la civilización del bárbaro en el imperialismo colonial
La conferencia de Youssef El Alaoui, profesor de la Universidad de Ruan, tenía como objetivo ver las perspectivas globales del cristianismo y su relación con el Islam.
Uno de los principales aspectos que destacó el profesor de la Universidad de Ruan es la necesidad de entender que a la frontera siempre ha habido riqueza, incluso en la frontera religiosa entre el Islam y el Cristianismo. Esta frontera no es solo terrestre, como pasaba a la Península Ibérica, sino que el mismo Mediterráneo ejerce de frontera entre ambas religiones.
La desconfianza mutua y el desconocimiento sirvieron porqué desde la civilización cristiana se construyeran estereotipos negativos del Islam, algunos de los cuales todavía perduran hasta hoy en día. Aun así, el desconocimiento decreció gracias a la tarea de órdenes religiosas como la de los Jesuitas. Estos, instalados cómodamente en zonas fronterizas donde la autoridad imperial era más débil, fueron los primeros al interesarse por los textos religiosos musulmanes, con la voluntad de conocerlos para combatirlos. Estos son algunos de los aspectos e ideas tratados por el profesor Youssef El Alaoui durante su intervención.
Dibujar las fronteras. La cartografía como poder
La conferencia del profesor del Departamento de Historia y Moderna de la Universitat Autònoma de Barcelona, Òscar Jané se centró en las fronteras a la Edad Moderna, considerándolas el centro de poder de los estados modernos en construcción. A pesar de no ser un elemento natural, las fronteras pueden ser naturales si siguen una lógica de delimitación por parte de los Estados, explicaba. Una frontera sirve al hombre para poner límites en su espacio, cosa que a veces puede generar conflictos cuando las fronteras cortan experiencias vitales, aseguraba el historiador.
Más incisivo fue al hablar de la realidad francesa. En Francia las fronteras se consideran naturales y todos los territorios que forman parte del país no son objeto de revisión histórica. No hay una visión crítica que se pregunte cuál es el origen de la vinculación de territorios como Perpiñán o Estrasburgo con el Estado francés. A partir del siglo XIX, los libros de texto escolares hablaban de fronteras naturales, delimitadas entre el Rin, el Mediterráneo, el Canal de la Manga y el Atlántico. El Estado francés quería transmitir a los ciudadanos que ellos eran los garantes de la integridad territorial del país.
Este problema guarda relación con el «nacionalismo banal» que impregna todo nuestro espacio cotidiano, especialmente la frontera, explicó Òscar Jané. Hay muchas maneras de hacer visible el control sobre un territorio: la comida, los horarios, la bandera, la construcción de garitas, puentes o valles. Otro elemento son los monumentos a los caídos de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Monumentos de este tipo pueden encontrarse en todas las localidades francesas, pero al sur son especialmente numerosos, en pueblos donde llegaron a morir el 80% de los jóvenes.
Las conclusiones de Òscar Jané dejaron patente que la creación de diferencias y referentes estatales son fundamentales para construir las identidades nacionales de los Estados. La frontera es el coro ideológico y la razón de ser del Estado. Es la premisa esencial, una eclosión que va seguida del reconocimiento internacional entre estados. Es la manera de obtener legitimidad, explicaba en última instancia.
La imagen de la frontera en la representación artística. La creación de barreras mentales
La conferencia de Borja Franco, profesor de Historia del Arte a la UNED empezó con un interrogante: ¿Cómo pueden analizar un elemento como es la frontera los historiadores del arte? en la cual habló de fronteras imaginarias y religiosas partiendo de una premisa: los mapas son mentiras hechas visibles. Entendiendo los propósitos y exigencias de la sociedad y las representaciones creadas se puede llegar a entender como los cartógrafos de la época pretendían engañar a un posible espectador.
Sobre la historia de los mapas, Borja Franco explicó como los primeros mapas cambiaron con el Renacimiento, cuando el pensamiento de la sociedad viró hacia el androcentrismo. El objetivo de estos mapas era resolver problemas de fronteras, facilitar la gestión rural o el funcionamiento de la administración, etc., y esto generaba la creación de mapas, más o menos reales. Anteriormente, durante la Edad Mediana y la Edad Moderna los mapas perseguían la representación del otro más que no la representación fidedigna.
La conclusión final de Borja Franco fue directa: los mapas siempre han estado aperos del imperialismo. De hecho, en los siglos XVIII y XIX, los topógrafos viajaban con los ejércitos para delimitar los territorios reclamados en suelo africano, explicaba Borja Franco.
Del imperio araboislámico hasta la actualidad de un yihadismo sin fronteras
La conferencia de Luís Bernabé, experto en Islam de la Universidat de Alacante, plantea una clara premisa: las religiones crean fronteras con mucha más fuerza que la cultura. La primera frontera del Islam es el tiempo: antes de Mahoma, que significa en cero, es tiempo de ignorancia. La segunda frontera del Islam es la sangre, un estilo de sociedad tribal y familiar propio de la región arábiga. Estas fronteras sanguíneas definían a quién pertenecía cada tribu, explicaba Luís Bernabé.
Esto se explicaba con el origen de la religión islámica: que tiene lugar a La Meca, una ciudad de tráfico, cosmopolita. Pero Mahoma tuvo que huir a Medina, una ciudad árabe, de tribus, no cosmopolita como era La Meca. Y esto es el que lo llevó a convertir el Islam en una religión tribal, para convencer, continuaba el reconocido islamólogo.
Respecto a la expansión del Islam, Luís Bernabé explicó como en el Islam no se reconocen fronteras internas, puesto que hay un reconocimiento de compartir la misma religión, más allá de conflictos políticos. En el aspecto ofensivo, la Yihad era un elemento puramente defensivo, aclaró Luís Bernabé. La Guerra Santa contra territorios no islámicos estaba prohibida, pero, con el paso del tiempo, se deformó el concepto para justificar la expansión del Islam.
Acabando con un comentario de actualidad, el profesor Bernabé explicó que las autoridades islámicas actuales no reconocen la Yihad que pregona Estado Islámico, puesto que este requiere una provocación previa. De hecho, las autoridades religiosas del Islam se muestran muy recelosos de los jóvenes que han abrazado el Islam con fines violentos, denunciando su ignorancia respecto a las escrituras sagradas, concluyó Luís Bernabé.
La construcción imaginaria de la frontera. ¿Guetos o defensa de la identidad?
José María Perceval, reconocido profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona, en su ponencia, pretendía dar a conocer la historia del Sahel y el Magreb.
La primera idea expuesta por el profesor Perceval defendía que la civilización no nace solo en Mesopotamia, sino que nace a diferentes lugares del mundo en diferentes momentos. El Sahel es una de estas zonas. Poco explorada durante la antigüedad clásica, la llegada de los árabes creó nuevas rutas entre las ciudades del Sahel, a la vez que perjudicó a las monarquías existentes a la zona. Estas rutas comerciales de los siglos VIII y IX son las mismas que siguen los actuales migrantes hasta el Mediterráneo.
Desde entonces, el espacio del Sahel fue considerado por el mundo arabomusulmán como un lugar en el que obtener esclavos. Con la llegada de los portugueses en India se alteró el mapa del comercio a todo el Atlántico y, con el paso de los siglos, África entera fue conquistada y explotada por los países europeos generando inmensas desigualdades y conflictos que llegan hasta nuestros días.
Aun así, José María Perceval concluyó su ponencia con un mensaje optimista. La llegada de las redes sociales ha servido para unir a los ciudadanos del Sahel. Los jóvenes urbanos socializan, crean unidad y grupos, a pesar de no estar preparados para articular protestas fuertes. El papel del mundo occidental es esencial en la democratización de la zona. Habría que fomentar obras públicas e inversiones en la zona, impulsando la cooperación y el desarrollo, en vez de balcanizar (o señalizar) el territorio apoyando a dictadores. Wakanda, el país imaginario creado por el universo Marvel representa, según José María Perceval, una idea de progreso para los jóvenes de África.